La farsa del arroz dorado transgénico
La FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos) de Estados Unidos, acaba de declarar que el arroz dorado transgénico, del cual sus promotores alegan que solucionaría la falta de vitamina A de los más pobres, no presenta cualidades nutricionales que se puedan etiquetar como beneficios a la salud.
Los defensores de los transgénicos, como Bolívar Zapata y otros científicos amigos de las trasnacionales, enarbolan el llamado arroz dorado como el arquetipo del transgénico bueno. Esto pese a que este arroz manipulado para contener provitamina A, después de dos décadas, varias versiones y cientos de millones de dólares en investigación no existe en la realidad agrícola: sólo hay versiones de laboratorio que no logran llegar a un nivel mínimo de aporte de provitamina A, además de varias otras dificultades, como bajo rendimiento y que produce plantas atrofiadas. ( aquí)
En un reciente artículo, Allison Wilson y Jonathan Latham, de Independent Science News, explican que la idea central del arroz dorado es que aporte betacaroteno (precursor de la vitamina A), por tanto la afirmación de la FDA es una grave fractura en este proyecto que todo el tiempo revela nuevas fallas. ( aquí)
La afirmación de la FDA se dio en respuesta a una solicitud del Instituto Internacional de Investigación del Arroz (IRRI) en Filipinas, que considerara el evento GR2E para su importación a Estados Unidos. IRRI trabaja actualmente en la investigación de la segunda generación de arroz dorado (GR2), evento que comenzó Syngenta y que ahora es financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates.
IRRI aclaró que no tiene intención de sembrar este arroz en Estados Unidos, pero como en años anteriores han habido varios casos de ingresos de eventos transgénicos no aprobados en Estados Unidos que entraron con arroz importado contaminado, querían asegurarse que estuviera aprobado. En 2006-2008 este tipo de contaminación de arroz transgénico no autorizado causó enormes costos para retirarlo del mercado.
La FDA publicó su respuesta sobre el evento de arroz dorado GR2E, el 24 de mayo de 2018. Aprueba de hecho la importación –aunque no con fines de consumo animal ni humano–, pero en la misma nota destaca que el contenido de betacaroteno del GR2E es muy bajo para presentarlo como si tuviera este beneficio para la salud.
El GR2E es el único evento de arroz dorado que se ha sometido a algún tipo de análisis regulatorio, y ha sido aprobado recientemente para importación (en condiciones similares a las de FDA) por Australia, Nueva Zelanda y Canadá.
Wilson y Latham detallan que en un anexo de la FDA a la carta, el contenido de betacaroteno del del arroz dorado GR2E es de apenas 0.50 a 2.35 µg/g (microgramos por gramo). Es muy bajo y además variable. Por comparación, los niveles medidos en 2017 por varios autores en alimentos no transgénicos son enormemente mayores, por ejemplo en zanahoria 13.8 – 49.3 µg/g , en vegetales verdes asiáticos 19.74 – 66.04 µg/g y en espinaca 111 µg/g. ( aquí)
La FDA agrega que el valor promedio de betacaroteno en el arroz GR2E, es de 1.26 µg/g. Esto es aún menor que la primer versión del arroz dorado (GR1), que según sus desarrolladores era de 1.60 µg/g, por lo que tuvieron que considerarlo inviable. En ese entonces, Greenpeace calculó que a niveles tan bajos, una persona necesitaría comer 3.75 kilos de arroz por día para recibir una cantidad adecuada de betacaroteno y en consecuencia de vitamina A. ( aquí)
En el mismo anexo, la FDA afirma que según información del IRRI, el contenido de betacaroteno disminuye con el tiempo y en almacenamiento. Un artículo científico publicado en 2017 por Patrick Shchaub et. al., mostró que el contenido de betacaroteno en el arroz dorado al momento de la cosecha es de corta vida. El estudio encontró que después de 3 semanas sólo tenía 60 por ciento del valor inicial y después de 10 semanas apenas 13 por ciento.
La inestabilidad se debe a la degradación al entrar en contacto con oxígeno. En las condiciones reales de campesinos pobres en Asia, esta degradación sería mayor y más rápida, dejando un contenido casi nulo de la provitamina.
Parece evidente que la idea de solicitar permiso de importación de arroz dorado en algunos países (donde las autoridades son protransgénicas) es una movida solamente propagandística, porque el arroz dorado está muy lejos de ser viable, ni en campo ni en alimentación. Es destacable que en el mismo acto de pedir el permiso, acepten que necesariamente habrá contaminación, algo que afectará muy negativamente a variedades buenas y probadas de arroz en Asia, su centro de origen. Hay muchas alternativas sanas, sin riesgo y accesibles para aportar vitamina A en la alimentación de los más pobres. Si tuvieran algo de honestidad, quienes defienden este adefesio transgénico deberían reconocer que definitivamente el arroz dorado no es una de ellas.
Por Silvia Ribeiro - Investigadora del Grupo ETC
Fuente: La Jornada, 23 de junio, 2018