Colombia: propuesta de UNIDAD del Movimiento Indígena

Idioma Español
País Colombia

"Por boca del mismo uribe, hemos sido testigos de la declaratoria de guerra contra nuestros pueblos y nuestro movimiento al decir: "ni un peso, ni un centímetro de tierra más para los indígenas", "no más creación de cabildos y resguardos"; que "la recuperación de tierras y la defensa de nuestros territorios es una estrategia de los terroristas de las farc" y que "eso solo ha servido de cobertura para los terroristas". y para rematar, ofreció a los participantes en el consejo de gobierno en popayán el día 15 de marzo de 2.008, "promulgar un decreto para constituir un fondo de recompensas con destino al pago a quienes den información de los dirigentes que promuevan las recuperaciones de tierras". Mejor declaración de guerra no podíamos esperar."

SIEC, Actualidad Etnica, Novirao, Cauca. Agosto 21 de 2008. Los pueblos indígenas nos encontramos hoy ante la amenaza de perder nuestros derechos alcanzados con enormes esfuerzos, con el invaluable apoyo solidario de sectores populares y personas consientes del pueblo colombiano y de amigos de la comunidad internacional.

Hoy, la oscura alianza tejida entre los restos de los terratenientes tradicionales, narcotraficantes y paramilitares, las tras y multinacionales, grupos monopolistas criollos y políticos de diferentes corrientes con su política de "seguridad democrática", ha llevado la guerra contra el pueblo colombiano y los pueblos indígenas a niveles aterradores.

El gigantesco despliegue publicitario para promover la guerra contra el "terrorismo" impuesta por el imperio norteamericano y acogida por esa oscura alianza y su jefe político, el señor Uribe veles, no es mas que una cortina de humo para masacrar pueblos como en Palestina, el Líbano, Irak, Afganistán, Colombia y otros.

La persecución al narcotráfico y a la insurgencia son solo pretextos de los que se han servido el estado y gobiernos para cerrar toda posibilidad de lucha por la defensa de los derechos de nuestros pueblos, en nuestro caso.

Quienes hemos soportado los horrores de esta guerra, hemos sido el pueblo colombiano y los pueblos indígenas.

Los movimientos políticos y sociales, liquidados unos, apabullados otros; acorralados, desvertebrados, descabezados en sus dirigentes, aterrorizados y dispersos todos; sentimos, ahora mas que nunca, la necesidad de reconstruir las relaciones, de reencontrarnos y unirnos en la resistencia común por la defensa de nuestros derechos.

A pesar de la profunda crisis social, política, institucional y moral en que se debate esa alianza de los sectores más reaccionarios de la sociedad colombiana, todavía el gobierno de Uribe se da el lujo de pisotear con arrogancia a quienes continuamos resistiendo y buscando una salida política, y con dignidad, de la terrible situación en que nos encontramos.

Por boca del mismo uribe, hemos sido testigos de la declaratoria de guerra contra nuestros pueblos y nuestro movimiento al decir: "ni un peso, ni un centímetro de tierra más para los indígenas", "no más creación de cabildos y resguardos"; que "la recuperación de tierras y la defensa de nuestros territorios es una estrategia de los terroristas de las farc" y que "eso solo ha servido de cobertura para los terroristas". y para rematar, ofreció a los participantes en el consejo de gobierno en popayán el día 15 de marzo de 2.008, "promulgar un decreto para constituir un fondo de recompensas con destino al pago a quienes den información de los dirigentes que promuevan las recuperaciones de tierras". Mejor declaración de guerra no podíamos esperar.

Con todo lo que hemos soportado en estos últimos años y con esa declaración de guerra no se ha golpeado ni se está golpeando a una u otra organización indígena en particular. Se está golpeando a todo el movimiento político y social de nuestros pueblos, al movimiento en su conjunto, a todos nuestros pueblos, al último bastión de la resistencia contra el autoritarismo, el despotismo y el terrorismo de estado que ha cobrado miles y miles de víctimas en el país.

Hoy están amenazados nuestros territorios, todos nuestros derechos alcanzados con tanto esfuerzo, nuestra vida comunitaria y colectiva, la posibilidad de prolongación de nuestra existencia como pueblos y culturas y de hecho la diversidad cultural del país. Y es esto precisamente lo que crea la imperiosa necesidad de unidad de nuestros pueblos y de todo el movimiento indígena.

¿ Porqué unirnos entonces?

Porque:

- las tras y multinacionales, grandes empresarios criollos, terratenientes tradicionales, narcos, paramilitares, políticos reaccionarios con el estado y gobiernos colombianos y su legislación reciente (código de minas, leyes de aguas, páramos, bosques, de desarrollo rural, reforma política, de justicia y paz, de ordenamiento territorial, de cuencas, y resoluciones sobre comercialización de productos de origen agropecuario) amenazan gravemente nuestros resguardos y territorios y nuestra vida comunitaria y colectiva.

- esa legislación impuesta y aprobada o no, por un congreso ilegítimo, amenazan nuestra existencia como pueblos y culturas diferentes y la diversidad cultural del país.

- nuestros derechos consagrados en la constitución política de l.991 y en la legislación internacional nos están siendo arrebatados y violados, entre ellos el del carácter especial de nuestras instituciones, legislación interna y jurisdicción propias.

- la desaforada privatización de los frutos del trabajo, de los recursos naturales renovables y no renovables, los servicios públicos y hasta la vida misma, destruye nuestra vida comunitaria y colectiva, base fundamental de nuestras culturas.

- el conocimiento ancestral, patrimonio colectivo de nuestros pueblos, esta en vías de privatización con las patentes de las tras y multinacionales.

- si no les basta el terrorismo de las fuerzas militares y paramilitares, el chantaje de los altos funcionarios del estado y la confusión sembrada por los medios de comunicación a su servicio, nos quieren dividir internamente en las comunidades con programitas engañosos como "familias guardabosques", "familias en acción" y otros.

- estamos perdiendo los fundamentos y principios de nuestra resistencia social, política y cultural como son el derecho mayor, autoridades, autonomía y la vida comunitaria y colectiva.

- nuestra mayor aspiración que es la reconstrucción económica, social y cultural para prolongar nuestra existencia como pueblos, han avanzado muy poco.

- la dispersión y la división que, si bien es cierto pueden haberse justificado antes, hoy ya no las podemos seguir justificando con la autonomía mal entendida, con la "independencia" de las organizaciones ni con decisiones y acciones cada uno por su lado.

- en los últimos años hemos caminado más hacia la intermediación con el estado y gobierno colombianos y a convertirnos en ejecutores de sus políticas privatizadoras, que hacia la defensa de nuestros derechos.

- la participación electoral y la representación en órganos legislativos o ejecutivos no nos han dado los resultados que esperábamos.

- política y socialmente, quienes tenemos más elementos comunes que nos identifican y nos unen, somos precisamente los pueblos indígenas, a pesar de que las organizaciones existentes nos movemos con criterios distintos, tenemos muchas diferencias de pensamiento, de actitud ante el estado y gobierno colombianos y en muchos otros aspectos de metodología y operatividad, lo cual debemos discutirlo con franqueza y decisión para fortalecer la unidad.

- nuestros pueblos y comunidades reclaman con urgencia la unidad para fortalecer la resistencia y los procesos comunitarios y de alguna manera lo vienen haciendo, independientemente de las organizaciones a las que pertenezcan. esta legítima aspiración y búsqueda son factores vitales que crean un ambiente favorable para construir la unidad, pero pueden ser fatales si los dirigentes y las organizaciones no asumimos conscientemente el compromiso de encausar y ayudar a construir esa unidad, pues eso puede derivar en una mayor frustración y dispersión de la que existe.

- y en fin, porque en las últimas luchas realizadas, sobre todo en el cauca, se advierte un grave peligro y es un cierto aislamiento del resto del movimiento indígena y de amplios sectores populares del pueblo colombiano. este es un riesgo muy grande que estamos corriendo. muy bien sabemos que el estado y gobierno colombianos vienen haciendo una labor sistemática de desprestigio del movimiento, de confusión y engaño en amplios sectores sociales del pueblo colombiano para volcarlos en contra nuestra y que esta sucia y reaccionaria política no la podemos contrarrestar sino con unidad, con claridad y acciones sociales comunitarias muy contundentes. acciones sociales comunitarias no solo de nosotros o de algunos de nosotros sino en conjunto con amplios sectores populares del pueblo colombiano para que puedan tener realmente peso, fuerza y contundencia.

¿Sobre qué bases y principios podemos y debemos unirnos?

Creemos que el elemento central que nos unifica a los pueblos indígenas, y sobre todo en el momento actual cuando nos encontramos frente a graves amenazas, es la defensa de nuestros territorios. Al menos, tenemos que defender lo que hemos recuperado, lo que tenemos hoy. La defensa territorial está legitimada por nuestro derecho mayor o ley de origen. Somos originarios de este continente. Antes de que llegaran los invasores europeos, y antes de que se crearan las repúblicas, estados y gobiernos de los criollos que hoy existen, miles de años antes, existíamos nosotros.

El derecho mayor nos concede la legitimidad para poseer nuestros territorios y la facultad para designar nuestras autoridades y gobiernos, para hacer uso de los recursos de acuerdo a nuestras costumbres, pensamiento y culturas; para organizar nuestra vida comunitaria y colectiva y para construir nuestro propio futuro.

Fuimos y seguimos siendo pueblos.

Antes que "grupos étnicos", "minorías étnicas" o "comunidades atrasadas", comunidades tribales como nos presentan algunos "civilizados", fuimos y seguimos siendo pueblos con organización social e identidad cultural; idiomas propios, con autoridades y gobiernos propios; con saberes y explicaciones propias del mundo; con economía y tecnología propias.

Fuimos conquistados y sometidos, destruidas la mayor parte de nuestras culturas, despojados de nuestros territorios, arrinconados y acorralados en chiqueros llamados resguardos y obligados a trabajar para los invasores y usurpadores.

Por centenares de años hemos resistido y luchado en defensa de nuestra libertad, territorios y autoridades.

Hoy, aunque reducidos y diezmados, seguimos resistiendo porque la guerra física, social, política y cultural contra el indio en Colombia no ha terminado ni terminará pronto. Somos pueblos, sujetos de derechos sociales, políticos y culturales.

Territorios.

Como pueblos originarios de este continente, poseíamos nuestros territorios. por eso, defendemos lo que nos perteneció y nos pertenece hoy. Sin ellos, nuestros saberes, nuestra vida comunitaria y colectiva y culturas, desaparecerían por completo.

Sin la relación con nuestros territorios, toda nuestra existencia pierde su razón de ser. nos volveríamos personas o individuos, "ciudadanos", y peor aún, nos convertiríamos en usuarios y consumidores de bines y servicios, relacionados individualmente con el estado, como quiere la sociedad individualista actual. Por eso, los derechos que defendemos y reclamamos, son derechos colectivos como pueblos.

Todas las leyes que hemos mencionado antes, aprobadas o no por ese congreso ilegitimo, amenazan gravemente la seguridad jurídica que nos ha sido reconocida sobre nuestros territorios.

Autoridades

Como pueblos organizados con nuestros sistemas de trabajo, economía, saberes, idiomas propios y culturas, teníamos nuestras propias autoridades. Los caciques, los consejos de ancianos y los médicos tradicionales, eran nuestras autoridades.

Al destruir nuestros pueblos, destruyeron también estos sistemas de gobierno. Sin embargo, conservamos los cabildos y otras formas de gobierno tradicional y administración interna en nuestras comunidades. Conservamos aún los médicos tradicionales y en muchos casos, los consejos de mayores como guías y conductores que nos señalan el camino que debemos recorrer en nuestras luchas en defensa de nuestros derechos.

Estas autoridades se han debilitado últimamente porque las nuevas formas organizativas que hemos creado en las comunidades tienden a reemplazarlas. Es por eso que necesitamos discutir y evaluar muy bien lo que nos esta sucediendo y enderezar el camino antes de que sea demasiado tarde.

Autonomía

Somos pueblos y culturas diferentes, aún entre nosotros mismos. Tenemos y defendemos nuestros territorios. Tenemos y defendemos nuestras autoridades y gobiernos.

Hemos conquistado el reconocimiento de estos derechos. Por eso, tenemos autonomía. Autonomía para gobernarnos. Autonomía para decidir sobre nuestro futuro. Autonomía para usar y administrar los recursos naturales a nuestra manera en los territorios. Autonomía para decidir sobre lo que nos conviene y lo que no nos conviene. Y también tenemos capacidades para diferenciar entre lo que nos beneficia y está de acuerdo con nuestros derechos y lo que nos perjudica y está en contra de los mismos.

Reconstrucción económica, social y cultural de nuestros pueblos

Como pueblos invadidos, aniquilados, destruidos económica, social y culturalmente, tenemos el derecho a exigir que se nos reconozca la deuda histórica por el despojo que se nos hizo de nuestros territorios y riquezas, las cuales sirvieron para engrandecer a los países opulentos y en parte para enriquecer a los opresores de la sociedad colombiana. Esos países opulentos que dominan el mundo y los ricos de la sociedad colombiana tienen esta gran deuda con nuestros pueblos. por tanto, no les estamos pidiendo limosnas. Exigir el pago de esa deuda es una cuestión de dignidad de los pueblos indígenas.

La prolongación de nuestra existencia como pueblos no la podemos asegurar y garantizar si no hacemos grandes esfuerzos por retomar, recuperar, discutir y operativizar la orientación de reconstrucción económica, social y cultural de nuestros pueblos, construida en las luchas anteriores de los años 70 y 80 del siglo pasado. Esta orientación no surgió de algún especialista en indiologia, o de ingeniosos investigadores externos. Esta orientación la construimos en la lucha de recuperación de nuestras tierras, al empezar a discutir qué debíamos hacer con las tierras recuperadas y, sobre todo, a discutir, ya desde ese momento, cómo el mercado nos ponía-y ahora con mayor razón- a producir para vender afuera y no para nuestra supervivencia.

Hoy existe un acumulado de experiencias buenas, regulares y malas en la producción y comercialización interna y externa de productos agrícolas, pecuarios, piscícolas, de artesanías y otros; en la operación de programas sociales de salud, educación, artísticos, atención de niños, ancianos, desplazados, etc., en el manejo de recursos del sistema general de participaciones (sgp) (transferencias), en iniciativas de aplicación de la jurisdicción especial y en muchos otros renglones específicos.

Particularmente en el campo productivo, existen muchas iniciativas en marcha y experiencias pero todas aisladas unas de otras, aún dentro de cada pueblo; no pocas de ellas, impregnadas de pensamientos extraños o ajenos a los principios y fundamentos de nuestras luchas; respondiendo en algunos casos mas a los intereses de las agencias gubernamentales o de la cooperación internacional que a las necesidades sociales y políticas de nuestros pueblos y nuestro movimiento; a los afanes y urgencias de los lagartos de proyectos que se mueven como abejas alrededor de los cabildos, de los dirigentes y de los responsables de las áreas donde se manejan los proyectos.

Es urgente que el movimiento en su conjunto, haga una evaluación minuciosa, rigurosa y real de todo este caudal de experiencias. recoger todo lo positivo de ellas. Corregir y aprender de lo negativo de las mismas. Promover más la relación y el intercambio entre los grupos y organizaciones que vienen haciendo esas experiencias. Animarlos a que aprendan más unos de otros. a que se solidaricen y apoyen unos a otros. Pero lo más importante es que todos caminemos con la orientación clara hacia la reconstrucción económica, social y cultural de nuestros pueblos.

Los anteriores, constituyen algunos de los principios fundamentales, alrededor de los cuales podemos y debemos construir la unidad del movimiento indígena. Principios que deben ser rescatados del discurso en que se convirtieron para que vuelvan a iluminar el camino y la marcha de las comunidades en la lucha por la defensa de nuestros derechos. De esta manera podemos fortalecer la unidad interna, por lo menos en la mayoría de nuestros pueblos y entre todos ellos.

Pero además, es necesario buscar algún mecanismo organizativo que nos agrupe a todos, independientemente de las organizaciones existentes. Para ello, proponemos la creación del …

Consejo de pueblos indígenas en Colombia

Esta propuesta ya fue hecha en el foro por la paz realizado en Bogotá en 2.003 y acogida por todos los participantes en ese momento.

¿Qué pasaría con las organizaciones que ahora existen en caso de dar ese trascendental paso de creación y construcción del Consejo de Pueblos Indígenas en Colombia?

Por ahora pueden seguir existiendo. No hay necesidad ni tampoco estamos planteando que se acaben. en adelante, los mismos pueblos indígenas lo definirán.

Lo importante es que mediante la discusión, entendamos que el consejo debe ser un espacio libre, sin personerías jurídicas y ataduras del estado, en el cual se reúnan los pueblos indígenas a debatir y tomar decisiones sobre los problemas que los afectan y sobre su futuro.

De hecho, esto ya se viene haciendo. las cuatro (4) organizaciones más representativas del movimiento indígena se reúnen en las mesas de concertación con el estado. Aunque este ejercicio hasta ahora está dado para ese propósito, en adelante no sería solo para concertar con el estado sino principalmente para unir a todo el movimiento indígena y construir una política propia de resistencia para todos los pueblos indígenas.

Unidad de los pueblos indígenas y el pueblo colombiano

Si bien es cierto, la unidad del movimiento indígena es ahora de suma importancia por las amenazas a las que estamos enfrentados y porque tenemos más elementos comunes que nos ayudan a fortalecerla, también es cierto que, aún logrando la unidad de nuestros pueblos y del movimiento, no podremos seguir resistiendo solos.

Es necesario recordar además que, en los años 70 y 80 del siglo pasado, los sectores sociales y políticos consientes del pueblo colombiano nos dieron un invaluable apoyo, el cual nos permitió fortalecer las luchas por la recuperación de las tierras que nos habían arrebatado y la resistencia en defensa de nuestros derechos.

Los campesinos organizados en la asociación nacional de usuarios campesinos (anuc), organizaciones sindicales de trabajadores, estudiantes, organizaciones barriales, algunos movimientos políticos y especialmente los grupos de solidarios, dieron un aporte invaluable a nuestra lucha.

Desde hace varios anos, ese apoyo se ha debilitado considerablemente, por una parte, debido a que nos hemos concentrado mas en las actividades electorales, las cuales no nos han servido para fortalecer el movimiento sino para perder credibilidad, que a la lucha por la defensa de nuestros derechos y, por otra parte, a la agresiva campana que viene haciendo el gobierno para sembrar confusión y volcar sectores sociales del pueblo colombiano en contra nuestra.

Por tanto, estamos obligados, y ahora más que nunca, a fortalecer la unidad con el pueblo colombiano (campesinos, afro descendientes, sectores populares urbanos, estudiantes, intelectuales y sectores políticos democráticos).

Creemos que hay la necesidad de construir la unidad con los campesinos y afro descendientes para la defensa territorial, pues la alianza de las tras y multinacionales y los viejos y nuevos terratenientes narcos y paracos para masacrar, despojar y desplazar a millones de campesinos, negros e indígenas nos ha golpeado y nos seguirá golpeando a todos. Nos une también la exigencia de una verdadera y real reforma agraria y la lucha para enterrar el estatuto de desarrollo rural, ley nefasta para todos, lo mismo que la reparación a todas las víctimas del terrorismo oficial y paramilitar.

Con todo el pueblo colombiano nos une en este momento la lucha contra las normas impuestas por la organización mundial del comercio (omc) y que en Colombia se traducen en las resoluciones sobre comercialización de productos de origen agropecuario que amenazan a toda la economía campesina, piscícola y artesanal de pequeños y medianos productores y a los millones de consumidores de los sectores populares urbanos. ¿Para qué tratados de libre comercio (tlc) con la emisión y aplicación de esas normas y resoluciones?

Ante la profunda crisis social, política, institucional y moral a la que ha llevado al país esa alianza reaccionaria con todas las monstruosidades que ha cometido y gobernando de manera completamente ilegitima, debemos unirnos con todo el pueblo colombiano para exigir con más fuerza el acuerdo humanitario (liberación de los rehenes de la guerrilla), preparar condiciones para la solución concensuada del conflicto social y armado interno y por la construcción de un consenso político lo mas amplio posible con todas las fuerzas sociales y políticas democráticas que obligue mediante la mas basta movilización social a la conformación de un gobierno provisional que restituya la estabilidad política nacional y los derechos del pueblo colombiano y los pueblos indígenas, por la defensa de la soberanía nacional y contra la política guerrerista de la "seguridad democrática".

Como construir la unidad que tanto necesitamos

Todos debemos convertirnos en trabajadores y constructores incansables de la unidad. ante la amenaza de perder nuestros territorios y todos los derechos que hemos conquistado, estamos obligados a hacer a un lado los intereses personales, de grupo o de organización y poner por encima los intereses de nuestros pueblos, destacando lo común que nos une.

En todo nuestro trabajo, debemos ser profundamente respetuosos de las decisiones de las comunidades y de nuestros pueblos, así tengamos discrepancias en todo o en parte. podemos y debemos ser respetuosos sin abandonar la critica sobre los errores y lo que no estemos de acuerdo.

La discusión entre las directivas de las organizaciones es importante y necesaria pero no suficiente. No podemos contentarnos con ponernos de acuerdo solo entre las cúpulas, las directivas de las organizaciones. la unidad debe ser asunto de todas nuestras comunidades desde sus bases.

La unidad hay que construirla desde las comunidades, desde las bases de las organizaciones y en la lucha por la defensa de nuestros territorios y derechos.

Encuentro de Cabildos Nasa y Misak (Guambianos)

Novirao, Territorio Nasa, agosto 8 de 2.008

Coordinacion de Autoridades Indígenas Tradicionales en Colombia.

Fuente: Etnias de Colombia

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