Colombia: Cosechas de agua y semillas nativas
"Los sistemas agroecológicos sostenibles y la garantía de la cosecha de agua para los mismos se constituyeron en el municipio de San Antonio de Palmitos en un referente posible de replicar, un modelo de preservación de las semillas y los recursos, así como un referente de la inevitable adaptación al cambio climático".
Elementos fundamentales para la soberanía alimentaria de las comunidades indígenas del municipio de San Antonio de Palmito:
Hasta mediados de la década del cincuenta, los sistemas productivos en el municipio de Palmito se caracterizaban por la gran diversidad de especies que sin lugar a duda satisfacían las necesidades alimentarias y nutricionales de las familias indígenas, pero con el pasar de los años este modelo ancestral fue cambiando hasta centralizarse en un sistema netamente agrícola, con especies promisorias como maíz, yuca y ñame, dejando a un lado todo el arraigo cultural y productivo de las comunidades.
Pocos años después, la economía indígena del municipio basada en este tipo de sistema de cultivos de pancoger trajo consigo la aparición y proliferación de insectos y plagas, sumado al fenómeno de la rápida expansión de la ganadería en la parte norte y nororiental del municipio, reduciendo de esta manera el territorio indígena destinado para la producción agrícola. Familias indígenas se vieron obligadas a ejercer presión sobre zonas de importancia ambiental como bosques y nacimientos de agua, este modelo productivo desarrollado fue insostenible ambiental, social y económicamente, ya que muchos nacimientos de agua destinados para consumo desaparecieron, llevando a que muchas familias se desplazaran hacia otros territorios.
Un grupo de productores indígenas vinculado a Asproinpal, preocupados por el desarrollo y arraigados a su territorio, inician con el acompañamiento de la Fundación Swissaid un proceso para el diseño de un modelo propio de desarrollo rural, que involucra la recuperación de semillas nativas, adopción de prácticas agroecológicas y sistemas productivos diversificados donde se integraban cercas vivas, plantas forestales, frutales, cultivos de pancoger, plantas medicinales y plantas forrajeras; este sistema es el que se conoce como Sistema Agroecológico Sostenible - SAS, con producción destinada al autoconsumo familiar y al mercado con especies tales como maíz, frijol, caraotas, yuca, plátano, batata, asociadas con arbustos forrajeros como guandúl, hortalizas tales como berenjena, habichuela, candía, tomate, ají, pimentón y con árboles frutales como cítricos, nísperos, guanábanas, guayabas, mangos y algunos árboles nativos.
Entre los años 2012 y 2014 hubo una crisis productiva, agravada en el año 2015 por la falta de agua, llevando con esto a la perdida de la soberanía alimentaria y el aumento de conflictos sociales por el acceso de recursos naturales, convirtiéndose el tema agua en una prioridad a resolver en relación con lo productivo y social. Fue necesario impulsar estrategias de cosechas de agua, la construcción y ampliación de jagüey como una alternativa necesaria e indispensable para afrontar el cambio climático y mejorar la soberanía alimentaria “sin agua no se puede garantizar la soberanía alimentaria”.
La cosecha de agua por medio de la construcción y ampliación de jagüey, jugó un papel importante en el desarrollo y sostenimiento de los sistemas agroforestales sostenibles, 35 familias pudieron garantizar agua al interior de la parcela. En el caso del cultivo de maíz los productores realizaban riego manual en área no mayor a media hectárea has en periodos determinados del ciclo del maíz para garantizar su producción. Hubo un aumento en la producción de hortalizas criollas a través de riego manual, garantizando semillas de las mismas.
Varidades de maíz como negrito, azulito, tacaloa, cucaracho, piedrita, cariaco amarillo, cariaco rojo, berrendo, huevito, cuba y velita, se encuentran recuperados y en cantidades considerables. Estas variedades de maíz representan para los indígenas, el principal alimento y especie relacionada con el desarrollo del pueblo zenú, por lo que la preservación y el rescate de semillas del mismo, representan en un alto grado la sostenibilidad de las familias. El maíz es consumido por las familias de distintas maneras dependiendo del grado de maduración del grano: lechoso, de grano blando, de grano duro y estado de madurez fisiológica; en las diferentes fases o grados de madurez se consume en estado fresco o en harinas. Los maíces secos son almacenados con cascaron en los llamados “pañol”.
Además la construcción del jagüey permitió la implementación de viveros familiares con especies nativas maderables y frutales con el fin de sembrar en las zonas aledañas al mismo jagüey, al interior del SAS y en los arroyos. Dichos viveros fueron implementados alrededor del jagüey para facilitar el riego manual.
Las especies maderables puestas a germinar se priorizaron teniendo en cuenta tres criterios: 1) consideradas escasas o en vía de extinción, 2) retenedoras de agua y 3) adaptadas a la zona. Entre las especies priorizadas se destacan: campano, roble, orejero, ceiba tolua y bonga. Frutales: cítricos, guayabas, nísperos y mangos por su fácil adaptabilidad fueron seleccionadas en su gran mayoría.
Estas plantas entrarán a fortalecer los SAS, aportando la estructura vegetal que ayuda a proteger el suelo con una capa de residuos vegetales, proveniente de los diversos estratos de plantas que tienen presencia al interior del sistema, contribuyendo a la formación de materia orgánica. Por otra parte, la presencia de especies de ciclo productivo corto, asociadas con especies de ciclo productivo de mediano plazo y con árboles de ciclo productivo largo plazo, permite a las familias tener ingreso constante a través de la producción de alimentos. Estas características disminuyen la vulnerabilidad del sistema frente a fuertes lluvias y sequías prolongadas, lo cual es una estrategia importante para la adaptación al cambio climático.
Otro aspecto positivo fue la entrada de otro componente a los SAS: la piscicultura con especies como: el bocachico, tilapia, mojarra y cachama destinadas para consumo y comercialización. Hubo fortalecimiento agrícola y pecuario, que permitió mejorar la seguridad alimentaria y las condiciones de ingresos de las familias. Especies como cachama y bocachico fueron apetecidas para la explotación, el número de estas especies a cultivar en los jagüeyes oscilaron entre 300 y 2.000 dependiendo de la dimensión del jagüey.
“Con la ampliación del jagüey de la finca puedo regar mis cultivos en los días que no llueve y de esta manera asegurar la cosecha, puedo producir pescado y darle agua a mis vacas.” Dairo Feria.
De esta manera los sistemas agroecológicos sostenibles y la garantía de la cosecha de agua para los mismos se constituyeron en el municipio de San Antonio de Palmitos en un referente posible de replicar, un modelo de preservación de las semillas y los recursos, así como un referente de la inevitable adaptación al cambio climático que deben asumir los productores de una de las regiones más devastadas por el creciente proceso del calentamiento global.
Asociación de Productores Agroecológicos de San Antonio de Palmito - Asproinpal.
Fuente y fotos: Grupo Semillas