Los salares no son yacimientos, son ecosistemas

Idioma Español
País Chile

En el contexto actual de crisis climática y ecológica, los salares han sido objeto de una creciente explotación para la extracción de litio, un mineral clave para las tecnologías renovables. Sin embargo, esta visión utilitaria de los salares como “yacimientos” ignora su importancia como ecosistemas únicos, frágiles y esenciales para la biodiversidad y el equilibrio ambiental.

Los salares, como el Salar de Atacama en Chile, son ecosistemas hipersalinos que albergan especies adaptadas exclusivamente a estas condiciones extremas. Un ejemplo son los flamencos andinos (Phoenicoparrus andinus), cuya dieta depende de los microorganismos presentes en estas aguas. Estudios han demostrado que cambios en los niveles de salinidad y agua, producto de la extracción de litio y agua, afectan directamente a estas especies. Según un informe de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), la extracción de recursos en los salares pone en riesgo su capacidad para sostener estas formas de vida (IUCN, 2022).

Además de su biodiversidad, los salares tienen un papel crucial en la regulación climática. Funcionan como sumideros de carbono y participan en el ciclo hidrológico de las regiones áridas. Un estudio publicado en Nature Communications (2020) revela que los ecosistemas de salares contribuyen a la captura de carbono y a la regulación de microclimas, destacando su valor más allá de su riqueza mineral.

El problema radica en la explotación intensiva y no regulada de estos ecosistemas. Como señala la bióloga chilena María Isabel Manzur: “Los salares no son minas, son ecosistemas, y su destrucción implica una pérdida irreparable para la biodiversidad y las comunidades que dependen de ellos.” Este enfoque extractivista, impulsado por la creciente demanda de litio, no considera los efectos acumulativos de la actividad minera en la estabilidad de los salares.

Es fundamental que las políticas públicas y la legislación ambiental reconozcan los salares como ecosistemas y no como simples depósitos de recursos. Esto implica implementar evaluaciones ambientales rigurosas, limitar la explotación a niveles sostenibles y fomentar alternativas tecnológicas menos destructivas.

Proteger los salares no solo es una cuestión ética, sino también una necesidad ecológica. Estos ecosistemas representan un baluarte frente al cambio climático y son el hogar de especies únicas que no pueden ser reemplazadas. Continuar tratándolos como yacimientos significará no solo la pérdida de biodiversidad, sino también de servicios ecosistémicos esenciales para la vida en el planeta.

Fuente: Werken Rojo

Temas: Extractivismo, Tierra, territorio y bienes comunes

Comentarios