Desarrollo, bienestar y buenvivir
El posdesarrollo logró mostrar que el discurso práctico del desarrollo conllevaba la exclusión de los conocimientos, las experiencias y las preocupaciones de aquellos que, en teoría, iban a ser los beneficiarios principales de las supuestas ventajas del desarrollo –las mujeres, las comunidades campesinas, los pueblos indígenas, los pobres de Asia, África y América Latina–, al tiempo que ocultaba el deterioro ecológico y social ocasionado por la ideología productivista/ consumista y la dinámica mercantilizadora del capitalismo.
Ese afán desvelador ha ido siempre de la mano del reconocimiento y vindicación de las culturas vernáculas y defensa de la diversidad sociocultural, rompiendo así con el monopolio de los expertos al multiplicar los centros y agentes en la producción del conocimiento. Por eso es especialmente importante dar voz a quienes resisten las intervenciones que se ejercen sobre ellos (los grupos, comunidades y pueblos que expresan tal oposición), partir de la vida y las luchas cotidianas de los sujetos concretos y recuperar las estrategias alternativas que se practican desde los movimientos sociales.
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