Estudio revela que cultivos de palma causaron la pérdida de dos millones de toneladas de carbono
Estudio de Oxfam cuantificó las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por los cultivos de palma aceitera en la Amazonía peruana. Según este estudio, cinco empresas en cuatro regiones de Perú ocasionan casi la mitad de las emisiones provenientes de cultivos de palma.
En las últimas dos décadas, los cultivos de palma aceitera en Perú aumentaron en más del 700 %. Perú pasó de tener 15.000 hectáreas de palma en el año 2000 a más de 108.000 reportadas en el 2019. Un crecimiento asociado a la pérdida de bosque en la Amazonía peruana, especialmente en cuatro regiones: Loreto, Ucayali, San Martín y Huánuco.
El estudio Agronegocios y Crisis Climática en el Perú, publicado recientemente por Oxfam Perú, analiza cómo los cultivos de palma y otros monocultivos como el cacao han ocasionado deforestación en grandes extensiones de bosque en las regiones mencionadas. Adicionalmente, este informe evalúa la cantidad de carbono que se ha emitido al ambiente como consecuencia de esta deforestación.
“Era importante que un estudio diera cuenta de la relación de estos monocultivos con las emisiones de efecto invernadero que generan la crisis climática”, comenta Sofía Vargas, Oficial de Incidencia del proyecto Protegiendo la Amazonía, de Oxfam Perú.
El estudio permitió saber que en estas dos décadas el Perú emitió 2.800.000 toneladas de carbono a la atmósfera como consecuencia de la instalación de cultivos de palma aceitera. Si se convierte a dióxido de carbono, se tiene un total de 10.494.493 toneladas de emisiones, es decir, el equivalente a lo generado por el consumo de energía de más de un millón de hogares durante todo un año.
Para el análisis se incluyeron todos los cultivos de palma y cacao que existen en esas cuatro regiones. Sin embargo, se prestó principal atención a cinco casos emblemáticos de empresas con grandes extensiones de monocultivos. “Estos casos emblemáticos representan el 45 % de las emisiones de carbono relacionados con los monocultivos. Además, estos negocios a gran escala también han implicado tráfico de tierras desplazamiento de comunidades y amenazas contra defensores y defensoras ambientales”, agrega Vargas.
Este estudio se realizó sobre la base de información disponible de instituciones que realizan monitoreo de deforestación y seguimiento a los cultivos de palma en Perú, entre ellas Environmental Investigation Agency (EIA), el Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP), y la ONG Paz y Esperanza, así como de investigadores del tema como Juan Luis Dammert, explica la bióloga Annie Escobedo, especialista en manejo y conservación de bosques tropicales y biodiversidad, quien estuvo a cargo de la publicación.
De esta forma, se determinó los polígonos de las áreas donde se cultiva palma, los mismos que fueron sobrepuestos en los mapas del Programa Nacional de Bosques (GeoBosques) para definir la cantidad de hectáreas deforestadas y calcular las toneladas de carbono que se emitió como consecuencia de esta pérdida de bosque durante el periodo de estudio.
La pérdida de carbono en Perú
En Perú, la mayor cantidad de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) se genera por el cambio de uso de suelo y la silvicultura. Según el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero, elaborado por el Ministerio del Ambiente, por lo menos el 45 % de todas las emisiones están vinculadas a estas actividades, principalmente a la conversión de tierras forestales en tierras agrícolas. “Hay que prestar especial atención a los procesos de deforestación vinculados a la agricultura y considerar la tendencia de expansión acelerada de los monocultivos, principalmente de palma aceitera en los últimos 20 años en el país”, comenta Vargas.
Según el Programa Nacional de Conservación de Bosques para la Mitigación del Cambio Climático (GeoBosques), el promedio anual de la deforestación en los bosques amazónicos es de 118.077 hectáreas entre los años 2001 y 2014. Y en el 2019, último año del que se tiene reporte, la deforestación alcanzó 148.426 hectáreas.
“De no actuar de manera conjunta se proyecta que la deforestación seguirá incrementándose en los próximos años. Se estima que en el año 2030 la deforestación puede superar las 350 mil hectáreas por año”, se indica en el portal de GeoBosques.
Ernesto Ráez, director del Instituto del Bien Común (IBC), precisa que la principal fuente de emisiones de GEI en Perú es la deforestación. “La mitad de las emisiones se debe a la deforestación o a la destrucción de ecosistemas silvestres y humedales, principalmente en la Amazonía”.
Ráez además explica que la deforestación no solo representa la liberación de carbono, sino también representa la pérdida de los ecosistemas que se encargan de absorber carbono de la atmósfera. “Es una doble perdida”, precisa, en la que también se pierde biodiversidad y se afecta el régimen hídrico. “Y en Perú insisten en decir que somos pequeños emisores”.
En ese sentido, el director del IBC indica que la principal causa de deforestación en Perú se debe a las actividades agrícolas de pequeña escala. Sin embargo, la deforestación masiva causada por los agronegocios es “indeseable e injustificable. La gran deforestación es peligrosísima porque avanza muy rápido y destruye grandes extensiones muy pronto”, agrega y cita, además de los casos de palma, la pérdida de bosque a gran escala causada por las colonias menonitas en Loreto y Ucayali.
Annie Escobedo explica que los bosques primarios amazónicos son muy biodiversos, por tanto, la deforestación en estos ecosistemas tiene un impacto muy fuerte. “No es solo el cambio de vegetación, sino que se empobrece y homogeniza el bosque. Además, el bosque alrededor del monocultivo también sufre empobrecimiento”.
Escobedo pone como ejemplo lo que ha sucedido en Loreto y San Martín, donde los mapas muestran un avance de la pérdida de bosque en los alrededores del área cultivada. “Luego de que se instala la empresa de palma se genera una antropización —transformación causada por el ser humano— en los alrededores. También aumenta la caza de animales silvestres, la instalación de carreteras y la deforestación”.
Para Sofía Vargas, de Oxfam, el avance de los agronegocios a gran escala constituye un problema para los compromisos climáticos internacionales que ha adoptado el Perú. “Frente a los compromisos climáticos del país, y a la nueva meta que hemos establecido de reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero en un 40 % al 2030, es importante conocer a detalle los drivers de deforestación, cuál es el aporte y la tendencia de cada uno de estos motores de pérdida de almacenamiento de carbono”.
A fines de 2020, el presidente Francisco Sagasti anunció, durante la Cumbre para la Ambición Climática, un mayor compromiso en la mitigación de la crisis climática para el año 2030. Perú, entonces, ofreció reducir en 40 % sus emisiones en la próxima década, un 10 % más del compromiso adoptado en el Acuerdo de París.
Ráez considera positivo el anuncio del gobierno peruano sobre un mayor compromiso climático, así como la actualización de la estrategia de Cambio Climático por parte del Ministerio del ambiente para lograr la neutralidad de carbono al 2050.
Y considera que Perú si puede revertir los niveles de deforestación actuales. “Tenemos todas las herramientas para ello. Nos sobra tecnología y comprensión de los fenómenos. Sin embargo, lo que falta es voluntad política y convergencia de las fuerzas políticas, económicas y de la sociedad en general. No estamos para hablar solo de reducir la tasa de deforestación, sino que estamos en el momento de acabar con la deforestación”, asegura Ráez.
Los casos emblemáticos
El estudio da cuenta de 89 725 hectáreas de cultivos de palma aceitera que se instalaron en la Amazonía peruana durante el periodo estudiado. La región Ucayali es la que concentra mayor área de producción con 39.211 hectáreas, seguido de San Martín con 29.471 hectáreas, Loreto con 19.009 hectáreas y Huánuco, en solo 2034 hectáreas.
En cuanto a los casos emblemáticos analizados por el estudio, en Loreto se tomaron en cuenta los territorios ocupados por Palmas de Shanusi S. A. y Palmas del Oriente S. A.; en Ucayali están los casos de Ocho Sur U y Ocho Sur P; mientras que en San Martín analizaron las plantaciones de Palmas del Huallaga.
“Actualmente, se cuenta con el Plan Nacional de Desarrollo de la Palma Aceitera 2016-2025, que presenta a este cultivo como uno de los de mayor potencial para la Amazonía. Aunque el plan señala que el cultivo debe promoverse en zonas deforestadas, sabemos por la práctica que este no ha sido necesariamente el caso, y ahora conocemos de diversos proyectos que se han aprobado en tierras forestales y que han implicado un cambio de uso de suelo, afectando grandes extensiones de bosques primario”, comenta Vargas de Oxfam.
En términos de pérdida de carbono causados por estas cinco empresas, el estudio indica que fueron 1.320.196 toneladas de carbono emitidas a la atmósfera entre los años 2000 y 2016. Es decir, la mitad de las emisiones causadas por este cultivo se concentra en estas empresas.
Mongabay Latam buscó la versión de las empresas mencionadas, pero hasta el cierre de esta edición no obtuvimos sus respuestas.
“Sabemos que existen al menos 85.000 hectáreas paralizadas, casi en su totalidad en tierras forestales, con medidas cautelares o que por diversas razones están inactivas, y que podrían activarse, generando emisiones de gases de efecto invernadero”, recuerda Vargas con relación a aquello proyectos que aún están pendientes de desarrollarse.
La especialista de Oxfam agrega que los inversionistas en palma aceitera, luego de instalarse en Asia por varias décadas, buscaron nuevos lugares para implementar plantaciones de palma aceitera y encontraron en la Amazonía un centro de producción. “Es necesario que el Estado genere e implemente políticas que restrinjan la conversión de bosques a monocultivos”.
Milagros Sandoval, Directora de Mitigación de Gases de Efecto Invernadero del Minam, ha señalado que si bien la palma es un driver de deforestación, existen monocultivos como el cacao que son sostenibles. “Tenemos sistemas agroforestales que están produciendo cacao con cero deforestación. Es un esfuerzo importante de productores en San Martín y Ucayali”, señaló la funcionaria durante su participación en la conferencia Agronegocios de gran escala y sus vínculos con la crisis climática.
La funcionaria señaló que a nivel de ministerios se cuenta con una comisión que reúne diversos sectores para incluir en sus políticas todos los aspectos relacionados al cambio climático. “Esto no lo vemos en otras partes de la región. En este espacio discutimos cómo, a través de diferentes medidas, podemos cumplir con nuestros compromisos internacionales”.
Fuente: Mongabay Latam