Claves para entender la soberanía alimentaria

Idioma Español
País Cuba
- Foto de Modesto Gutiérrez/ACN.

"En Cuba, alcanzar la soberanía alimentaria es una de las prioridades. De hecho, en la actualidad, el gobierno cubano avanza hacia el cumplimiento del Objetivo 2 de la Agenda 2030, donde se plantea la necesidad de poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible".

En la Cumbre Mundial de Alimentación en 1996, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) acuñó el término de seguridad alimentaria. ¿Qué es? Pues se dice que un individuo, hogar, nación e incluso, el mundo, alcanzó la seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen acceso físico y económico a suficiente alimento, seguro y nutritivo, para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias, con el objeto de llevar una vida activa y sana.

Pero, ¿cómo alcanzar la seguridad alimentaria? Realmente puede ser una tarea difícil, sobre todo, cuando se propone a nivel de nación. Es así que en el 2001 se amplió este concepto y surgió otro que despejó un poco el terreno de las dudas: la soberanía alimentaria.

En el año 2007, se establecieron seis pilares fundamentales para entender mejor de que trata este concepto y visualizar no solo la parte teórica, sino también la práctica. De esta manera sirven de guía a las distintas naciones del mundo en el camino de alcanzar dicha soberanía. No obstante, es necesario destacar que cada país adapta estas bases según sus condiciones.

En Cuba, alcanzar la soberanía alimentaria es una de las prioridades. De hecho, en la actualidad, el gobierno cubano avanza hacia el cumplimiento del Objetivo 2 de la Agenda 2030, donde se plantea la necesidad de “poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”.

Es por eso que entre los Lineamientos de la  Política Económica y Social de Cuba para el período 2016-2021, se incluyeron 29 lineamientos para el sector agroalimentario, dirigidos a lograr las transformaciones estructurales y de funcionamiento necesarias para elevar la producción de alimentos, reducir su importación, fomentar el desarrollo sostenible y diversificar las exportaciones.

En el artículo 77 de la  Constitución de la República de Cuba también se refleja el interés del país en garantizar una alimentación adecuada y saludable.

SOBERANÍA ALIMENTARIA DESDE LA PRÁCTICA

El Programa de Autoabastecimiento Municipal es una de las estrategias fundamentales en función de la soberanía alimentaria del país que se comenzó a implementar desde el 2016. Este plan que aspira a que mensualmente cada habitante adquiera 30 libras de alimentos, distribuidas en viandas, hortalizas, granos y frutas.

- Foto de Fernando Medina Fernández / Cubahora

Sin embargo, hasta el primer trimestre del 2019, el promedio nacional de libras per cápita era de 16.5, es decir, poco más del 50% de lo previsto inicialmente.

De acuerdo con lo expresado por la especialista del Ministerio de la Industria Alimentaria, Gloria Almandoz, durante la Semana de la Agricultura y la Alimentación, no se trata solo de garantizar esta cantidad de alimentos, sino que sean de calidad. Es por eso que “este plan tendrá un gran significado para la canasta básica de alimentos del pueblo cubano, y va a llevar al mercado local productos de alto valor nutricional”.

En este sentido, el Programa de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar tributa directamente al de Autoabastecimiento Familiar y, a su vez, a la soberanía alimentaria. En América Latina y el Caribe existen experiencias similares a este tipo desarrolladas fundamentalmente por instituciones locales, organismos gubernamentales y agencias de cooperación internacional. La FAO destaca el ejemplo de Cuba como emblemático y exitoso.

La diversificación de los cultivos para el autoabastecimiento familiar y el uso eficiente de los suelos son dos de los principales objetivos del Programa de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar. Este plan, que está conformado por fincas, patios y parcelas, fue creado para poder enfrentar momentos difíciles como, por ejemplo, los desastres naturales.  Esto se debe a que trabaja con tecnologías de fácil recuperación y cultivos de ciclo corto.

La agricultura urbana, suburbana y familiar está encaminada a alcanzar la soberanía alimentaria, ya que el productor puede gestionarse todo lo que necesite. De hecho, dentro del organopónico cuentan con un espacio de elaboración de abono orgánico que contribuye también a evitar el uso de químicos.

Según Elizabeth Peña Turruellas, directora de ese programa, “la soberanía alimentaria se logra a partir de poner en función los recursos hídricos, de suelos, de tecnología y conocimientos que tiene el país en función de la producción de alimentos, y es eso precisamente lo que impulsará la agricultura en Cuba”.

En función de impulsar el autoabastecimiento municipal también destaca el Proyecto PALMA (Programa de Apoyo Local a la Modernización Agropecuaria) dirigido a 37 municipios del país. Como resultado fundamental del programa está aumentar la producción local de alimentos y, para ello, los campesinos han recibido insumos, herramientas, pequeños equipos para la producción y sistemas de riego eficientes.

La agroecología también es una práctica de la soberanía alimentaria. Lograr que las personas que trabajan la tierra, distribuyen los productos y los consumidores realicen estos procesos de una manera ecológicamente sostenible hacen que la agroecología sea una alternativa sustentable.

El Movimiento Agroecológico de Campesino a Campesino, promovido por la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) se enfoca en alcanzar estas metas y colabora, además, con otros proyectos relacionados con la conservación de suelos, desertificación, sequía y el rescate de la producción local de alimentos. Trabajan también la diversidad, semillas, y minindustrias de vegetales y frutas.

Otro de los aspectos fundamentales para garantizar una soberanía alimentaria es el aprovechamiento racional de los recursos naturales, sin causar daños al medio ambiente. Con este objetivo, se aprobó durante el Tercer Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular en 2019, la Ley de Pesca, que se acoge al  Código de Conducta para la Pesca Responsable de la FAO.

Esta ley establece las regulaciones para el adecuado ordenamiento, administración y control de la actividad, en función de la conservación y aprovechamiento racional de estos recursos naturales en las aguas marítimas, fluviales y lacustres del archipiélago, con el fin de contribuir a la soberanía alimentaria de la nación. Además, no solo garantiza la soberanía, sino la seguridad alimentaria, contribuye a los  encadenamientos productivos y apuesta por una economía eficiente.

Un proyecto relacionado también con la preservación, la resiliencia y la sustentabilidad medioambiental en el camino de la soberanía alimentaria es el presentado por la FAO en octubre de 2019. Trata sobre la Introducción de nuevos métodos agrícolas para la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad, incluyendo recursos fito y zoogenéticos, en paisajes productivos en áreas seleccionadas de Cuba

Dicho proyecto será ejecutado durante el período 2019-2023 y entre sus objetivos está contribuir a la conservación in situ al incluir la granja, un grupo de especies, razas y variedades de trascendencia global y nacional para la alimentación, además de sus parientes silvestres y los ecosistemas que las albergan.

SOBERANÍA ALIMENTARIA EN CUBA: RETOS Y DESAFÍOS

No, no todo está bien y queda mucho camino por recorrer. Sin dudas, el bloqueo económico, comercial y financiero frena el desarrollo de este sector y que hasta el 2019 había sufrido afectaciones económicas que ascendieron a 412 millones 230 mil 614 dólares. Aun así, todavía hay muchos retos y desafíos a nivel interno.

Para nadie es un secreto que comprar comida de buena calidad, hortalizas, carnes y todo aquello que garantice una alimentación saludable puede ser una tarea difícil en Cuba, sobre todo, porque la producción de alimentos no satisface la demanda.

Entre las causas de este problema, como lo ha determinado el propio gobierno, están la falta de insumos básicos para la agricultura como fertilizantes y plaguicidas; las afectaciones climáticas, importaciones y los problemas en la encadenación productiva de las empresas encargadas de producir alimentos. Además, no se puede dejar de mencionar los exorbitantes precios de algunos alimentos, que en algunas ocasiones están por encima del salario medio del país.

Consciente de esta situación, el gobierno cubano ha tomado medidas contra el alza de los precios, topando el valor de determinados productos y otorgándole un rol fundamental a los inspectores. Esto constituye un paso de avance para acabar de una vez con los inescrupulosos que encarecen los productos.

Otra de las preocupaciones del pueblo es la relacionada con la inocuidad de los alimentos, es decir, la garantía que tienen estos de no causar daño alguno a los que lo preparan o consumen. En Cuba existen varias normas obligatorias que deben ser cumplidas por todos los que intervienen en la cadena alimentaria.

Uno de los retos en este sentido radica en que los que trabajan directamente con los alimentos deben estar capacitados en torno a la inocuidad, sobre todo, el sector cuentapropista. De acuerdo, con Mayra Martí, jefa de departamento de Salud y Nutrición del Ministerio de Salud Pública, es necesario fortalecer los programas de vigilancia y de las inspecciones sanitarias, actualizar las normas jurídicas sobre el tema y el desarrollo de los laboratorios.

También entre las dificultades en el sector agroalimentario se encuentran el déficit de semillas con potencial genético; el no aprovechamiento total de las potencialidades para la producción de bioproductos; la utilización de la tracción animal en las atenciones culturales, el transporte de insumos y traslado de cosechas; e incumplimientos en las cifras contratadas como expresión de falta de vinculación con la base.

En este sentido, Miguel Díaz Canel, presidente de la República de Cuba expresó durante el balance de 2019 del Ministerio de la Agricultura que “no podemos dejar a un lado las potencialidades de la agricultura de precisión, que permite ahorrar fertilizantes y plaguicidas; de la agroecología, que es más sana y responde al concepto de desarrollo sostenible; y del extensionismo agrícola, innovación cubana por definición. Destacó la preparación de los científicos de este sector que, pegados al surco, son capaces de emprender grandes investigaciones”.

Todavía queda en Cuba mucho terreno que explorar si de soberanía alimentaria se trata. Aun así, avanzamos con objetivos claros hacia ese destino…

Fuente: Cuba Ahora

Temas: Agroecología, Soberanía alimentaria

Comentarios