La ayuda para el desarrollo como forma para el ingreso de transgénicos
El gobierno de Estados Unidos como parte de sus programas para ayuda al desarrollo pretende promover de manera masiva los cultivos de trangénicos en los países más pobres del mundo, y de esa manera beneficiar a sus empresas biotecnológicas. Boletín 349 de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos
RED POR UNA AMÉRICA LATINA LIBRE DE TRANSGÉNICOS
BOLETÍN 349
LA AYUDA AL DESARROLLO COMO FORMA PARA EL INGRESO DE TRANSGÉNICOS
El gobierno de Estados Unidos como parte de sus programas para ayuda al desarrollo pretende promover de manera masiva los cultivos de trangénicos en los países más pobres del mundo, y de esa manera beneficiar a sus empresas biotecnológicas.
A pesar de la gran cantidad de evidencias que existen sobre los fracasos de la aplicación de la biotecnología en el agro, en el Senado de los Estados Unidos se ha propuesto una ley de ayuda al desarrollo de muchos miles de millones de dólares, fondo que estaría dirigido a más investigación sobre ingeniería genética. La ley se propone con el argumento que los cultivos transgénicos son esenciales para dar de comer a los pobres del mundo.
La propuesta se llama Global Food Security Act (SB 384), y representa el más grande proyecto agrícola dirigida a la ayuda al desarrollo desde que se introdujo la Revolución Verde, que obligó a los campesinos del Tercer Mundo a adoptar de manera masiva semillas de alto rendimiento, dependientes de pesticidas, mecanización del campo, sistemas de irrigación artificial, para producir productos sobre todo dirigidos a la exportación, en las décadas de 1959 y 1960.
Esta nueva propuesta de ley, que en realidad tiene como intención re-lanzar una nueva revolución verde, pero esta vez basada en semillas transgénicas, pero también en otras tecnologías de punta como la nanotecnología), ha sido fuertemente apoyada por el sector del agronegocio en los Estados Unidos.
Esta legislación es conocida también como la Ley Lugar-Casey porque el proyecto fue hecho por los senadores Richard Lugar (R-IN) y Robert Casey (D-PA). El proyecto de ley pretende reformar los programas de ayuda para centrarse a largo plazo en el desarrollo agrícola, y reestructurar los organismos de ayuda para responder a las crisis.
El fondo para el desarrollo agrícola - unos US $ 7,7 mil millones del total previsto en el marco del proyecto de ley - se dirige en gran parte a la investigación de cultivos genéticamente modificados.
Este proyecto de ley está complementado con otras iniciativas comolas de la Fundación Gates.
La Fundación Gates lanzó junto con la Rockefeller Foundation una iniciativa llamada AGRA que tiene como propósito lanzar una nueva revolución verde en África, con el argumento, que la primera revolución verde no tuvo un fuerte asidero en África, a diferencia de lo que pasó en América Latina y Asia.
Aunque el AGRA no trabaja directamente con semillas transgénicas, si promueve nuevas variedades que sustituirán las variedades tradicionales usadas por los campesinos en todo el continente. Esta nueva revolución verde va a trabajar con semillas en las que se basa la soberanía alimentaría de los pueblos africanos como es el sorgo, el banano, el camote, el maíz y el arroz, y se pretende desarrollar variedades resistentes a sequías, (con el argumento de que hay que adaptarse al cambio climático), a ciertos virus, etc.
Este proyecto se complementa con una fuerte promoción a lo que ellos llaman agrodealers (vendedores ambulantes de tecnología), que son gente de las mismas comunidades, quienes se encargarán en distribuir el paquete tecnológico, así las nuevas semillas llegarán a los rincones más recónditos del continente.
Pero además, la Gates Foundation trabaja en una línea fuerte de ingeniería genética a través de su programa THE GRAND CHALLENGE IN GLOBAL HEALTH INITIATIVE (Iniciativa para desafiar la salud global) , donde se entregan sumas muy grandes para investigación en cultivos transgénicos, a Universidades y centros de investigación de Estados Unidos, pero dirigidos a cultivos del Tercer Mundo, incluyendo cultivos de banana, yuca, arroz y sorgo con mayor cantidad de nutrientes, por ejemplo con más Vitamina A (una especie de arroces dorados), Hierro, Calcio, etc.
Esta iniciativa trabaja fuertemente también en nanotecnología.
Uno de los grandes beneficiarios de este fondo es el Danforth Centre, basado en St. Louis, donde Monsanto tiene su sede. Este centro recibe además fuertes fondos de Monsanto.
Otro beneficiario de los fondos Gates es la propia Monsanto.
La Fundación Carter es una de las administradoras del fondo.
A diferencia de la primera revolución verde, estas nuevas semillas tendrán propiedad intelectual, y serán elaboradas usando una serie de instrumentos que están patentados. Por ejemplo, en el desarrollo del Monsanto ha dicho que colaborará en algunos de los proyecto, poniendo a disposición (y cobrando) por su tecnología patentada.
Recordemos que Bill Gates hizo su inmensa fortuna a base de la propiedad intelectual, llegando a ser el hombre mas rico del mundo. El influyó en las legislaciones de muchos países para que se reconozcan los copyrights (que le beneficiaban a el).
Es este mismo espíritu el que mueve a la nueva revolución verde de Gates, que toma además los viejos elementos de la revolución verde de Rockefelelr, esto es, promover el consumo de insumos basados en petróleo (recordemos que Rockefeller, como dueño de la Standar Oil fue también en su época el hombre mas rico del mundo, en base al petróleo).
LA USAID está también trabajando en el desarrollo de nuevas variedades transgénicas para el África, usando argumentos tales como enfrentar la adaptación al cambio climático, y paliar el hambre en el mundo, coordina estrechamente con los proyectos de la Fundación Gates.
Todos estos programas se complementan con apoyo al desarrollo de normas de bioseguridad y de propiedad intelectual, para facilitar el ingreso de estos nuevos trasngénicos en los países donde aun no han entrado (que son la gran mayoría de países).
A este escenario se junta la nueva propuesta de ley, que inyectará a la industria biotecnológica con 7 mil millones de dólares más, lo que le permitirá llegar a un mercado que ha estado cerrado para ella, que son los pobres del mundo, porque con el argumento de que el objetivo es ayudar a la problemática del hambre, se trabajará con los cultivos de los cuales depende la soberanía alimentaría de muchos pueblos.