Estado comunal y economía social en Venezuela
“Uno de los temas principales es soberanía agroalimentaria en todo el país. Esto es lo que se quiere afianzar, ayudar a los productores con sus actividades y a los artesanos apoyarlos financiera y técnicamente, para que ellos lleven sus procesos de producción a masificarlos a nivel nacional e implementar la agroecología para eliminar lo que son los transgénicos en la producción de alimentos”, comentó Yasmelí Carrero."
Por Fernando Stratta
Venezuela vive en la actualidad una encrucijada. La guerra económica se expresa en un permanente desabastecimiento de productos básicos por parte del sector privado, difícil de manejar en los marcos de una economía híbrida y dependiente de productos del exterior. La estructura rentística petrolera no ha sido modificada en tiempos de Revolución, en un país que pasó por alto la industrialización sustitutiva que arraigó en el resto del continente en distintos momentos del siglo XX.
Además, la suba del índice de precios –una inflación que tienen su base en la especulación empresaria, los niveles de inversión y la concentración de algunos sectores de la producción– acorralan la capacidad de compra del salario, al tiempo que el contrabando, aprovechando los bajos precios internos que existen en Venezuela, se ha convertido en un verdadero agujero negro por el que se escurre una parte de la economía, fundamentalmente en la frontera con Colombia. Todo esto en un contexto de caída del precio internacional del petróleo (actualmente en U$45 el barril, cuando el promedio durante 2014 no bajó nunca de los U$100), producto de una deliberada estrategia imperial y el autoabastecimiento de los grandes consumidores de crudo a partir de la extensión del fracking.
Sin embargo, no son sólo desafíos económicos los que debe enfrentar el proceso bolivariano. En Venezuela es palpable la coexistencia de un Estado Burgués, en el que prima una lógica de resolucióndesde arriba, y el germen de un Estado Comunal, que favorece la participación popular desde abajo. Ciertamente, esta situación no está exenta de agudas tensiones. Lo paradógico es que una parte del propio Estado burgués fomenta el desarrollo del Estado Comunal; es decir, es el propio Estado el que crea las condiciones para su autodestrucción.
Este escenario de “doble comando” no encuentra demasiadas experiencias históricas en las que apoyarse. La clara agudización de la lucha de clases en Venezuela no se asemeja estrictamente a una situación de “doble poder”, caracterizada por el choque irreconciliable entre dos clases antagónicas. Tampoco responde concretamente al desarrollo del poder local, donde proliferan órganos populares de gobierno (soviets, consejos obreros) para resolver una crisis revolucionaria a través de la lucha final por la toma del poder del aparato del Estado.
Quizás por esta razón el proceso revolucionario bolivariano se caracterice por una marcada dosis de creatividad –en una dinámica permanente de ensayo y error– con el fin de asentar la transición al socialismo, esto es, generar las condiciones para el propio pueblo gobierne.
Hacia el Estado comunal
En el año 2006 se inicia la organización de los Consejos Comunales y en 2010, en torno a un proceso de consulta popular, y con el impuso de algunas experiencias ya en marcha, se crea la Ley Orgánica de Comunas. Las Comunas constituyen la principal apuesta del proceso bolivariano por desarrollar el poder popular, como unidades de una democracia radical (una democracia no liberal) con verdadera participación del pueblo. Es el proceso de construcción de una nueva institucionalidad que busca la creación de un Estado Comunal estructurado en instancias de autogobierno.
En lo que constituyó una de las últimas acciones estratégicas –durante el discurso del Golpe de Timón, en octubre de 2012– Hugo Chávez impulsó la consigna “Comuna o nada”. Marcaba así el rumbo de la revolución, que debería sobrepasar el desafío de su ausencia.
De apenas un puñado de Comunas reconocidas entonces por el Estado, en la actualidad hay registradas en Venezuela más de 900. Éstas, en su mayoría rurales, eligen sus representantes en forma democrática en el seno mismo del pueblo y, a través de la conformación de un Parlamento propio –integrado por las vocerías de los consejos comunales–, dan carnadura a la construcción de un socialismo desde abajo que tiene por objetivo carcomer las estructuras del Estado burgués.
A partir de julio de 2014, por iniciativa del gobierno se impulsan los Consejos Presidenciales, una modalidad que busca desburocratizar la comunicación entre las distintas instancias de gobierno, pero sobre todo legitimar los órganos comunales como instancias estratégicas de la Revolución. Yasmelí Carrero, de la Comuna Agroecológica “Los admirables 200”, en el Estado Mérida, lo define así: “Los Consejos Presidenciales son vocerías en las cuales se vincula la representación entre los estados y lo nacional, donde lo que se quiere es que tengamos un enlace directo con el Presidente, para plantear nuestras necesidades y así darles solución, trabajando directamente de cara a cara con el presidente obrero”.
Hasta el momento han sido implementados ocho Consejos Presidenciales, entre ellos el de Comunas y Movimientos Sociales; de Trabajadores y campesinos; de Mujeres; de Pueblos Indígenas; y de Estudiantes y Jóvenes.
En el pasado mes de diciembre se llevó a cabo la tercera sesión del Consejo de Comunas y Movimientos Sociales, uno de los primeros en implementarse, en donde se anunció la transferencia de 40 empresas de propiedad social (EPS) a distintas Comunas de todo el país. Las EPS son unidades productivas comunitarias destinadas a satisfacer las necesidades básicas (alimentación, salud, vivienda, educación, vestimenta), que apuntan al desarrollo de relaciones que exceden el marco privado y estatal.
Maduro aprobó un registro único fiscal para las empresas de producción comunal, a la vez que solicitó al Tribunal Supremo revisar la decisión que revocó la carta agraria (que establece que los comuneros tienen la potestad de la gestión y administración de los cultivos en los territorios que tienen las comunas) de los miembros de la Comuna El Maizal. Además, se anunció la incorporación de voceras y voceros de este consejo presidencial al Consejo Federal de Gobierno.
“Esta es la tercera sesión que se hace a nivel nacional con todos los voceros del consejo ejecutivo de las comunas. Fue muy productiva ya que se realizaron varios acuerdos, que fueron aprobados por el Presidente. Además es importante conocer la experiencia de otros compañeros de los 24 estados Hemos avanzado mucho en lo que refiere a la comunicación, lo socioproductivo, lo agroecológico como tal. Esto es en lo que nosotros nos tenemos que enfocar y accionar en nuestros territorios comunales, ya que de ahí se va a afianzar lo que es el Estado Comunal. En esta sesión del consejo presidencial se aprobaron acuerdos de planificación y financiamiento de comunas”, afirmó Carrero.
Otra economía
En el marco de la Feria Económica de las Comunas realizada el 13 y 14 de diciembre, se reunieron en la plaza Caracas productores y productoras de distintos estados que llevaron a la ciudad capital el potencial de producción de las Comunas.
Renán Correa, de la Comuna La Yaguaina, Estado Sucre, describía de esta manera el aporte de estas iniciativas en el actual contexto que vive el país: “La única forma de vencer esta guerra económica es la forma en que lo estamos haciendo hoy: que el productor mismo saque sus productos del campo y los distribuya en las comunidades, directamente a la gente, sin el intermediario. Por ejemplo en la feria un kilo de chino cuesta 20 bolívares, y en la ciudad se vende a 50 ó 60 bolívares. Lamentablemente estas ferias se hacen una vez al año, pero esto debería hacerse dos o tres veces al mes, para nosotros traer nuestros productos y enfrentar esta guerra económica que es grave y nos está afectando a todos”.
Para los comuneros es claro que el objetivo es mucho más que económico. El panorama que hoy vive Venezuela va más allá que los reajustes de su economía. El país se ve cercado internamente por el acoso imperial que encuentra fuertes complicidades en el empresariado y los medios de comunicación locales. “Lo que debemos sembrar dentro de las comunas es primordialmente el trabajo político-ideológico. Porque yo puedo tener de todo, pero si no tengo ideología, si no tengo la política, esto va a fracasar”, definió Correa.
El desarrollo de una economía basada en relaciones de reciprocidad y solidaridad (y no en la obtención de lucro), en donde la propiedad y la gestión de la producción son colectivas (no privadas ni necesariamente estatales), y donde el objetivo último del proceso productivo es el desarrollo humano integral (a partir de un trabajo no alienado), es una apuesta posible a desarrollar en la producción comunal. Economía social, economía solidaria, otra economía, son distintos nombres para definir el desafío transicional a una forma de producción sustentable que abandone el irracionalismo productivista en el que desemboca el capitalismo.
“Uno de los temas principales es soberanía agroalimentaria en todo el país. Esto es lo que se quiere afianzar, ayudar a los productores con sus actividades y a los artesanos apoyarlos financiera y técnicamente, para que ellos lleven sus procesos de producción a masificarlos a nivel nacional e implementar la agroecología para eliminar lo que son los transgénicos en la producción de alimentos”, comentó Yasmelí Carrero.
El agronegocio y la minería a cielo abierto han sido la punta de lanza del modelo extractivista a partir del cual América latina afianzó su colocación en el mercado mundial como proveedor de commodities, consolidando así un modelo dependiente en el que las transnacionales son los grandes beneficiarios a costa de la depredación ambiental.
El horizonte agroecológico, en este contexto, implica subvertir un patrón de acumulación impuesto por las formas de desposesión capitalista. “Donde más se ha avanzado con la producción de semillas autóctonas es en las Comunas El Tambor y Machocapá, que han formado municipios totalmente agroecológicos. Todavía nos hace falta mucho aprendizaje en cuanto a agroecología, y es ahí donde nosotros tenemos que insertar a esos abuelos que tienen conocimientos ancestrales en la realización de esos insumos sin utilizar químicos. Esos saberes son historia viva que a través de los medios comunitarios se puede masificar esa información”.
Un objetivo que significa, entonces, recuperar saberes populares y otorgar confianza e identidad a la organización comunitaria. En definitiva, crear poder popular para la construcción del socialismo.
Imagen: Verónica Canino / Comuna Agroecológica El Tambor, Estado Mérida.
Fuente: Contrahegemonía