Historia de resistencia del Resguardo indígena Gunadule (Kuna Tule)
El caso del pueblo de Gunadule puede caracterizarse como un proceso de lucha y defensa de su territorio ancestralmente ocupado, que con el tiempo fue reduciendo hectáreas de tierra para otros usos y ocupaciones de diversos actores, incluso en el conflicto armado colombiano. La lucha de los indígenas de la comunidad Gunadule o Kuna Tule ubicados en Unguía Choco, Resguardo Guna Makilagundiwala o conocido como resguardo Arquía y el resguardo de Caimán negro Ubicado en el Urabá antioqueño.
Desde una lucha organizada, pacífica y el enfoque de derechos, la comunidad indígena Gunadule construyó su Plan de Salvaguarda donde muestran las consideraciones y exigencias para recuperar su territorio y sean garantizados los derechos constitucionales reconocidos desde la Unidad de restitución de tierras y desde la Corte constitucional.
En medio de los procesos de resistencia familiar y comunitario que han desarrollado los Gunadule, destaca la recuperación de un número significativo de hectáreas de tierra que han sido reconocidos por parte del Estado colombiano a partir de la Sentencia restitutiva de derechos territoriales N°017, que les da el derecho legítimo de ocupar sus tierras, ejerciendo su cultura, forma de vivir y de coexistir en su territorio ancestralmente habitado.
Este camino no ha sido nada fácil, pues los derechos de esta comunidad han sido altamente vulnerados en el ámbito cultural, étnico y comunitario, principalmente, por la incidencia del conflicto armado, el licenciamiento e intereses mineros, cultivos ilícitos, laboratorios de procesamiento y aspersiones con glifosato. Su única arma ha sido la resistencia pacífica, familiar y comunitaria, y ha permitido evitar su exterminio.
Este territorio se ha visto azotado por la violencia tanto por grupos ilegales y estatales, por este motivo algunos indígenas se vieron obligados a desplazarse a otros países y departamentos, debido a este flagelo perdieron a muchos seres queridos e integrantes de la comunidad, a pesar de esta situación, se ha construido una historia de resistencia, desde 1990 hasta la actualidad 2021, la comunidad empezó a resistir en y por el territorio Makilagundiwala, no salimos de nuestro territorio porque sabemos que pueblo Gunadule tiene que resistir para poder ganar, el pueblo Gunadule tampoco se va a desplazar, si nos quieren matar que nos maten a todo el pueblo Gunadule (Líder Gustavo Izquierdo, 2021).
En la actualidad existen grupos ilegales y cultivos ilícitos en la parte alta del resguardo, que impide a la comunidad Gunadule vivir con tranquilidad, además de que el río que es el centro de la vida, está contaminado con los residuos del procesamiento de los cultivos ilícitos.
Nosotros siempre hemos resistido, no vivimos tranquilamente y seguimos resistiendo con los violentos, contra todos, contra el gobierno, contra los diferentes actores, pero por la unificación de la comunidad no bajamos la guardia, seguimos resistiendo para vivir, para sobrevivir”. En estos momentos hemos hecho un llamado al Estado colombiano por la presencia de los cultivos ilícitos y los grupos ilegales, pero no nos sentimos escuchados. No queda más que resistir y la resistencia en nosotros se ha fortalecido, nos da fortaleza frente a los grupos violentos (Líder Gustavo Izquierdo, 2021).
Como se manifiesta en el Plan de Salvaguarda de la comunidad Gunadule, en un acercamiento al contexto se reconoce de antaño la ambición profunda por las riquezas naturales que poseen estos territorios y cómo esto se ha convertido en el motivo principal de los múltiples conflictos que se han presentado.
En el primer contacto con el “hombre de piel de balso pelado” ya se conoció su ambición por las riquezas de la profundidad de la madre tierra, y en especial, las tristezas que su atracción por el oro producía. Esa misma ambición, que tantas desgracias ha traído, no ha cambiado a través de cinco siglos y hoy vuelve a aparecer en un proyecto de explotación de carbón que promete ser la “nueva mina a cielo abierto más grande del mundo” y que de llevarse a cabo significará la muerte del último territorio Ibgigundiwala (Resguardo indígena de Caimán Nuevo). También se ve con preocupación el proyecto de interconexión eléctrica y abrir una gran vía para conectar la carretera panamericana en nuestro resguardo de Maggilagundiwala (Resguardo de Arquía). Esas son hoy las grandes amenazas que de ser llevadas a cabo significarían la extinción de la cultura Gunadule después de tantos años de resistencia.
La importancia de este caso radica en visibilizar la disputa histórica por este territorio, una zona geográficamente estratégica y significativa en el desarrollo del conflicto armado a nivel interno, además de la influencia del Tapón del Darién, bloque vegetal que se extiende en la frontera entre Panamá y Colombia, y que desata una serie de controversias por la defensa de la gran biodiversidad que significa y la conflictividad por el flujo migratorio. Esto nos ubica en el contexto de disputa y resistencias en el que está inmersa la comunidad del Resguardo indígena Gunna Makilagundiwala y el Resguardo Caimán.
Esto lleva a recoger los reconocimientos obtenidos por parte de la Corte constitucional y la Unidad de restitución de tierras que les han devuelto legalmente las tierras poseídas ancestralmente, otorgando legitimidad al Plan de Salvaguarda planteado por los Gunadule y garantizando el acceso legal a la tierra comunitaria generando las bases para hacerlo, Sin embargo queda la tarea desde la lucha simbólica, representativa y sobre todo desde las acciones y discursos de legitimidad ya que los grupos armados y quienes poseen intereses económicos y minero energéticos desbordan las posibilidades de plenas garantías para los Gunadule, lo que conlleva a esta comunidad a permanecer en pie de lucha hasta el final.
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