"La diversidad cultural es tan importante para la especie humana como la biodiversidad para los seres vivos"
Palabras del Señor Francisco José Lacayo, Director de la Oficina Regional de cultura para América Latina y el Caribe de la UNESCO, en la inauguración del Coloquio "La diversidad cultural en el Caribe"
En nombre de la Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe de la UNESCO y en el mío propio, me complace en compartir con ustedes la inauguración del importante Coloquio “La Diversidad Cultural en el Caribe”. Nos regocija además profundamente esta oportunidad de compartir este ámbito con la Casa de las Américas. Permítanme entonces aprovechar la ocasión para ratificar nuestra conciencia del valor patrimonial de esta importante institución, que ha jugado y juega un papel único y positivo en toda América Latina y el Caribe, contribuyendo a salvaguardar, en primer lugar, todo el patrimonio inmaterial de nuestra región y del mundo en las áreas de las letras, el ensayo, la literatura y las artes en general. Todo ello le ha granjeado un altísimo prestigio regional y mundial.
Por estos motivos consideramos que Casa de las Américas era uno de los socios más apropiados para convocar, junto con la UNESCO, a la reflexión y al compromiso en torno a uno de los paradigmas más pertinentes, más urgentes y más relevantes de la Humanidad en el mundo moderno, como es la diversidad cultural, y, específicamente, la diversidad cultural como riqueza del Caribe, el Caribe en su sentido amplio, nuestro gran Caribe.
Hay que recordar que la UNESCO ha asumido desde su creación con mucha responsabilidad su papel ante la Humanidad, actuando como foro universal en pro de consensos humanistas de gran trascendencia.
La UNESCO ha afirmado en la Declaración Universal de la Diversidad Cultural (cuya transformación en Convención es ya objeto de discusión y trabajo), que "la diversidad cultural es tan importante para la especie humana como la biodiversidad para los seres vivos". Y esta no es una frase retórica, sino radicalmente cierta. Este valor que es la diversidad cultural se ubica en plena coherencia con el concepto de José Martí, de la “utilidad de la virtud”. Para Martí, los valores son, pragmáticamente, muy útiles. En los momentos en que vive el mundo moderno, salvar la diversidad cultural, es salvar incluso los valores materiales e inmateriales de la Humanidad no sólo en la búsqueda de un mundo mejor sino para la sobrevivencia del mundo y de la especie humana.
Éstas son algunas de las razones por las cuales nos acercamos una vez más a la Casa de las Américas y le propusimos llevar adelante juntos este proyecto.
Respecto a la repercusión y consecuencias que buscamos con este evento conjunto, en primer lugar, deseamos asociarnos activamente con una institución de tan gran prestigio, con un nivel de convocatoria y de movilización tan grande en nuestra América, para divulgar la adhesión al paradigma de la diversidad cultural. Con esto estamos reconociendo y reforzando los fines y objetivos comunes de ambas instituciones. Por ello, el primer reto que asumimos juntos es el de contribuir a una toma de conciencia, no sólo sobre el valor imprescindible de la diversidad cultural, sino también sobre el hecho que los pueblos del Caribe son inmensamente ricos en diversidad cultural.
En segundo lugar, esta asociación para la promoción de un bien tan preciado como es la diversidad cultural, destaca que a la tarea y la misión de Casa de las Américas, se le abren en el siglo XXI espacios de humanismo y desarrollo de gran envergadura y que hay que promover la existencia y acción de instituciones con funciones similares a las de la Casa de las Américas.
En tercer lugar, esta asociación con Casa de las Américas nos permite destacar el valor patrimonial de esta prestigiosa institución. Con esto quiero expresar a título personal mi criterio de que la labor sostenida y loable de la Casa, a lo largo de casi medio siglo, le han otorgado, de hecho, un estatus de patrimonio, de riqueza patrimonial, en América y en el mundo.
Por otra parte, quiero servirme de este foro para recordar que la UNESCO afirmó en una mesa redonda de Ministros de Cultura del mundo hace cuatro años, que están naciendo tres nuevas riquezas. Riquezas en sentido pleno, riquezas que pueden convertirse en valores para el desarrollo humano, social y económico.
Estas tres riquezas son:
a) el patrimonio como raíz - no el patrimonio momia - tanto material como inmaterial, (patrimonio que al igual que la raíz, está presente en el tronco, en las ramas, en las hojas, en las flores, en los frutos y en las semillas que engendran nuevas raíces).
b) la diversidad cultural, entendida en el contexto de la frase citada anteriormente.
c) la creatividad.
Estas tres riquezas son motores de desarrollo no sólo humano y social, sino también económico, es decir, un desarrollo integral muy necesario para nuestros pueblos en las circunstancias que vive el mundo actual.
Ya ha sido aceptado por diferentes sectores de la sociedad que la diversidad, el patrimonio y la creatividad son riquezas culturales, espirituales, incluso se ha llegado a aceptar que son riquezas sociales. Es decir, enriquecen la sociedad, la calidad de vida de la sociedad, la calidad de vida de los pueblos, riquezas que forman parte de la canasta básica humana, que forman parte de un concepto integral de justicia, derechos humanos y democracia.
Sin embargo, no se ha reconocido con igual fuerza que estas riquezas se están convirtiendo aceleradamente, sin que se publicite mucho, en motor del desarrollo económico. Ejemplos como el de la Habana Vieja o el de la Casa de las Américas, nos demuestran que se puede conservar, preservar, promover patrimonio, diversidad cultural y creatividad, sin adulterarlos, convirtiéndolos en motores de desarrollo humano, social y económico.
Por último no me gustaría finalizar sin transmitirles unas palabras sobre nuestro concepto de la protección de la cultura, especialmente en el Caribe.
Nuestra Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe de la UNESCO, - que es también Oficina de representación ante Cuba, Aruba, República Dominicana, y coordinadora del Caribe Latino, tiene fe en el Caribe, como un microcosmos cultural y social extremadamente rico. Sin hacer ninguna comparación irresponsable, consideramos que el Caribe es una de las más ricas síntesis de la Humanidad, especialmente, en la historia moderna.
En estos momentos cuando celebramos los doscientos años del nacimiento de la República de Haití, de la primera revolución negra, queremos resaltar que cualquier proyecto que intente garantizar la salvaguarda de los paradigmas de lo que se ha llamado la cultura occidental moderna, tiene que tomar en cuenta el papel y los aportes específicos de esta cultura, de este microcosmos al que me refería.
Una de las primeras cosas que puede aportar la UNESCO es la toma de conciencia de que cualquier proyecto de desarrollo integral, cualquier proceso de integración que llame a la unidad mundial con el espíritu de solidaridad, tiene que impulsar al mismo tiempo el reconocimiento de la diversidad.
Si hay dos movimientos o procesos innegables en el mundo moderno son, la ya reconocida globalización y la regionalización.
Aunque el mundo no se está globalizando por primera vez, en esta ocasión se distinguen además de ciertos rasgos y tendencias positivos, otros que justifican el temor ante una posible homogeneización esterilizante de la sociedad.
Pero al mismo tiempo, con la misma fuerza y necesidad, están avanzando los procesos de regionalización, no en contraposición a la mundialización, sino como una sana complementariedad. Especialmente los pueblos pequeños, con menos recursos modernos, están comprendiendo que tenemos que participar de esa unidad mundial, sin perder la riqueza de la diversidad y por ello de nuestra identidad.
Felizmente el Caribe es de las regiones del mundo que atesora una de las mayores diversidades culturales y sociales hoy en día. En el Caribe viven y se recrean con personalidad propia, raíces de Europa, de África, de las culturas indígenas de la América precolombina, de Asia, del norte anglosajón. Por aquí ha pasado toda la Humanidad y en cada momento, a partir de las raíces que esos pasos han dejado, se ha erigido, no una copia, sino una recreación humanista, con personalidad muy propia, tanto en las lenguas, como en la organización social y hasta en el mundo del deporte.
El Caribe es quizás uno de los más grandes espacios, de intercambio cultural, de mestizaje y sincretismo de la historia moderna.
Por mencionar tan solo un ejemplo, lo que llamamos cultura afro-americana nacida de la trata de esclavos, calificada por la Conferencia de Durban como “crimen contra la humanidad”, a pesar de las terribles condiciones a las que fueron sometidos millones de seres humanos, lograron engendrar - no sólo en la música, la danza y las religiones, sino también en muchos espacios de una cosmovisión integral, como el de la relación con la naturaleza y la convivencia social – las raíces de una cultura que ha marcado para siempre y con gran fuerza de creatividad y renovación el corazón de todas las culturas de América.
Los científicos afirman que la evolución de la vida se realiza siempre a partir de saltos cualitativos, que algunos llaman técnicamente “accidentes”. En un determinado momento, lo conocido, el status quo de la vida salta, “comete un accidente”, y surge una nueva especie, un nuevo nivel o tipo, una nueva variedad de la vida.
Creo que, en ese sentido, el Caribe es un gran laboratorio de vida, de cultura y de sociedad que tiene mucho que aportar al mundo posible, al mundo mejor.
Muchas Gracias
Fuente: La Ventana, Casa de las Américas, 9-2-04