Indígenas cuentan cómo Pemex arruinó su paraíso y la Reforma Energética los despojó de tierra

Idioma Español
País México

La Reforma Energética declaró las tierras como de utilidad pública y abrió las puertas para la ocupación de territorios por parte de la industria petrolera sin consulta previa a las comunidades. En Veracruz, los pobladores han resistido contra ello en medio de la desinformación y la toma constante de su entorno.

La relatora especial de la Organización de las Naciones Unidades, Victoria Tauli, examinó la situación de los pueblos indígenas de México y advirtió su preocupación por la Reforma Energética, que obliga a comunidades indígenas a rentar o vender sus tierras a las empresas, lo que de acuerdo con Tauli aumenta el riesgo de despojos, enfrentamientos y desplazamientos forzados ante el creciente interés en los recursos naturales en territorios indígenas.

SEGUNDA Y ÚLTIMA PARTE

Benito Velázquez extiende un mapa sobre la mesa de madera y sus dedos no alcanzan a señalar todas las áreas que Petróleos Mexicanos (Pemex) tiene en su comunidad.

De las 662 hectáreas del ejido Emiliano Zapata, 206 pertenecen a la empresa. En ellas hay más de 55 pozos petroleros, además de gasoductos, ductos, líneas, compresoras, un quemador, líneas de alta tensión, tanques de almacenamiento y sistemas de bombeo.

Emiliano Zapata es una comunidad indígena de Papantla, Veracruz, donde se ubica el bloque San Andrés que pertenece al Activo de Producción Poza Rica-Altamira, donde desde 1956 se explota aceite y gas.

En 2012, Pemex abrió acceso a la inversión extranjera privada en este bloque bajo el esquema de Contratos Integrales para Exploración y Producción. Los campos maduros fueron ganados por compañías con inversión mexicana y colombiana.

Cuatro años más tarde, en 2017, la Reforma Energética volvería a tocar la zona, esta vez Pemex asignó 307 bloques del campo para explotación por 20 años y la posibilidad de ofrecerlos al mejor postor.

Velásquez afirma que Pemex literalmente invadió en el pasado su comunidad y el proceso no se ha detenido. “Así vivimos”, sonríe mientras mira el mapa blanco y negro donde la simbología da cuenta de sus palabras.

Aunque la petrolera tenía una planta de tratamiento para el sistema de pozos, apenas hace cinco años el pueblo pudo gestionar su propio sistema de agua potable, que ellos administran y pagan, aunque les falta el drenaje y la planta tratadora.

De tres arroyos de donde se surtían el agua, sólo queda uno. El resto ha resultado inservible por la contaminación de fugas de aceite. El ejemplo es el arroyo Tejones, que tiene una fuga permanente hace dos años, cada tercer día una pipa llega y extrae entre 2 mil y 3 mil litros de hidrocarburo. En el pasado, asegura Velásquez, empleados de Pemex encendían fuego hasta consumir el combustible: “luego nos decían que al agua estaba limpia y nosotros nos dimos por pagados”.

Para Felipe, campesino de la comunidad, ni Pemex ni las compañías que llegaron luego, pueden resarcir el daño que han hecho a la tierra con aporte alguno. “Siguen siendo limosnas en comparación con lo que las petroleras están sacando de la tierra”.

Cuando hace un repaso de los beneficios, recuerda que en Emiliano Zapata, a través del Programa de Apoyo a la Comunidad y Medio Ambiente (Pacma) de Pemex, tienen una primaria, un comedor y domos. Las mujeres pidieron hasta un costurero. Pero todo eso, reitera, no compensa el daño a su tierra. “Antes aquí era un paraíso, agua limpia, sembrábamos vainilla, pero con la llegada de la empresa los arroyos se volvieron negros”.

Un busto de Emiliano Zapata, símbolo de la resistencia campesina en México, da la bienvenida al pueblo. En una placa se lee “tierra y libertad”. Suena contradictorio, porque caminar por las calles del pueblo es encontrar letreros de Pemex y de la compañía privada Oleorey que son dueños del 30 por ciento del territorio.

Esta comunidad es un retrato de 100 años de explotación petrolera en Veracruz. La gestión de la riqueza de los hidrocarburos no se ha traducido en la completa atención social de las comunidades y en la satisfacción de necesidades básicas de agua potable, rehabilitación de caminos, y educación. A ello se ha sumado las pérdidas de tierras y recursos naturales.

El panorama no cambió con la Reforma Energética, proyecto bandera del ex presidente Enrique Peña Nieto desde 2014 y con el cual se buscó reforzar la industria petrolera como un motor económico nacional.

Los mecanismos para garantizar la atención del rezago social y ambiental que se crearon han sido presa de la corrupción y la falta de supervisión y la tierra fue declarada de utilidad pública, lo que permite la constitución de servidumbres legales y la ocupación temporal para la imposición de gasoductos, pozos y caminos sin una consulta previa.

El petróleo siempre ha sido un tema contradictorio para Veracruz, opina Martín Aguilar, investigador del Instituto de Investigaciones Histórico Sociales de la Universidad Veracruzana.

Luego de la expropiación petrolera en 1939, la industria se planteó en México como un eje del desarrollo del país, y no se pensó en ese momento en un impacto negativo para las comunidades. “Su crecimiento estuvo ligado a la construcción de escuelas, de carreteras, generaba la idea de una abundancia petrolera”.

Sin embargo, con la intensificación de la explotación, comenzaron también las primeras afectaciones ambientales y al mismo tiempo la “industria de la indemnización” y junto con ella la corrupción y el mal manejo de los recursos.

Aguilar afirma que el saldo en general para las comunidades ha sido negativo, porque la relación con las petroleras ha sido paternalista y tiene que ver con la construcción de un estado de bienestar del país, que se acabó.

En el proceso, la desinformación amplifica las inquietudes. Benito Velásquez cuestiona que en el presente nadie les ha informado si habrá nueva explotación, si van a ocupar más tierras o si les corresponden recursos para sus necesidades. Eso, afirma, no es raro, pues ha sido así desde hace 62 años, cuando los petroleros pisaron por primera vez sus tierras.

TAMBIÉN TRAJERON CONTAMINACIÓN Y DELINCUENCIA

Oscar Espino, de la Coordinadora Regional de Acción Solidaria en Defensa de la Huasteca y el Totonacapan, afirma que la historia de la sierra indígena norte de Veracruz está ligada a la industria petrolera desde hace más un siglo, porque sus tierras son parte de la cuenca Tampico- Misantla y el codiciado Aceite Terciario del Golfo.

Los habitantes de la región conocieron la riqueza, pero también el desmantelamiento y en muchos casos la ruina. Pemex pavimentó las calles, abrió brechas y electrificó, sin embargo también expropió tierras e invadió territorios con miles de pozos petroleros.

“En algunos casos hay contratos leoninos. El ejemplo es el caso de Emiliano Zapata. Son contratos favorables a Pemex, la indemnización es irrisoria y la temporalidad no está definida. Es por el tiempo que sea necesario”.

En 2009, Pemex inició con laboratorios de campo en la región y abrió la exploración a la inversión extranjera. Así vieron llegar el Pacma con escuelas, domos, pisos, letrinas, para negociar la participación de las empresas.

“Pemex usó el Pacma y obras de infraestructura para legitimar la introducción de la industria y la voracidad. No había un resarcimiento real del daño y si se atrevían a manifestarse entonces judicializaba las causas y hacia denuncias federales”.

Espino cuestiona que generalmente hay escasa información de parte de los municipios sobre los ingresos petroleros, las donaciones de combustible y cemento, o los detalles de los próximos proyectos de extracción a las comunidades.

Sumado a esto, la Reforma Energética y su Ley de Hidrocarburos aprobadas en 2013 y 2014, significaron una violación a los derechos básicos de los pueblos indígenas donde hay petróleo, afirma Espino.

La Ley establece que las actividades petroleras son de interés social y orden público, por lo que tendrán preferencia sobre cualquier otra actividad que implique el aprovechamiento de la tierra.

Va más allá, cuando indica que los dueños de la tierra deberán negociar un acuerdo con las compañías que deseen explotar y si este no se concreta, se ordenará —a través de una servidumbre legal— los pagos que le corresponden a cada propietario.

Las empresas contratistas deberán dar aviso a la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), sobre el tipo de contrato a realizar, ya sea de arrendamiento, servidumbre voluntaria, ocupación superficial, ocupación temporal, compraventa, permuta, e informar previamente los detalles del proyecto.

Para el caso de Veracruz, donde hay alrededor de 20 contratos de la Reforma Energética firmados, la Sedatu informó a través de transparencia que tiene notificaciones de ocho contratistas que manifestaron su intención de afectar terrenos, pero evitó dar detalles de las negociaciones.

Aunque las compañías contratistas y asignatarias tienen la obligación de informar con detalle los proyectos a realizar, en la práctica hay fallas. Campesinos de la comunidad de El Mamey en Tihuatlán, por ejemplo, denunciaron que la petrolera entró a sus tierras, no tuvieron la intermediación de la Sedatu, y las negociaciones del precio de la tierra han sido injustas.

Moisés Reyes Fausto, líder de la Central Campesina Independiente, afirma que la Reforma Energética ha generado incertidumbre. “Tenemos una grave desventaja. El marco legal protege a las empresas en los contratos y obliga a los campesinos a aceptar las condiciones de las empresas.

Reyes Fausto revela que el plan quinquenal de la Secretaría de Energía (Sener) marca que hay municipios con territorio afectados en un 80 por ciento, pero Pemex no ha informado acerca de los planes de extracción, los derechos y obligaciones de los campesinos. “Las empresas están llegando a platicar con las comunidades, pero no tienen idea de nada, no hay capacidad de una negociación justa”.

Para Fluvio César Ruiz Alarcón, ex consejero de Pemex, y quien fuera perfilado como el director de la empresa Exploración y Producción en el gabinete del Presidente Andrés Manuel López Obrador, esa es una de las fallas principales de la Reforma Energética.

Asegura que es urgente cambiar el artículo octavo transitorio de la Ley de Hidrocarburos que define a las actividades de producción petrolera como de interés social y orden público y por tanto prioridad sobre las demás.

“Esto obliga a las comunidades a aceptar proyectos petroleros por encima de su voluntad. Es preocupante. Si algo tienen que revisar es esto para obligar a consultas públicas de los pueblos”.

Para el caso Veracruz, apenas en agosto pasado, Integrantes del Movimiento Regional Indígena en Defensa y Respeto por la Vida tramitaron un juicio de amparo colectivo en contra de la licitación de las costas del sur de Veracruz para la extracción de hidrocarburos.

Adicionalmente, seis comunidades de la sierra indígena norte tienen firmadas actas de asamblea ejidal en las que rechazan la llegada de estos proyectos extractivos y de hidrocarburos. Y el municipio de Las Choapas se ha declarado libre del sistema de fracturación hidráulica o fracking, método de extracción novedoso que es considerado especialmente dañino para la corteza terrestre.

Apenas en noviembre del 2017, la relatora especial de la Organización de las Naciones Unidades (ONU), Victoria Tauli, examinó la situación de los pueblos indígenas de México y advirtió de su preocupación por la Reforma Energética que obliga a comunidades indígenas a rentar o vender sus tierras a las empresas, lo que dijo aumenta el riesgo de despojos, enfrentamientos y desplazamientos forzados ante el creciente interés en los recursos naturales en territorios indígenas.

Martín Aguilar, de la Universidad Veracruzana (UV), también coincide en que la Reforma Energética tampoco prevé un modelo claro para repartir los recursos de forma equitativa, pues esa nunca ha sido la intención ni la prioridad de Pemex: “Ellos creen que el bienestar ya es automático cuando se da la explotación petrolera, nunca plantea necesidades de las comunidades, lo cual puede significar un gran conflicto social”.

LAS PROMESAS QUE NO SE CUMPLIERON

Ruiz Alarcón concuerda en que la Reforma Energética planteada como factor de crecimiento económico en el país fracasó y los datos duros respaldan la necesidad urgente de hacer una revisión.

Para sostenerlo menciona dos indicadores: se prometió que tras la reforma se generarían 500.000 empleos y se producirían 3 millones de barriles diarios.

En contraparte, Pemex ha suprimido 30 mil plazas de trabajo, las empresas ganadoras de las licitaciones contractuales no han cumplido con las plazas laborales prometidas y la producción petrolera está por debajo de los 2 millones de barriles diarios de crudo.

“Hoy queda claro que más que objetivos accesibles, las promesas de la reforma sólo eran propaganda, los indicadores están lejos de haberse cumplido”, afirma.

Veracruz es pieza central en el proceso: el Programa Quinquenal de Licitaciones para la exploración y extracción de hidrocarburos 2015-2019 señala que la entidad concentra el mayor número de reservas en 188 campos petroleros.

Según el documento, se planea la exploración y extracción de hidrocarburos en 17.000 kilómetros de territorio, 90 por ciento corresponde a áreas no convencionales, es decir se extraerá bajo técnica de la fracturación hidráulica.

Aunque la técnica no es nueva para Veracruz, se utilizó para miles de pozos en el Aceite Terciario del Golfo según un informe público en 2010 . De acuerdo a solicitudes de transparencia en la entidad mil 644 pozos han sido explorados con la técnica de fracturación hidráulica.

En 2014, la Secretaría de Energía otorgó a Pemex, 489 áreas de asignación a través de la ronda cero, un gran porcentaje de ellas en Veracruz. A partir de 2015, a través de las rondas se ha entregado 20 áreas contractuales de la Cuenca Tampico-Misantla, y Sureste, además de contratos en aguas someras y profundas.

Empresas nacionales y extranjeras como Shell Exploración, Repsol, Carso Oil, Jaguar Exploración, Lifting de México, Canamex, Petrolaf, American Oil, Tonalli Energía, entre otras, ya están en Veracruz explorando petróleo.

La Reforma Energética hay sido un tema de enfrentamiento entre los gobiernos del ex Presidente Enrique Peña Nieto y el de Andrés Manuel López Obrador, quien la ha calificado de “ vil engaño”.

Peña Nieto aseguró que la reforma permitiría inversiones por 200 mil millones de dólares, el freno al aumento de gasolina y baja en las tarifas de energía eléctrica.

En el documento “Evolución de la Industria Petrolera en México”, presentado en septiembre pasado por el equipo de transición de López Obrador, se dieron a conocer cifras según las cuales con la reforma energética se esperaban inversiones por 4 mil 073 millones de dólares en exploración y producción en el período 2015-2018; pero en total se han invertido apenas 733.4 millones.

De los 107 contratos de exploración y producción, solamente 31 registraron inversión realizada. El máximo año de producción del gas hidrocarburo se registró en 2009 y en 2018 ha registrado una caída acumulada del 40 por ciento, es decir, una caída de 2 mil 612 millones de pies cúbicos diarios.

La llegada de la reforma tampoco trajo crecimiento para Veracruz. Del 2013 al 2016 de acuerdo a datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) , el crecimiento fue de apenas 1 por ciento y una tasa de desempleo de 3.4 por ciento. Por arriba de la media nacional.

Para paliar la situación, López Obrador ha prometido la inversión de 75.000 millones de pesos para la exploración y extracción de hidrocarburo en el país, adicional a los 65 mil millones que actualmente Pemex destina para talles fines, además de la construcción de una nueva refinería y la rehabilitación de otras seis.

Rocío Nahle, Secretaria de Energía, ha informado que se revisarán los 107 contratos con empresas nacionales y extranjeras antes de enviar las siguientes rondas. El plan es incrementar la producción petrolera paulatinamente hasta el año 2024.

En diciembre pasado, López Obrador presentó el Plan Nacional de producción de Hidrocarburos, donde dijo que se aumentará en 2 millones 400 mil barriles diarios la producción petrolera al terminar su sexenio.

La promesa fue invertir en exploración y perforación de pozos en tierra y aguas someras en Veracruz, Tabasco y Campeche.

En el recorrido que AVC Noticias hizo por dos áreas con asignaciones y contratos a raíz de la Reforma Energética se revelaron inequidades en el proceso de pagos a campesinos por tierras ocupadas para la exploración por parte de Pemex, e incumplimientos por parte de las empresas petroleras de dar preferencia a la contratación de servicios de origen nacional, incluyendo capacitación y contratación, a nivel técnico y directivo.

Además se constató que instrumentos como la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), han resultado ineficaces para atender la problemática de contaminación por derrames de crudo en municipios del estado.

Fuente: Sinembargo

Temas: Pueblos indígenas, Tierra, territorio y bienes comunes

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