Industria porcina china, sistema agroalimentario global y crisis ambiental. Reflexiones a partir del caso argentino
"Este trabajo explora las implicancias de las acciones de China para la protección de su industria porcina tras la epidemia de peste porcina africana (ppa), cuyo origen se rastrea al 2018, en la trayectoria del sistema agroalimentario global. Los intensos flujos de comercio e inversiones para garantizar su seguridad alimentaria convirtieron a China en un actor clave en las dinámicas agroalimentarias globales".
INTRODUCCIÓN
Existe amplia evidencia de que los actuales patrones alimentarios y el modo de producción de alimentos ejercen una contribución significativa al cambio climático. De acuerdo a la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (fao), en el periodo 2007- 2016, el sistema agroalimentario fue responsable de entre el 21 y el 37 % de las emisiones de gases de efecto invernadero (gei), asociadas a actividades agrícolas y ganaderas, cambios en el uso de la tierra y el procesamiento, comercialización, consumo, desperdicio y desecho de alimentos (fao et al., 2020). Una actividad particularmente destacada por su impacto climático es la ganadería, ya que representa el 14,5 % del total de emisiones de gei a nivel global (fao, 2014). Con todo, la producción agroalimentaria posee otras implicancias ambientales negativas. Entre ellas se encuentran la degradación de la tierra, la disminución de la calidad y disponibilidad de agua, la deforestación y la pérdida de biodiversidad.
Lo anterior pone de relieve que las prácticas agroalimentarias vigentes no solo deterioran los recursos naturales, sino que además comprometen las condiciones ambientales de las que dependen esas prácticas, lo que socava las posibilidades de producción alimentaria futura (Powers, 2021). El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (ipcc, por sus siglas en inglés) reconoció en 2019 que la seguridad alimentaria se verá altamente afectada por el cambio climático. Las variaciones en la temperatura y los patrones de precipitación y la frecuencia de eventos climáticos extremos afectarán la productividad agrícola y alterarán la calidad nutricional de los alimentos, lo que se verá intensificado por la difusión de pestes y enfermedades. También se prevén incrementos en los precios de los alimentos e inestabilidad en el suministro.
Las tendencias señaladas llevaron al reconocimiento que la meta de compatibilizar la producción y consumo de alimentos con la sostenibilidad exige producir transformaciones en el sistema agroalimentario (fao et al., 2020). Con todo, la necesidad de reconstruir el sistema alimentario a nivel local y global adquirió una inusitada relevancia con la pandemia de covid-19 por dos razones. Por un lado, se tornaron visibles los vínculos entre el sistema agroalimentario industrial global y la propagación de enfermedades: la producción ganadera intensiva, la deforestación y destrucción de hábitats y la urbanización acelerada incrementan las interacciones entre humanos y animales salvajes, y, por ende, el riesgo de zoonosis —situaciones que fueron señaladas como causas de la enfermedad— (Giudice et al., 2020; James et al., 2021; Silva & Barbosa, 2020). Por otro lado, la crisis alimentaria provocada por la pandemia se presentó como una oportunidad única para explorar otras prácticas y principios sobre los cuáles reorganizar los sistemas agroalimentarios. Reflejo de ello es la creciente discusión en torno a alternativas que contemplan la agroecología (Clapp & Moseley, 2020), la justicia alimentaria (Sanderson Bellamy et al., 2021), la democracia alimentaria (Petetin, 2020) y la economía circular (Giudice et al., 2020), entre otras.
Con el objetivo de contribuir a esas discusiones, este trabajo explora las implicancias de las acciones de China para la protección de su industria porcina tras la epidemia de peste porcina africana (ppa), cuyo origen se rastrea al 2018, en la trayectoria del sistema agroalimentario global. Los intensos flujos de comercio e inversiones para garantizar su seguridad alimentaria convirtieron a China en un actor clave en las dinámicas agroalimentarias globales (McMichael, 2020).
Además, China ha experimentado de manera particular las tensiones entre ambiente y actividad agroalimentaria debido a las consecuencias ambientales y sanitarias derivadas del esfuerzo por alimentar a su población y abastecer su creciente consumo de carnes —especialmente de cerdo—, al tiempo que alcanza la primacía global en la producción porcina con una limitada disponibilidad doméstica de tierras cultivables y agua (Trápaga Delfín, 2017; Zhang & Cheng, 2016). En este marco, las negociaciones de un proyecto de inversión para la instalación de granjas para la producción porcina a gran escala en Argentina durante 2020, cuando la lucha contra la ppa en China continuaba, son relevantes para reflexionar sobre las dinámicas en el sistema agroalimentario global en un contexto de crisis sanitaria y ambiental.
Mediante una aproximación teórica resultante del diálogo del enfoque neogramsciano de la economía política internacional con los estudios agrarios críticos, se argumenta que la epidemia de ppa expresa las debilidades inherentes al actual modelo de producción porcina industrial. Sin embargo, la amplia controversia generada en torno al proyecto porcino en Argentina demuestra que el interés de China no consiste en transformar ese modelo, sino en su traslado hacia nuevos territorios. De ese modo, se exteriorizan las consecuencias ambientales y sanitarias, mientras China reconstruye su liderazgo porcino mundial y, por lo tanto, reafirma su poder dentro del modelo agroalimentario hegemónico.
Acorde con lo anterior, se empleó una metodología cualitativa consistente en un estudio de caso. La información fue recolectada mediante el análisis de documentos, entre los que se encuentran comunicados de la Cancillería y del Ministerio de Agricultura de Argentina (magyp); declaraciones de funcionarios a la prensa, e informes y documentos elaborados por organizaciones ambientales y sociales, académicos y productores porcinos. Ello es complementado con informes de organizaciones internacionales vinculadas al ambiente, la salud y la producción y consumo alimentario, así como publicaciones académicas en esas temáticas.
El primer apartado caracteriza el modelo agroalimentario hegemónico. Posteriormente se explica la posición China en ese modelo y se describen los rasgos centrales de su industria porcina y sus efectos ambientales. En tercer lugar, se presenta el análisis de los desafíos que plantea la ppa para la seguridad alimentaria de China. El último apartado se concentra en el proyecto porcino en Argentina.
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