Costa Rica: Uso de plaguicidas, grave problema de salud pública (I)
"Entre los Derechos Humanos afectados por el uso de plaguicidas están los derechos a la vida, la salud, alimentación sana, información, así como de los trabajadores a un ambiente de trabajo saludable, y de los ciudadanos, a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado."
“La modernización de la agricultura implica
considerar la tierra como un organismo vivo,
a los vegetales como alimentos que deben
ser sanos, y a los trabajadores agrícolas
como constructores de una riqueza, que no
pueden ni deben pagar con su salud”
Dr. Carlos A. Rodríguez (OIT, 1994)
El 3 de diciembre fue establecido como el Día Mundial del No Uso de Plaguicidas, por la Red de Acción en Plaguicidas (PAN: Pesticide Action Network), compuesta por más de 600 organizaciones no gubernamentales, instituciones e individuos que en alrededor de 90 países trabajan para reemplazar el uso de plaguicidas peligrosos por alternativas ecológicamente sanas y socialmente justas, así como para hacer consciencia sobre los efectos negativos insoslayables del uso de estas sustancias.
Entre los Derechos Humanos afectados por el uso de plaguicidas están los derechos a la vida, la salud, alimentación sana, información, así como de los trabajadores a un ambiente de trabajo saludable, y de los ciudadanos, a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, como lo ordena el art. 50 de nuestra Carta Magna ( aquí).
Llamado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Este año, Hilal Elver y Baskut Tuncak, relatores especiales de la ONU “Sobre el Derecho a la Alimentación”, y “Sobre las Obligaciones de Derechos Humanos Relacionadas con la Gestión y Eliminación Ecológicamente Racionales de las Sustancias y los Desechos Peligrosos”, respectivamente, presentaron al Consejo de Derechos Humanos de la ONU el informe A/HRC/34/48, que crítica fuertemente la agricultura basada en plaguicidas y semillas transgénicas, estableciendo un nexo causal con la violación a los Derechos Humanos (ver aquí: aquí).
El informe advierte que: “En palabras del Director General de la FAO, hemos llegado a un punto de inflexión en la agricultura. Hoy en día el modelo agrícola dominante resulta sumamente problemático, no solo por el daño que causan los plaguicidas, sino también por los efectos de estos en el cambio climático, la pérdida de diversidad biológica y la incapacidad para asegurar una soberanía alimentaria”, y a la vez concluye que: “Deben cuestionarse tanto las políticas agrícolas como los sistemas de comercio y la influencia de las empresas en las políticas públicas si se quiere abandonar los sistemas industriales de alimentación dependientes de plaguicidas.”
Violación a los Derechos del Niño. Baskut Tuncak demuestra que los plaguicidas constituyen una amenaza global para los Derechos Humanos, y en especial para los Derechos del Niño, por ser más vulnerables a esta contaminación, ya que sus órganos se encuentran en desarrollo. Además, los niños están expuestos a dosis mayores de plaguicidas por unidad de peso corporal debido a su menor tamaño, con el inconveniente adicional de que los niveles y la actividad de las enzimas claves que desintoxican estas sustancias tóxicas son mucho más bajos respecto a los adultos. Entre los efectos tóxicos a estas exposiciones están: deterioro del desarrollo intelectual, efectos adversos en el comportamiento y anomalías del desarrollo (ver vídeo “Hormonas impostoras” aquí).
De igual manera demuestra que las mujeres embarazadas expuestas a plaguicidas tienen un riesgo mayor de sufrir un aborto espontáneo o un parto prematuro, así como que sus hijos nazcan con defectos de nacimiento, debido a la exposición prenatal de los fetos a estas sustancias tóxicas. Otro aspecto preocupante que Tuncak destaca es que los plaguicidas también pueden transmitirse a través de la leche materna, ya que es la única fuente de alimento para muchos bebés, donde su metabolismo no está lo suficientemente desarrollado para desintoxicar estas sustancias tóxicas. Como si fuera poco, también se están encontrando residuos de plaguicidas en fórmulas para bebés, así como en el agua con que se las mezcla.
En estos casos, afirma Tuncak, la mayoría de las víctimas no tiene el mínimo acceso a remedios efectivos, por lo que las generaciones futuras quedan expuestas al legado tóxico de las generaciones pasadas, incluso antes de salir del útero de su madre, concluyendo que: “La afirmación de que los pesticidas son necesarios para lograr la seguridad alimentaria es, además de inexacta, peligrosamente engañosa” ( aquí).
Que no nos engañen. Se mire como se mire, los plaguicidas son sustancias tóxicas y no “medicinas”, como lo predican sin vergüenza, sonrojo ni ética, quienes lucran con sus ventas, sin considerar los efectos tóxicos sobre el ambiente, al contaminar el aire, suelos, aguas y alimentos, causando graves desequilibrios en los ecosistemas, así como enfermedad y muerte, reducción de la vida silvestre y graves impactos negativos en la biodiversidad agrícola, a pesar de estar muy bien documentados esos efectos desde mediados del siglo pasado.
En Latinoamérica, el uso de plaguicidas ha causado la intoxicación de millones de personas y ha cobrado miles de víctimas, muchos de ellos niños, por lo que esta situación es un grave problema de salud pública ( aquí). Sin embargo, nadie ha asumido la responsabilidad por estos crímenes que permanecen impunes, con la complicidad de los gobiernos de turno, y en especial por parte de los ministerios de agricultura y salud, que se han dedicado a flexibilizar y retrasar las regulaciones de manera complaciente, o simplemente no hacer nada (laisser passer), convirtiéndose en cómplices por omisión, como sucede en nuestro país con la solicitud de prohibición del herbicida glifosato ( aquí).
En la segunda parte de este artículo citaré características importantes de estas sustancias tóxicas que suelen ser desconocidas o pasar desapercibidas, tanto por los aplicadores de estos productos, como por quienes los expenden, los recomiendan (agrónomos), tratan las enfermedades que causan (médicos), e incluso por quienes se dedican a ofrecer charlas y cursos sobre temas relacionados en esta materia, así como las personas que tenemos contacto, de manera consciente o inconsciente, con los residuos tóxicos de estas sustancias (p.ej. en el aire, el agua, la leche materna, y los alimentos). También expondré la propuesta de expertos internacionales en materia de seguridad y soberanía alimentarias para eliminar, o al menos disminuir en forma significativa, el uso de estas sustancias tóxicas.
Por Jaime E. García G. - Catedrático UNED-UCR. Red de Coordinación en Biodiversidad, moc.liamg@rcdadisrevidoib
13 de diciembre, 2017
Fuente: Revista Agroecóloga