Las dioxinas aparecen para testificar que no hay Soberanía Alimentaria
Durante este invierno del 2011 hemos sido testigos de una nueva ‘crisis alimentaria’, como así describen las autoridades a las situaciones de riesgo para la salud de las y los consumidores. ¿Qué nos enseña está crisis? Como vemos en este recopilatorio de textos y declaraciones al respecto, tenemos un problema que, nuevamente, es consecuencia lógico de un modelo productivo intensificado bajo un marco político neoliberal.
Las dioxinas llegan a la mesa…
«El escándalo de los alimentos contaminados con dioxinas del productor Harles & Jentzsch de Uetersen lanza muchas preguntas al aire: ¿Cómo puede ser, que los desechos de la industria (…) lleguen a utilizarse como alimento para animales? ¿Porqué pueden esos desechos venenosos aparentemente sin controles suficientes venderse libremente en el mercado, para acabar aterrizando a través de la industria de pienso para animales y la agroindustria sobre las mesas de las y los consumidores alemanes -en huevos, leche o carne?»[i]
«Una vez más, el alimento para animales contaminado está amenazando la salud de las y los consumidores. El sistema de control es demasiado laxo y las políticas de información son un desastre. El último susto con las dioxinas muestra que las autoridades han aprendido muy poco de los escándalos de seguridad alimentaria del pasado.
«Bélgica, primavera de 1999: Inspectores encuentran altos niveles de dioxinas y otras toxinas en los huevos. Una empresa de reciclaje de aceite y grasa ha suministrado grasa que contenía altos niveles de dioxinas y la sustancia tóxica ha pasado a los pollos, cerdos, y ganado- y por tanto también a los estómagos de las y los consumidores alemanes. Las pérdidas se cuentan por billones. El ministerio de salud alemán estaba indignado con Bélgica y la Unión Europea anunció cambios drásticos.
«Alemania, invierno de 2011. Los huevos permanecen sin ser vendidos en las estanterías de los supermercados. (…) Las autoridades cierran cerca de 5.000 granjas y ordenan la destrucción de cientos de huevos. Unas 15.000 toneladas de comida estaban contaminadas por grasa suministrada por un productor de Uetersen cerca de Hamburgo.»[ii]
«El incidente comenzó con una mezcla de ácidos grasos, destinados a usos técnicos (como el procesado de papel), con grasa vegetal, que se emplea en la producción de piensos compuestos para animales. Estos ácidos grasos estaban contaminados con dioxinas, de forma que las dioxinas terminaron en los piensos compuestos. La causa de la contaminación por dioxinas todavía es desconocida. Las autoridades alemanas iniciaron una investigación para determinar cómo fueron mezclados los ácidos grasos contaminados con la grasa vegetal, teniendo en cuenta que los ácidos grasos no estaban destinados a la producción de grasa para piensos»[iii]
«Las dioxinas son compuestos tóxicos que se forman como resultado de los procesos químicos e industriales, como la fabricación de sustancias químicas pesticidas, acero, pintura y pulpa y blanqueador de papel. Pero también surgen de las emisiones y la incineración de combustibles. La principal fuente de dioxinas en el alimento para consumo humano es la contaminación del forraje. Cuando el ganado, los pollos, los cerdos o los mariscos son alimentados con forraje contaminado, las toxinas se absorben en sus tejidos adiposos y los productos que de estos animales, como leche, carne, pescado y huevos (y sus derivados) resultan la fuente principal de contaminación para el ser humano.
…Y son un veneno para nuestra salud
«Algunos estudios indican que estas sustancias contribuyen a un incremento de las tasas de cáncer y producen daños a los sistemas inmunológico y reproductivo, incluyendo una disminución en el conteo de esperma, además de tener un efecto durante el embarazo.»[iv]
«La preocupación de equipos médicos y epidemiológicos se centra en los compuestos químicos tóxicos y persistentes que se almacenan en el cuerpo humano. Nuestro organismo se ha convertido en un depósito de residuos industriales, pesticidas agrícolas, metales pesados y otras sustancias orgánicas como las dioxinas, de origen muy diverso.»[v]
“El problema de las dioxinas es que se eliminan muy lentamente por la orina y las heces, ya que tienen entre siete y once años de vida media, es decir, cuanto pasa este tiempo se han eliminado la mitad de las acumuladas en el tejido adiposo, detalla Rodríguez Farré.»[vi]
«La portavoz de Foodwatch, una organización en defensa de las y los consumidores, explica que el problema es a largo plazo. “No te vas a caer muerto tras comer tres huevos contaminados con dioxina” dice, “pero el cuerpo las acumula y su concentración aumenta el riesgo de padecer un cáncer con el paso del tiempo”.»[vii]
Mala reglamentación…
«Harles und Jentzsch, la compañía de reciclaje de aceite y grasa de las afueras de Hamburgo en el centro del escándalo es un ejemplo fundamental de lo que sucede cuando los sistemas de producción mantienen bajos estándares. Es asombroso que un suministrador de alimentos para animales esté manejando grasas que se supone que no están destinadas a la cadena alimentaria (…) Aparentemente era un negocio lucrativo, porque la grasa técnica es tres veces más barata que la alimentaria.(…) Sobre la presencia de estas grasas el responsable dijo que su compañía mantenía una producción paralela para la industria del papel. Preguntado porque esta parte del negocio no se mencionaba en la página web de la empresa dijo a Spiegel:”Es difícil de decir, por el momento.”»[viii]
«La Comisión Europea se plantea reglamentar las actividades de producción de complementos alimentarios destinados al ganado para acabar con las reiteradas contaminaciones accidentales por dioxina que se producen en la Unión Europea, según han indicado fuentes oficiales.»[ix]
«”Nunca deberían estar juntas unas grasas para fines industriales con las de elaboración de piensos. Es increíble que tras el incidente de Bélgica en 1999, similar al de Alemania sigamos así. Entonces se desviaron aceites industriales al pienso y no se hizo nada, ni siquiera se ha realizado un estudio epidemiológico a la gente expuesta”, explica el médico Eduardo Rodríguez Farré, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona, dependiente del CSIC.»[x]
«La crisis de la dioxina -(Bélgica año 1999)- ha demostrado la falta de coherencia del marco actual para la adopción de medidas de salvaguardia en respuesta a un riesgo detectado para la salud de los consumidores.»[xi]
… O mal modelo alimentario. Las dos cosas.
«Analizar la contaminación de dioxinas en Alemania nos da muchas pistas. Cojan una lupa, por favor. Advertirán que la contaminación de una única fábrica de piensos podría conllevar riesgo sanitario para muchas personas. Es decir, la lupa nos permite visualizar que este sistema de producción ha perdido su autosuficiencia.
«Las granjas industriales de cerdos, vacas o gallinas ya no se alimentan con las materias primas de la misma finca o de fincas cercanas, sino que funcionan totalmente desintegradas de la tierra y el territorio donde se instalan. Necesitan –son 100% dependientes– alimentos a modo de pienso que llegan del exterior.
Además, el modelo político neoliberal ha favorecido una gran concentración del poder en este punto de la cadena alimentaria, y son muy pocas las empresas que controlan todo el mercado de piensos para ganadería. Así, una sola partida de piensos en mal estado contamina a millones de animales. Un dato: una única empresa controla casi el 20% del pienso que se produce en España.
«En suma, hay que poner límites a una ganadería intensiva con la que sólo ganan las grandes corporaciones de la alimentación”.»[xii]
Los extractos utilizados están tomados de los siguiente medios, aunque en algunos de ellos, hemos modificado el lenguaje de género para hacerlo igualitario.
Fuente: Revista Soberanía Alimentaria
[i] Boletín de Prensa de Salva la Selva (Rettet den Regenwald) en Alemania 4 de enero de 2011
[ii] Der Spiegel 1 de octubre de 2011
[iii] Agencia Española de Seguridad Alimentaria 23 de febrero de 2011
[iv] BBC World, 7de enero de 2011
[v] La Vanguardia, 12 de enero de 2011
[vi] La Razón, 4 de febrero de 2011
[vii] Euronews, 7 de enero de 2011
[viii] Der Spiegel 1 de octubre de 2011
[ix] El periódico, 11 de enero de 2011.
[x] La Razón, 4 de febrero de 2011
[xi] Libro blanco sobre Seguridad alimentaria UE, referido a la crisis de las dioxinas en Bélgica 12 de enero de 2000
[xii] Gustavo Duch, Público, 29 de enero de 2011