El agotamiento de los recursos minerales en este siglo
El siglo XX se ha caracterizado por el crecimiento económico e industrial de muchos países. Este crecimiento ha sido soportado por la extracción masiva y utilización de los recursos minerales de la Tierra.
La tendencia general observada en todo el mundo es que el consumo seguirá creciendo debido al rápido desarrollo de Asia, el afán de alcanzar un nivel de vida más alto de los países en desarrollo y el progreso tecnológico. Obviamente las épocas de crisis como la que estamos viviendo en la actualidad hacen frenar temporalmente dicho crecimiento, pero la historia muestra que superada la crisis, el consumo de recursos continúa con su aumento exponencial.
Sin embargo las preocupaciones internacionales siguen estando muy alejadas de este hecho. En la actualidad se presta más atención a cuestiones relacionadas con la destrucción del medio natural, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad o la contaminación de suelos y ríos, que al agotamiento de los minerales. Si los primeros están en la opinión pública, que progresivamente presionará más para que se vayan resolviendo mediante acuerdos internacionales y nuevos modelos de cambio social, el agotamiento de los minerales no se ha manifestado con toda su gravedad hasta el momento.
En 1972 hubo un serio aviso con el informe Meadows sobre los "límites del crecimiento" que apuntaba en esta dirección, pero fue desoído y hasta contradicho con el mayor crecimiento económico del siglo XX correspondiente a la era Thatcher-Reagan. Hoy 40 años después, el problema está mejor identificado y ya no caben críticas a la incertidumbre de los datos. Además hay que sumar todos los nuevos y cada vez mayores consumos y la mala gestión que se ha producido en este tiempo.
Durante millones de años la naturaleza ha formado y concentrado minerales a través de un elevado número de procesos geológicos, formando el stock natural existente. Los depósitos minerales que se encuentran concentrados sirven de almacén de materiales y energía para el hombre. Y cuanto más concentrado se encuentra un mineral, menos esfuerzo se requiere para su explotación en la mina. La minería implica una obvia reducción del stock natural de los minerales extraídos, pero también de los combustibles fósiles requeridos en la extracción. Dichos minerales siguen un proceso de concentración y refino para obtener las materias primas deseadas, para lo cual se requieren cantidades adicionales de otros materiales y combustibles. De esta forma, el stock natural concentrado en la corteza terrestre se convierte en stock humano. Y cuando finaliza la vida útil de los productos, dichos materiales acaban dispersándose como residuos en vertederos o en forma de contaminación.
La Termodinámica nos avisa de que cuando la concentración de un recurso tiende a cero, la exergía, es decir la energía útil, requerida para extraer el mineral tiende a infinito. Por tanto, desde un punto de vista práctico, se convierte en prohibitivo recuperar de nuevo los recursos que han sido dispersados. Así por ejemplo, es impensable recuperar el plomo que se ha dispersado al aire a lo largo de décadas de combustión de gasolinas con él. Igual ocurre con el zinc que se utiliza para dar consistencia a los neumáticos y que se dispersa en la atmósfera con la fricción.
En particular, en la tesis de Alicia Valero, que ahora ha resultado premiada, se ha estudiado la pérdida de capital mineral a lo largo del siglo XX y se ha realizado un pronóstico del estado de las reservas minerales futuras, con ayuda de diversos escenarios. Mientras que el pensamiento económico actual prevé un consumo exponencial de recursos minerales y fósiles, la Tierra no da para más. Tiene sus límites mineros y cada vez que se explota una mina va quedando sin explotar la mena menos rica que necesitará cada vez más energía y nuevos materiales para seguir explotándola. De tal manera que sólo será exponencial el crecimiento de los consumos pero no la producción del mineral que se irá reduciendo a cero y tomará a lo largo de la historia una forma de campana. Si se representan estas campanas para todos los metales estratégicos se obtiene la figura adjunta que se ha denominado significativamente la "cuenta atrás exergética de los recursos". Dicho gráfico muestra el posible fin mineral del planeta Tierra y constituye una novedad científica internacional de alarmantes consecuencias. En él se observa en unidades energéticas (como millones de toneladas equivalentes de petróleo - Mtep-), la evolución de la extracción de minerales a lo largo de la historia y la cantidad total de reservas.
El análisis revela que el pico de producción de los 6 minerales extraídos más importantes se alcanzará antes de que termine el siglo, habiéndose alcanzado ya el pico de producción del petróleo. Alcanzar el pico de producción de un determinado mineral supone que a partir de ese momento, la tasa de extracción disminuirá por la limitación física de los recursos. Esto lleva asociado un irremediable incremento de precios si la demanda continúa aumentando.
Figura1: Cuenta atrás exergética de los minerales más extraídos a lo largo del siglo XX
Los resultados son preocupantes: al ritmo de consumo actual, probablemente no haya reservas minerales suficientes para satisfacer la demanda de un futuro no muy lejano. Aunque para los combustibles fósiles este comportamiento ya se había predicho, para los minerales no se había documentado. Y sin embargo, el caso de minerales no energéticos es incluso más preocupante que el de combustibles fósiles, porque éstos se podrán sustituir con otros tipos de fuentes energéticas, como renovables o nuclear. Pero, la sustitución de metales no siempre será posible y en el largo plazo esta opción no será viable cuando exista escasez en todos los materiales. Más que a una crisis energética, la humanidad va a tener que enfrentarse a una crisis de minerales.
El estudio también ha puesto de manifiesto que grupos de tan elevado prestigio como el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático o el Consejo Mundial de la Energía están ignorando en sus informes los límites físicos de las reservas minerales. Dicho informes básicamente sólo consideran aspectos de demanda. De hecho, evalúan las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por diferentes modelos posibles de crecimiento, y anuncian que su límite estará en las catástrofes climáticas asociadas. Pero, los modelos sólo han considerado los diferentes escenarios de demanda de energía y no la capacidad del planeta para suministrarla ni los metales necesarios para soportarla. Por el contrario, el trabajo premiado al Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos enuncia que gran parte de esas posibilidades de crecimiento estarían impedidas antes por la falta de minerales y combustibles fósiles. Se pone así en entredicho los resultados del IPCC, y se propone su corrección por demasiado optimistas.
En pocas décadas, nuestra civilización habrá consumido los combustibles fósiles y dispersado las mejores materiales por el planeta sin posibilidad real de recuperación. El colapso es cada vez más evidente, a menos que se gestione de forma transparente el capital mineral de la Tierra, se promueva el reciclado y se confíe en el Sol como fuente de energía y biomateriales. El trabajo propone una nueva metodología para calcular este Capital Mineral de la Tierra, que denomina Geonomía Física, y que numerosos científicos han mostrado su interés y aplaudido con el reconocimiento del premio internacional.
Autor:
Este trabajo es el resumen del artículo científico: “A prediction of the energy loss of World´s mineral reserves in The 21 st century”, firmado por Antonio Valero, Alicia Valero y Amaya Martínez, investigadores del Centro de Investigación de Energías Renovables (CIRCE).
Este trabajo ha obtenido el primer premio al mejor artículo de investigación, por parte del Comité Científico Internacional de la 5ª Conferencia sobre Desarrollo Sostenible en Energía, Agua y Medioambiente celebrada en Dubrovnik y presidida por el profesor Noam Lior, de la Universidad de Pennsylvania.
Fuente: OLCA