Las muchas contradicciones de celebrar la COP13 en Cancún

Idioma Español
País México

Es irónico que nos reunamos en Cancún para la COP13, puesto que esta zona, más que cualquier otra del mundo, muestra lo peor de los impactos del desarrollo turístico sobre la biodiversidad. El continuo de más de 500 hoteles en Cancún está construido a lo largo del Sistema de Arrecifes Mesoamericano, el segundo más grande del mundo.

Antes del desarrollo iniciado en los años setenta, esta era un área de selvas y manglares, y por supuesto de blancas arenas que los inversionistas sabrían usar para atraer las multitudes. El desarrollo turístico pavimentó y enterró los manglares a lo largo de la costa, incluida la bellísima arena, que tuvo que ser sustituida con millones de metros cúbicos de los bancos cercanos de arenas marinas, en contra de la resistencia local.

La precipitada construcción de complejos hoteleros, campos de golf, carreteras, cloacas y el resto de infraestructura ha producido contaminaciones de diversos tipos. “Cada año, más de 14 mil toneladas de heces se filtran a los suelos, mientras que más de 11.2 millones de metros cúbicos de aguas negras ensucian los mantos freáticos a consecuencia del manejo ineficaz que hace Aguakan, en el municipio de Benito Juárez”. (Publicado en Rivera Maya News, 2015, ver abajo). Aguakan es la empresa responsable del agua potable en la zona. Muchas de las aguas residuales no se tratan adecuadamente y terminan en las lagunas. No sorprende que estos afluentes de Cancún también estén impactando la barrera de corales mesoamericana. Cancún también produce enormes cantidades de basura, parte de la cual termina en rellenos cercanos a comunidades pobres donde vive gente de toda la región peninsular, que va llegando por la posibilidad de encontrar trabajo en los hoteles. Las toxinas de esta basura se filtran hacia los manglares y lagunas.

Pero tal vez los peores abusos son los que sufren las comunidades indígenas. Sitios arqueológicos famosos como Tulum y Chichén Itzá reciben más de un millón de turistas por año. Son muy importantes en el programa Mundo Maya, con el cual el gobierno promueve la noción del turismo sustentable y resalta la supuesta participación de las comunidades locales. Sin embargo, al parecer los pueblos locales, que tienen derechos territoriales derivados de antiguos sistemas de propiedad colectiva de la tierra, como los ejidos, son víctima de desalojos violentos por los proyectos de desarrollo. Como ejemplo, un conflicto de tierras en Tulum, narrado por un miembro de una comunidad maya:

Aunque el juzgado en asuntos agrarios sentenció en favor los derechos ejidales, y anuló los títulos de propiedad de los empresarios, los desalojos, la impunidad y la corrupción siguen adelante en Tulum. Ya sufrimos la muerte de uno de los abogados que defienden a los ejidatarios, 19 de los cuales fueron encarcelados injustamente. También tenemos amenazas de muerte, desapariciones, tortura de mujeres y vemos la complicidad abierta de las autoridades, desde los gobernadores de los estados a los jueces. Mientras, las tierras de los desalojados son “resguardadas” por la policía municipal y estatal para que nadie regrese.

Cancún, entonces, es el escenario perfecto para confrontar las contradicciones de nuestro mundo, con la destrucción de la biodiversidad debido al desarrollo turístico, y la violencia dispensada a las comunidades indígenas y locales que insisten en defender sus derechos en un mundo como este, especialmente ante la realidad del cambio climático.

Por Helena Paul, EcoNexus

Consultar: aquí y aquí

Developing pollution problems due to tourism in Cancún, Mexico: aquí

“Ending a Touristic Destination in Four Decades: Cancún’s Creation, Peak and Agony” por Elva Esther Vargas Martínez, Marcelino Castillo Nechar y Felipe Carlos Viesca González, en International Journal of Humanities and Social Science; Vol. 3 No. 8 [Special Issue –April. 2013]. En línea: aquí (pdf)

Temas: Crisis climática, Megaproyectos

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