Conseguir la independencia alimentaria de España con un modelo agroecológico es posible: toca cambiar de dieta
El informe "La urgencia de una transición agroecológica en España", elaborado por Amigos de la Tierra, constata que, con un cambio de dieta y el fomento de la producción agroecológica, el 99% de los alimentos para dar de comer a la población española podría cultivarse en territorio estatal, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero totales de España un 20% y mejorando la salud de la población.
Esquivar el alza del precio de los alimentos por una guerra al otro lado del continente. Rebajar considerablemente las emisiones de gases de efecto invernadero para hacer lo que toca respecto a la crisis climática. Ahorrar en combustibles, minimizar las importaciones —con la consiguiente mejora económica— y sanear las arcas públicas. Y todo eso mejorando la salud de la población, que sufriría menos enfermedades cardiovasculares. Estos son algunos de los beneficios de la propuesta que Marta G. Rivera y Eduardo Aguilera, junto a Amigos de la Tierra, proponen: un cambio en el modelo de producción de alimentos ligado a un cambio de dieta con el fin de conseguir la independencia alimentaria y energética del modelo agroalimentario español, ayudando de paso al medio ambiente y a frenar la emergencia climática.
Rivera, profesora de Investigación en el Instituto INGENIO del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), y Aguilera, del Centro de Estudios de Investigación para la la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales (Ceigram) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), son coautores del informe La urgencia de una transición agroecológica en España que se ha presentado este 29 de junio.
Tras constatar la gran dependencia del exterior de nuestro sistema alimentario, una anomalía que ha saltado a la primera línea informativa con la guerra de Ucrania y el alza de precios de los alimentos derivada de esta, ambos investigadores se pusieron manos a la obra y llevaron a cabo una investigación de más de dos años en la que plantean una serie de estrategias agroalimentarias para garantizar la soberanía alimentaria y energética del sistema de producción y distribución de alimentos en España. Se trata de algo que tarde o temprano nos tocará hacer. Como apunta la propia Rivera, “existe un consenso científico en la necesidad de transformar nuestro sistema agroalimentaria para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y los Acuerdo de París, si no nos será imposible alcanzarlos”.
Transformación total
Para la transformación del sistema alimentario y agrícola los expertos se han centrado en tres premisas básicas que gozan del consenso científico: reducir el consumo de proteína animal, disminuir la pérdida y desperdicio de alimentos —podría suponer hasta el 10% de emisiones de gases de efecto invernadero globales, según la Naciones Unidas— y la ecologización de la producción. Todo ello manteniendo una dieta que aún seguiría siendo hiperproteica e hipercalórica en relación a las recomendaciones sanitarias de la Organización Mundial de la Salud, remarca Marta Rivera.
“El actual sistema agroalimentario español necesita para el suministro de alimentos, además de los 25 millones de hectáreas (Mha) que usamos en nuestro país, 9,2 Mha extra de fuera para materias primeras de los que se consume aquí, el equivalente a un país como Hungría”, señala Andrés Muñoz, responsable de Soberanía Alimentaria de Amigos de la Tierra, en referencia principalmente a los cultivos importados para la producción de piensos para ganado.
La propuesta de los investigadores pretende minimizar este hecho, así como el uso de combustibles no renovables, fertilizantes y pesticidas sintéticos para apostar por una agricultura y ganadería más sostenible y de cercanía y lograr así una menor degradación del suelo y del medio. Para ello han elaborado una serie de escenarios con el fin de llevar al sistema alimentario español a un horizonte de sostenibilidad.
Mientras el escenario que supondría la puesta en marcha de la Estrategia Europea de la Granja a la Mesa, avalada por el Parlamento Europeo, convertiría el 25% de la Superficie Agraria Útil a ecológico, y reduciría en un 50% el uso de pesticidas y en un 20% el de fertilizantes nitrogenados de síntesis, los investigadores proponen dos estrategias que van mucho más allá.
En el llamado Escenario Agroecológico, “el 100% de la producción agraria española pasaría a cultivo y ganadería ecológicos”, explica Rivera, lo que supondría el abandono de fertilizantes inorgánicos y pesticidas. Pero no contentos con eso, proponen un último escenario que sumaría al agroecológico un cambio de dieta, lo que traería beneficios como la reducción a la mitad del desperdicio alimentario, la eliminación la importación de productos de origen animal, así como la de materias primas para la alimentación animal.
Es en este último escenario, el más ambicioso, donde, con la misma superficie agraria que se utiliza actualmente, el 99% de los alimentos necesarios para población se podrían cultivar dentro del país, lo que se traduce en que de las 9,2 Mha que necesitamos actualmente usar en otros países para nuestra alimentación, dejarían de ser necesarias 8,2 Mha.
Para esta transformación, los responsables del informe remarcan que es vital el incremento de producción y consumo de legumbres. Para eso se utilizarían tierras que hoy están paradas en de barbecho, ya que si no se agotan tras su uso en intensivo. En concreto, las 3,5 MHa de barbecho que existen hoy se dedicarían principalmente al cultivo de leguminosas de secano, aunque también de remolacha, patata y hortalizas en el barbecho de regadío.
Esta estrategia implicaría además toda una serie de hitos: la eliminación del total de pesticidas y fertilizantes sintéticos, la ausencia de importación y exportación de carne, así como de las materias primas necesarias para los piensos para consumo cárnico, hoy por las nubes y responsables del aumento del precio de la carne y otros alimentos.
Deberes climáticos
El clima, desde luego, sería uno de los grandes beneficiados. El escenario más ambicioso implicaría una drástica reducción del uso de combustibles fósiles tanto en la producción como en la distribución de comida. En concreto, de una reducción del 84%: de los 118 millones de barriles de petróleo que consume hoy el sistema agroalimentario español a 19. “Supondría reducir un 20% del consumo total de combustibles fósiles en el conjunto de las actividades económicas”, enfatiza el responsable de Soberanía Alimentaria de Amigos de la Tierra.
La cifra supondría un claro hito en la lucha climática por parte de España. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ya señaló que el sistema alimentario es responsable de entre el 21% y el 37% de las emisiones totales. “Los últimos datos muestran que serían un tercio total”, apunta Rivera, con lo que la esta considera que la necesidad de transformar la forma en que producimos alimentos “es un tema central”. El escenario agroecológico con cambio de dieta que proponen conseguiría que el sistema agroalimentario español fuese neutro en carbono. En concreto, se dejarían de expulsar a la atmósfera 124 Tm de CO2 equivalente, el triple de los que emiten todos los coches que hay en España.
La drástica reducción de la cabaña ganadera, del 58%, que pasaría a un modelo 100% extensivo, sería otro de los grandes factores que contribuirían a la drástica reducción de la contribución española a la crisis climática. Aunque también de la contaminación por nitratos provenientes de magro granjas y explotaciones ganaderas intensivas.
De ponerse en marcha la propuesta más ambiciosa lanzada hoy, la contaminación por nitratos, un problema que afecta a gran parte de las masas de agua del país —el último informe de seguimiento de la Directiva europea de nitratos del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico indica que casi el 30% de las estaciones de control de aguas subterráneas y el 50% de las superficiales alertan de una mala calidad del agua por contaminación por nitratos—, se reduciría un 87%, según afirman los responsables de la investigación.
Así, para los investigadores los datos muestran que la producción local puede garantizar un consumo proteico adecuado, reduciendo la proteína animal procedente del exterior y aumentando la producción sostenible en nuestro territorio. En palabras de Andrés Muñoz, “esta investigación demuestra que podemos alcanzar la soberanía alimentaria y la independencia energética en nuestro modelo alimentario”.
Fuente: El Salto