El agronegocio de la soja en América Latina

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En América Latina 47 millones de hectáreas de tierra han sido dedicadas al cultivo de la soja. De los 12 países productores de soja en la región, Brasil, Argentina y Paraguay figuran como los principales y a consecuencia son los que más conflictos enfrentan por el cultivo de la oleginosa.

La demanda mundial de soja se ha incrementado considerablemente en las últimas década, China encabeza la lista de los principales consumidores y aunque también la produce, las cantidades de consumo han superado las de producción.

Siete de los diez primeros países que cultivan la semilla vegetal se encuentran en el continente americano. En Estados Unidos por ejemplo la soja es el grano dominante, representa cerca del 90 por ciento de los cultivos, generando el 34 por ciento de la producción mundial.

En Latinoamérica, Brasil, Argentina y Paraguay figuran como los principales productores en ese orden.

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Pero, por el modo en el que se cultiva y debido a que las variedades que se plantan están 90 por ciento genéticamente modificadas, generan altos niveles de contaminación por pesticidas y daños a la salud de los consumidores por su modificación transgénica.

Un negocio llamado soja

El agronegocio de la soja en Latinoamérica ha beneficiado a las grandes empresas y a los gobiernos que se han aliado a las multinacionales, la venta y cultivo en la región ha generado ganancias que superan los cientos de millones de dólares.

Más del 90 por ciento de la soja que se siembra y produce en Argentina, Brasil y Paraguay es de origen transgénico, la semilla es manipulada genéticamente para dotarla de nuevas características y obtener beneficios inmediatos como la resistencia a una plaga, mayor tolerancia a condiciones climáticas adversas o resistencia a un herbicida.

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Los gobiernos liberales en la región han intensificado su cultivo indiscriminado por las transnacionales, en el caso de Paraguay desde el gobierno se ha favorecido la siembra convirtiendo a la oleaginosa en uno de los principales productos de exportación.

En Argentina durante el gobierno de los Kirchner se puso en práctica un impuesto a la soja para financiar programas de interés social, con la llegada de Mauricio Macri se puso fin a la medida con el objeto de llamar de favorecer la importación y a las agroempresas.

La soja y sus consecuencias

El cultivo de la soja ha dejado severas consecuencias ambientales como el daño de suelos, deforestación indiscriminada, despojo de tierras a campesinos y comunidades indígenas.

Estudios científicos han demostrado que los alimentos trangénicos pueden generar consecuencias negativas y complicaciones para la salud de quienes lo consumen, por ejemplo la aparición de nuevos cuadros alérgicos por la introducción de nuevas proteínas a las que el cuerpo humano no está programado para tratar.

En América del Sur se producen más de 54 millones de hectáreas de soja transgénica y el uso de glifosatos, un herbicida de amplio espectro y que fue calificado como probablemente cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud, aumentó a más de 550 millones de litros por año.

Deforestación en Brasil

La cuestión de la plantación de soja en Brasil ha causado principalmente la deforestación de la Selva Amazónica en los últimos años. El gobierno en el 2006 firmó la “Moratoria de la Soja” con el objetivo de promover no comprar la semilla a los agricultores implicados en la deforestación.

Con la aplicación de la medida se han destruido cerca de 70.000 kilómetros cuadrados de selva amazónica, la deforestación cayó un 86 por ciento en 76 municipios alcanzados por la Moratoria, que generaban una producción de 98 por ciento del cultivo, pero a consecuencia aumentó la superficie plantada en un 170 por ciento desde 2006 a 2016.

Argentina y los agrotóxicos en cultivos de soja

Los cultivos de soja en Argentina ocupan casi el doble de tierra que toda su producción de granos combinada. En la década de los 90 se utilizaban cerca de 100 millones de litros de herbicidas, insecticidas, funguicidas, mientras que en el año 2012 el uso de estos productos se triplicó, 317 millones de litros. La producción de soja acaparó casi el 62 por ciento del total de los productos aplicados.

Foto: EFE

Los agrotóxicos más usados en la soja son los herbicidas y dentro de ellos el glifosato, ya que la soja transgénica ha sido diseñada para resistir a esta sustancia. Pero su uso producen efectos negativos para la salud de las personas, produciendo intoxicaciones crónicas de tipo neurológicas, respiratorias, incluso cancerígenas.

En el año 2009 tras una década de denuncias, los habitantes del barrio argentino de Ituzaingó, en la provicnia de Córdoba, rodeado de campos de soja, lograron que el Gobierno aplicara la prohibición de fumigación con agrotóxicos cerca de zonas urbanas. En esa localidad de cinco mil habitantes, cerca de 200 se enfermaron de cáncer.

El impuesto a la soja en Paraguay

Recientemente el Senado paraguayo aprobó un proyecto de ley para aplicar un impuesto del 10 por ciento a la exportación de soja, desición que ha generado rechazo en las élites agricultoras debido a que se incrementará el coste de las producciones de soja.

El Frente Guasú, defensor de la aplicación de la medida económica, asegura que el sector genera un impacto social debido al desplazamiento de los pequeños productores que se ven imposibilitados de competir con los grandes cultivos de soja.

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En Paraguay el cultivo de soja, en su mayoría transgénica, supera los 3,5 millones de hectáreas. Esa nación enfrenta hoy un gran conflicto agrícola por los miles de campesinos desplazados de sus tierras solamente el 2 por ciento de la población concentra el 85 por ciento de las tierras. Este panorama establece un modelo de desarrollo excluyente de la agricultura.

23 de junio, 2017

Fuente: Telesur TV

Temas: Agronegocio, Transgénicos

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