La destrucción y quiebra de empresas es por la apertura y los TLC, no por los trabajadores

Idioma Español
País Colombia

“El libre comercio nos dejó a merced de importaciones que destruyeron agro e industria, empresarios quebrados y millones de trabajadores en precariedad y desempleo”.

La reforma laboral ha traído a colación la discusión promovida por los empresarios de que los responsables de la quiebra de empresas se da por el incremento de los costos laborales y en muchas oportunidades promovidas y conquistadas por los sindicatos.

Ello con el propósito de inducir a una opinión pública que rechace la recuperación de derechos contemplada en la reforma laboral presentada por el gobierno del cambio.

Al respecto debemos decir, como está demostrado, tanto por elementos teóricos como empíricos que lo dicho por los empresarios no es cierto.

Al rompe está lo sucedido con la reforma laboral del expresidente Uribe en 2002, que reduciendo los costos laborales en pagos de recargos nocturnos, dominicales y festivos y sin el carácter laboral del aprendizaje, no produjo el empleo anunciado, eso fue el gran engaño, y adicionalmente nunca se pudo demostrar que durante la vigencia de dichos derechos contemplados en el código sustantivo de trabajo desde 1945, los empresarios anteriores al 2002, le adjudicaran a esa situación la prosperidad o no de sus empresas.

Por lo demás, los gobiernos neoliberales y proempresariales desde 1990 hasta el 2022, nunca redujeron ni el desempleo ni la informalidad.

La apertura y los tratados de libre comercio en el contexto de la política neoliberal iniciada en los 80 del siglo pasado por Ronald Reagan en EE. UU. y Margaret Thatcher en el Reino Unido, desarrollada en nuestro país desde 1990, un año después del inicio de la disolución de la extinta URSS, impuso como criterio general, el engaño de nuevo, que era con la perspectiva de llevar al mercado internacional nuestros productos, es decir para la exportación.

Desde el inicio, hasta nuestros días, nuestra balanza comercial es deficitaria. La importación de alimentos, pasó en 1991 de 1,3 millones de toneladas a más de 14 millones de toneladas en 2022, más de 10 veces.

Esto se explica porque contrario a lo planteado por la tecnocracia del libre comercio, los productos importados destruyeron la producción nacional, el estado redujo aranceles, desmontó los subsidios y la institucionalidad de fomento y crédito agrarios, dejando a la buena de dios al campesinado y a los empresarios del campo.

Ahí sí se destruyeron y se condujo a la quiebra a millares de empresas del campo, en especial mipymes y hasta medianas.

Lo que ha arrojado el libre comercio es la desindustrialización del país.

El sector textil desapareció, toda la expresión patrimonial de la otrora poderosa Federación Nacional de Cafeteros, se vino abajo, la Flota Mercante Grancolombiana naufragó, la industria petroquímica se esfumó, incluso las ensambladoras de vehículos que trajeron una proliferación de mipymes y medianas empresas, han perecido, la incipiente industria de bienes de capital se descapitalizó e incluso las grandes empresas nacionales como Bavaria, Avianca, Caracol, pasaron a manos de inversionistas monopolistas extranjeros.

Esta caída de la industria vino aparejada con las privatizaciones muy importantes para el país, como los puertos, la banca, las telecomunicaciones, el sector eléctrico y no pocas entidades de servicios públicos.

Todas esas situaciones, destruyeron y quebraron sectores industriales claves.

Claro, vinieron otras empresas de comercio y servicios, que por su naturaleza, no incorporaron el valor agregado que las otras tenían y el empleo nacional que mantenían.

Aparejado a todo los anterior se vinieron las reformas laborales que precarizaron el trabajo con pérdida significativa de derechos para los trabajadores.

En conclusión el libre comercio nos dejó a merced de mayores importaciones que destruyeron el agro y la industria y solo han dejado empresarios quebrados y millones de trabajadores en la precariedad y el desempleo.

Fuente: Bilaterals

Temas: TLC y Tratados de inversión

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