“Cada mañana saludo al sol, cada tarde lo despido” Jeromo Aguado, campesino

LV | Foto: Mané Espinosa

Tengo 61 años. Soy de San Cebrián de Campos (Palencia). Soy campesino: agricultor y pastor. Estoy casado y tengo dos hijas, Violeta (26) y Alba (24). ¿ Política? Simpatizo con los principios del anarquismo, sin partido: ¡transformemos el mundo desde abajo! Soy cristiano

“Bendo bino”

“¿Sabes producir tu comida?”, les suelta Jeromo Aguado a los interlocutores pedantes. Un campesino escribió así un cartel en su granja: “Bendo bino”. A los que se mofaron, les preguntó Jeromo: “¿Quién de vosotros sabe hacer vino? ¡Ese hombre, sí!”. Jeromo combate nuestra ignorancia, la del petulante urbanita que cree saberlo todo e ignora lo principal: ¿hay algo más importante que saber producir alimentos nutritivos, saludables y sabrosos, que conforten cuerpo y alma? Sólo una cosa: producirlos sin dañar el medio ambiente. Jeromo Aguado, activista de Vía Campesina, ha participado en el ciclo Alimentum (CCCB ) de la revista Soberanía Alimentaria.

¿Los principios del anarquismo le inspiran?

La espiritualidad de Jesucristo y las ideas de los viejos anarquistas.

¿Ha conocido a alguno?

Conocí a un viejo aragonés cenetista. Pasó 35 años en cárceles de Franco. Su vínculo con la naturaleza era íntimo, de una intimidad espiritual. Así vivo yo en el campo.

Explíquemelo mejor.

El campo me regala la energía para vivir. No puedo funcionar si no veo salir el sol.

¿Ve salir el sol cada día?

Cada día. Me levanto antes del alba, tomo un café y salgo al campo: veo salir el sol, le saludo y le pido fuerzas.

¿Fuerzas para qué?

Para seguir trabajando la tierra.

¿Vive de la tierra?

De los animales de mi granja, de los cultivos de mis campos. Al ponerse el sol, cada día, también lo despido y le dedico mi gratitud.

¿Qué le agradece?

Que me ayude a obtener de la tierra el alimento que la gente necesita.

¿Produce su granja muchos alimentos?

Soy granjero minifundista. Podría haber crecido, pero me ha bastado con poder sufragar el alimento y la educación de mis hijas.

¿Qué produce en su granja?

Pollos y corderos. Viven al aire libre, saludablemente, tienen cobijo, se nutren de hierba fresca de mis pastos. Y cultivo hortalizas, legumbres... y cebada para que coman los animales en invierno. Y ecológico todo.

¿Sin pesticidas ni abonos sintéticos?

El alimento es sagrado, no envenenaré a la gente a la que se lo vendo, a la que miro a los ojos: vendo mi carne y hortalizas sin intermediarios, personalmente, a comarcanos.

¿Acusa a la gran industria agroalimentaria de poca conciencia?

El ser humano es materia y espíritu, pero los grandes productores y el gran mercado operan sin pensar en ello. Y dañan a las personas, a la tierra, a la humanidad.

¿Dónde aprendió a trabajar la tierra?

Mi abuelo era campesino. Mi padre era campesino. Me implicaron desde muy niño, cada día me enviaban a buscar agua a la fuente... En el campo me sentía seguro.

¿No le atraía la gran ciudad?

Recibí palos en la escuela, el profesor nos maltrataba a los niños... No quise saber nada de estudios y ciudades.

Sería usted el rarito.

Los raritos son los otros.

¿Cómo entró en agricultura ecológica?

Un amigo estuvo en Suiza, donde hubo las primeras granjas ecológicas en los años setenta. A su regreso me lo explicó, y me emocionó descubrir que ¡hacían lo mismo que siempre había hecho mi abuelo en el campo!

Pero se había dejado de hacer, ¿no?

Cuándo en 1983 empecé a usar métodos de cultivo y ganadería ecológicos, ¡me miraron mal en toda la comarca!

¿Y hoy?

Hoy saben que pesticidas, herbicidas y fertilizantes sintéticos puede que sean pan para hoy... ¡pero serán hambre para mañana! Hay muchos estudios científicos sobre sus efectos perniciosos en la salud humana.

¿Puede citarme alguno?

El de Nicolás Olea, catedrático de Granada, sobre los cánceres de mama y próstata...

Pues la agroindustria sigue usándolos.

¡Deberían prohibirse! El agua dulce está ya contaminada en mayor o menor grado...

¿Qué comen sus pollos?

Hierba fresca del campo y granos de maíz, trigo y cebada: sueltos, los pollos van picando por ahí, son pollos felices durante sus cinco meses de vida.

¿Se nota eso en su carne?

¡Mucho! Tengo amigos vegetarianos a los que he convencido de que hagan una sola excepción: la carne de mis pollos.

¿Y cómo viven sus ovejas y corderos?

Son clave en agricultura: pastan, limpian los campos, los abonan con sus excrementos. El ciclo es natural, orgánico, maravilloso. Y esa tierra rica retiene el dióxido de carbono.

¿El campo frena el efecto invernadero?

Así es. Sin los rumiantes sobre la tierra, regenerando los suelos, ese indeseable efecto se aceleraría.

Pero la ganadería industrial vacuna...

Esa ganadería es un suicidio. Es una maquinaria de alto coste medioambiental. Desaparecerá en menos de 25 años y cederá el paso al modelo de ganadero-agricultor.

El que sigue usted... ¿Pastorea personalmente sus ovejas?

Mis ovejas ahora están solas, en un campo cercado, y yo estoy aquí, contigo: he dignificado el pastoreo, ellas y yo vivimos mejor que antes.

Leo que empieza a haber tractores sin conductor...

Lo malo de todo eso es la desvinculación con la tierra, sin nosotros y los animales sobre el suelo... Nos alejamos del campo, los pueblos se vacían...

Se entristece...

Tanto ondear banderas de España, pero... ¿y los españoles de carne y hueso? ¡Sembrad escuelas! Y médicos en el campo, y así habrá campesinos. Saludaremos al sol, y este país latirá con toda su plena energía.

Fuente: Vanguardia

Temas: Agricultura campesina y prácticas tradicionales

Comentarios