Bosques y cambio climático. Boletín N° 147 del WRM
"Como resultado de la creciente preocupación que suscita el cambio climático, los bosques figuran nuevamente entre los primeros puntos de la agenda internacional, principalmente en lo referente a su función como reservorios de carbono. Está ampliamente reconocido que los bosques pueden contribuir a mitigar (si se los conserva) o a empeorar (si se los destruye) el peligro inminente del cambio climático. Sin embargo, ¿se está hablando realmente de bosques?"
NUESTRA OPINIÓN
– Los bosques vuelven a encabezar la agenda... ¿bosques de verdad?
Como resultado de la creciente preocupación que suscita el cambio climático, los bosques figuran nuevamente entre los primeros puntos de la agenda internacional, principalmente en lo referente a su función como reservorios de carbono. Está ampliamente reconocido que los bosques pueden contribuir a mitigar (si se los conserva) o a empeorar (si se los destruye) el peligro inminente del cambio climático. Sin embargo, ¿se está hablando realmente de bosques?
Quizás el mejor (o peor) ejemplo para responder a esa pregunta sea el Congreso Forestal Mundial que acaba de tener lugar en Argentina. En dicho encuentro, bosques y monocultivos de árboles fueron tratados como sinónimos. Tal posición, viniendo de expertos forestales, sirve para respaldar a las empresas que se ocupan en convertir los verdaderos bosques en falsos bosques, la diversidad biológica en monocultivos, la naturaleza en ganancias.
Un “bosque plantado” es un bosque: tal es el mensaje que el mundo está recibiendo del Congreso Forestal Mundial. Si este mensaje fuera propuesto como ejercicio “verdadero-falso” a un grupo de escolares, la mayoría no vacilaría en responder “falso”. Pero, salvo pocas excepciones, los “expertos” forestales del mundo parecen tener otra opinión. Por consiguiente, se puede eliminar un bosque y substituirlo por una plantación de eucaliptos, pinos, palma aceitera, caucho o cualquier otro árbol y, según ellos, nada habrá cambiado.
Para empeorar aun más las cosas, una parte del programa del Congreso se refería a la necesidad de “mejorar” los bosques por medio del uso de árboles genéticamente modificados (GM), a pesar de que los árboles GM podrían hacer estragos en los bosques del mundo. En línea con el enfoque del CFM, los futuros monocultivos de árboles GM podrían también ser considerados “bosques”, con lo cual la definición de bosque se volvería aún más absurda... y peligrosa.
El mismo problema en cuanto a la definición de bosques y plantaciones se planteó durante las negociaciones climáticas sobre REDD (Reducción de las Emisiones debidas a la Deforestación y la Degradación en los Países en Desarrollo) que tuvieron lugar en Bangkok algunos días antes. El hecho de que la Convención sobre el Cambio Climático de la ONU también considere que las plantaciones son “bosques” fue un buen pretexto para que los delegados de la Unión Europea intentaran bloquear los textos destinados a evitar la conversión de bosques en plantaciones. Esto llevó a que las negociaciones terminaran abruptamente, ya que la mayoría de los delegados se dieron cuenta del peligro de canalizar fondos REDD para el reemplazo de bosques tropicales por plantaciones de árboles para celulosa o de palma aceitera.
También la producción de etanol a partir de plantaciones de árboles y de agrodiésel a partir de plantaciones de palma aceitera, como alternativas “verdes” a los combustibles fósiles, está ligada al cambio climático y a la definición de las plantaciones como bosques. Dichos combustibles podrían llevar a la destrucción de extensas zonas boscosas que serían convertidas en monocultivos de árboles. Según la definición actual de bosque, esto no cambiaría nada, con tal que la “cubierta forestal” se mantuviera incambiada.
Lo absurdo de todo esto, así como los intereses creados que se esconden detrás, está volviéndose cada vez más claro, incluso para los negociadores de REDD. Evidentemente, el proceso para excluir las plantaciones de los bosques es aún largo y difícil, pero son cada vez más las organizaciones sociales, los movimientos campesinos, las organizaciones de pueblos indígenas, los activistas de derechos humanos, los académicos, los forestales y el público en general que se reúnen bajo la consigna de que “las plantaciones no son bosques”. Las comunidades locales que iniciaron este proceso a través de sus luchas contra los monocultivos de árboles, ya no están más solas.
CONGRESO FORESTAL MUNDIAL
- Argentina: Jornadas de resistencia popular frente al Congreso Forestal Mundial
Del 18 al 23 de octubre se llevó a cabo en Buenos Aires, Argentina, el XIII Congreso Forestal Mundial (CFM).
La historia de estos congresos comienza en 1926, en Roma. Se trata de foros que se realizan cada seis años en diferentes países anfitriones, a los que asisten representantes gubernamentales, de la sociedad civil, del sector empresarial y académicos.
Hay una estrecha relación entre los Congresos y la FAO en la medida que ésta participa en su preparación definiendo el programa, los disertantes y los autores a invitar, así como el comité asesor de expertos. El producto de los CFM son recomendaciones, que pueden ser adoptadas por la FAO, con todo el peso e influencia que eso implica.
Coincidentemente con la apertura del XIII CFM, centenares de representantes de movimientos indígenas y campesinos y organizaciones sociales de Chile, Brasil, Uruguay, Paraguay y numerosas provincias de la Argentina, llegaron a Buenos Aires.
Recibidos por el Movimiento Nacional Campesino Indígena - Vía Campesina Argentina (MNCI-VC), Pañuelos en Rebeldía, Amigos de la Tierra, Acción por la Biodiversidad, RAPAL y Centro de comunicación popular en el Cid, cientos de mujeres y hombres, en algunos casos con sus niños, participaron durante tres días en jornadas de intercambio y formación así como concentraciones y marchas.
El 16 de octubre, Día de la Soberanía Alimentaria, marcharon desde el Ministerio de Agricultura hasta Plaza de Mayo, donde se concentraron para leer una proclama y realizar una feria de semillas criollas. Las demandas populares reclaman soberanía alimentaria, parar la deforestación y realizar una reforma agraria que garantice a las comunidades poder vivir y producir en sus tierras. La agricultura familiar y campesina se ve acorralada y expulsada del campo por el agronegocio, que incluye los monocultivos forestales.
El domingo 18 la cita popular fue en Plaza Italia, en torno al Festival de los “Pueblos que viven con los Bosques”. Entre música, cantos y danzas, una colorida y enérgica manifestación llegó hasta las puertas del predio cercano donde se realizaba el CFM, portando carteles con consignas tales como: “Las plantaciones no son bosques”, “Parar la forestación. Sí a la diversidad productiva. No a los monocultivos forestales”, “Un monocultivo no es un bosque”, “Resistiendo a los agronegocios”, “Soberanía alimentaria”, “Tierra, agua y justicia”.
El WRM acompañó estas jornadas tanto con nuestra presencia como a través de la preparación de una serie de materiales:
* “¿Por qué nos preocupa el Congreso Forestal Mundial?” click aquí
* “El fraude de la ‘neutralidad en carbono’ en el Congreso Forestal Mundial” click aquí
* “Declaración de las mujeres sobre los impactos de la expansión de los monocultivos de árboles exóticos sobre la pradera” click aquí
La introducción de monocultivos industriales de árboles en Argentina ha aumentado desde 2006, cuando se aprobó la ley 25080, que subsidia plantaciones de árboles. El ambiente comercial en este Congreso es palpable en el enunciado mismo de las rondas de negocios incluidas en el programa oficial, que además dedica una sección a los “bosques plantados”.
El Congreso puede ser, entonces, la plataforma ideal para la expansión de la industria, legitimada por la academia, escondida bajo la consigna “Desarrollo forestal, equilibrio vital”. Dentro del término “forestal” se igualan cosas tan dispares como el ecosistema bosque, con su riquísima diversidad biológica, y las yermas plantaciones de monocultivos de árboles en gran escala, los “desiertos verdes”.
Para los “pueblos que viven con los bosques”, presentes en el festival y la marcha, no hay confusión. Tienen muy claro cuál es el valor de los bosques, que les aportan vida y sustento. Y saben dolorosamente cuáles son los impactos de las plantaciones forestales: pérdida de agua, pérdida de sus territorios, pérdida de la biodiversidad, pérdida de soberanía alimentaria, pérdida de sus saberes y con ello de su cultura e identidad, pérdida de la vida.
Por eso, de manera muy contundente, les dijeron muy fuerte a los participantes del CFM:
NO a los monocultivos forestales
Pero en cambio:
SI a la defensa de la vida
SI a los territorios en mano de los pueblos indígenas y las comunidades campesinas
SI a una agricultura para la Soberanía Alimentaria
SI a los saberes tradicionales de nuestros pueblos
Y anunciaron en su proclama:
“La lucha contra las plantaciones de árboles, es también una celebración de la vida, de la agricultura basada en la diversidad en manos de las pequeñas familias agricultoras campesinas e indígenas, de la restauración campesina e indígena del bosque y de tantas otras soluciones reales que existen. Esta celebración de la vida y de la resistencia, en este día de la lucha contra las plantaciones de árboles, nos hace caminar más juntos en la construcción de un nuevo mundo.
DEL BOSQUE VIVIMOS, CON EL BOSQUE VIVIMOS, POR EL BOSQUE VIVIMOS…NUESTRAS VOCES Y OIDOS FRENTE A SUS MONOCULTIVOS”
- El sector forestal argentino en la vitrina del Congreso Forestal Mundial
El Congreso Forestal Mundial que se desarrolló desarrollando en Buenos Aires ha sido percibido como una excelente oportunidad de negocios por parte del sector forestal argentino.
La expectativa empresarial se manifestó desde hace varios meses a través de una creciente presencia en los medios de prensa locales y nacionales. Un ejemplo de ello es un artículo reciente difundido por una publicación correntina ( www.momarandu.com ). Allí se informaba que “Luego de la feria forestal en Misiones, los madereros correntinos ponen la mirada en el XIII Congreso Forestal Mundial para concretar acuerdos en rondas de negocios en las que participarán casi doscientos empresarios de 26 países diferentes.” Los forestadores “ven en el Congreso ‘una puerta al mundo’ para exponer el potencial en materia prima en la provincia y atraer capitales que despeguen la industria.”
El Congreso, organizado por el gobierno argentino en colaboración con la FAO, previó una serie de “tours” para l@s participantes. Como no podía ser de otra manera, uno de ellos abarcó las provincias de Corrientes y Misiones, considerada como el ejemplo en materia de desarrollo forestal.
En ese contexto, resulta importante difundir el siguiente artículo, resultado de una reciente gira realizada a esa provincia, donde a través de sus testimonios, la gente local muestra la dura realidad y denuncia “la gran mentira” del desarrollo forestal.
- Argentina: Misiones - pinos, pasteras y mentiras
La provincia de Misiones nació bella con su selva misionera, pero también creció con vocación sufrida. La historia del despojo comenzó con los conquistadores españoles sometiendo a los pueblos guaraníes originarios de la zona, quitándoles su libertad y desarticulando su forma de vida.
En tiempos más recientes, Misiones sangró por su selva, talada indiscriminadamente y en condiciones inhumanas para la industria maderera. Por el río Paraná se fueron yendo en jangadas los preciosos lapachos, timbós, ybira-pitás, peteribís y tantos más, rumbo al mercado nacional y mundial. En poco más de un siglo la selva misionera se redujo a un tercio de la superficie original.
Paralelamente creció la actividad agropecuaria. La yerba mate, cuya cosecha originalmente era de yerbatales naturales, fue sustituida por la extensión de la producción bajo cultivo, compartiendo el espacio territorial con el té, citrus y tabaco. Hubo concentración de la tierra, con grandes plantadores, pero también se impulsó un programa estatal de colonización agrícola a partir de una estructura básicamente familiar, a pequeña y mediana escala – propiedades que en general oscilaban entre 25 y 50 hectáreas –, con cultivos anuales y un cultivo central de yerba.
En torno a esta estructura se desarrolló una población rural que trabajaba en su gran mayoría en tareas agrícolas de preparación del suelo, siembra, cosecha. También habilitaba a que los peones tuvieran un pedazo de tierra para vivir allí con su familia, lo que les permitía tener cierta soberanía alimentaria.
Esa situación comenzó a tener un vuelco a partir de la década del 40, cuando se instala en Puerto Piray, municipio del departamento de Montecarlo, la empresa nacional Celulosa Argentina para la producción de pulpa de papel, dando inicio a la plantación de monocultivos de pinos. Esa fábrica de celulosa, inserta en el modelo de sustitución de las importaciones, debió enfrentar una gran resistencia obrera, en el año 1968, por denuncias de condiciones insalubres de trabajo.
En los años de la dictadura, y sobre la represión del movimiento social, se produce una reconversión de la economía. Se pone en marcha un proyecto para la construcción de mega fábricas de celulosa con la mayoría accionaria de Celulosa Argentina: la fallida Celulosa Puerto Piray S.A.(actualmente una fábrica obsoleta), y Alto Paraná S.A.
La expansión forestal adquiere gran impulso en 1998 con la ley de promoción forestal 25080, que otorga una serie de beneficios: subsidios para plantar, subsidios a través de la devolución del IVA, exención de impuestos (de ingresos e inmobiliarios), eliminación del cobro de guía y una enorme estabilidad fiscal por 30 años, que el gobierno provincial puede ampliar a 50.
Esto, sumado a la desregulación de la yerba del mercado consignatario (que aseguraba al productor un precio de venta superior a sus costos y negociaba su venta con los grandes molinos), fue el tiro de gracia al sistema de producción familiar.
Los colonos y los cultivos de citrus, té, yerba, tabaco, se vieron desplazados por el avance de las plantaciones, fundamentalmente de pino Elliotti – cuya resina quema la hoja de la yerba y no permite que crezca abajo –, pero también pino Taeda y eucaliptos. Las chacras fueron compradas para forestación o utilizadas en algunos casos por el propio colono para la plantación de pinos creyendo que era un gran negocio, lo que luego demostró no ser tal para ellos.
Los colonos que perdieron sus chacras se urbanizaron; se debilitó la figura predominante del empleador rural y con ello también las fuentes de trabajo que generaban. Fue el desmantelamiento de la población rural. En el departamento de Montecarlo, por ejemplo, había parajes en los que en promedio vivían más de 150 familias, y que desaparecieron o sufrieron notables pérdidas. A la vez que se perdió población rural, surgieron numerosos asentamientos urbanos y suburbanos en la zona.
Ese viejo sistema de apropiación que, si bien daba trabajo, se apoyaba en la explotación de los trabajadores, no cambió por otro más equitativo. La propiedad de la tierra se concentró y luego se extranjerizó. Alto Paraná fue comprada en 1996 por la empresa chilena Celulosa Arauco y Constitución (Celarauco), del grupo Angelini, que luego compró también Celulosa Puerto Piray. Esta última transacción ha sido denunciada como un proceso de fraude violento al Estado municipal, ya que para poder venderla hubo que condonar deudas que la fábrica tenía con la municipalidad. De los 10 millones de dólares que debía al municipio terminó pagando 200.000 pesos argentinos (aproximadamente 50.000 dólares), más 300 hectáreas de tierra, dos camiones, una pala caterpillar. La llegada de estos capitales extranjeros no fue gratuita para el erario público.
La entrada de Alto Paraná en escena provocó una concentración de la tierra en la provincia de Misiones. A modo de ejemplo, solo en el municipio de Piray la empresa posee el 62,5% de la tierra, y junto con otras tres reúne el 83%. A nivel de la provincia, las 233 mil hectáreas de Alto Paraná representan el diez por ciento del suelo provincial (1).
Y la concentración no es solamente de la tierra sino también de la materia prima: los pequeños aserraderos se fueron quedando sin acceso a la madera, rezagados en materia tecnológica, y cerraron, aumentando el desempleo. Por otro lado, los trabajadores no fueron necesariamente absorbidos por la nueva fábrica ya que con la creciente tecnificación, las tareas en las plantaciones de árboles, como la plantación y la cosecha, que al principio generaban empleo, fueron sustituyéndose por máquinas y agrotóxicos.
Hoy, con este modelo, el escenario es que el 53% de la población de la zona no tiene trabajo, y del 47% que tiene ingreso, el 86% gana menos de un salario mínimo.
A eso se suma la pérdida de agua en la provincia. Originalmente la deforestación por la tala excesiva fue el principal factor de pérdida de agua, en la medida que la desaparición del bosque alteró el ciclo hídrico. Luego, las plantaciones a gran escala de árboles exóticos y de rápido crecimiento, con su enorme “eficiencia” para aprovechar el agua a través de sus raíces que llegan a las profundidades del suelo, agudizaron el problema.
Las plantaciones de árboles destruyeron selva misionera, concentraron y extranjerizaron la tierra con la consiguiente inequidad social y pérdida de soberanía, desplazaron sistemas agrícolas familiares, causaron un sinnúmero de impactos sobre el ambiente y la salud (2). También trajeron consigo, al decir de uno de los hijos de la tierra misionera, “la gran mentira” – “La gran mentira de habernos transformado en el polo foresto-industrial más importante del país, para lo que hubo que pagar millones de dólares, más la destrucción de la selva y de las organizaciones sindicales y sociales”.
Detrás de la gran mentira es necesario desnudar la realidad de la Misiones forestal, en momentos en que la industria de monocultivos de árboles intenta presentarse en el Congreso Forestal Mundial como una actividad “ecológica”. Para Misiones, el “desarrollo forestal” de las plantaciones está lejos de traerle un “equilibrio vital”, como anuncia el eslogan del Congreso.
Por Raquel Núñez – yu.gro.mrw@unleuqar , en base a la recorrida realizada con Elizabeth Díaz por el norte de la provincia de Misiones, con el generoso acompañamiento y valiosa información y testimonios de Ruben Ortiz, Juan Yahdjian y varios vecinos de la comunidad Piray 18 y del resto de la zona.
(1) “La invasión forestal”, Darío Aranda, publicado el 26 de Julio de 2009 en Página 12, accesible en http://www.wrm.org.uy/
(2) “Misiones: la selva de Quiroga convertida en pinos para celulosa”, Ricardo Carrere, julio de 2005, http://www.guayubira.org.uy/
PLANTACIONES DE ÁRBOLES Y AGUA
- Presión creciente en Kenia contra los eucaliptos, descriptos como “chupadores de agua”
En Kenia actualmente está ocurriendo algo muy interesante. Por un lado, el ministro de Medio Ambiente del país, John Michuki, ordenó arrancar los eucaliptos de los humedales y prohibió plantarlos a lo largo de ríos y cuencas. Por otro lado, la conocida ganadora del Premio Nobel Wangari Maathai pide que se prohíba la plantación de especies exóticas, particularmente eucaliptos. Mientras, los expertos del Centro Internacional de Investigación sobre Agrosilvicultura (ICRAF por su nombre en inglés), con sede en Kenia, alertan sobre la naturaleza “sedienta” de los eucaliptos.
Cuando plantar eucaliptos era bueno
La situación antes mencionada hubiera sido impensable unos pocos años atrás, cuando el gobierno promovía activamente las plantaciones de eucaliptos en todo el país. Por ejemplo, en 2003, el Servicio de Información Ambiental (ENS por su nombre en inglés) informó que se había introducido a Kenia “una nueva variedad de eucaliptos genéticamente superiores”, y que esto “podría salvar los bosques keniatas de una destrucción aún mayor.” Basándose en la información provista por los promotores de la iniciativa, el ENS declaró que “Para quienes viven en zonas semi-áridas, los eucaliptos están siendo considerados como una oportunidad de percibir ingresos de otra fuente”, y agregó que “los investigadores dicen que los nuevos eucaliptos genéticamente superiores pueden llegar a ser la respuesta para detener la deforestación en algunas de las zonas áridas de Kenia y que, bien manejados, podrían salvar a los bosques del país de la aniquilación.”
Estos supuestos fueron apoyados por una cantidad de organismos especializados y donantes involucrados en la promoción de los eucaliptos en zonas áridas y semi-áridas del país.
En primer lugar, la producción de esos árboles “superiores” estaba “encabezada por el Programa Nacional de Extensión de la Agricultura y la Ganadería – una iniciativa de extensión financiada por la Agencia Sueca de Desarrollo Internacional.” Por otra parte, la plantación de “eucaliptos genéticamente superiores” formaba parte del Proyecto Nacional de Investigación sobre Agrosilvicultura, un proyecto de colaboración implementado conjuntamente por el Instituto de Investigación Agrícola de Kenia (KEFRI por su nombre en inglés) y el Centro Internacional de Investigación sobre Agrosilvicultura (ICRAF).
Una iniciativa similar para “proveer de material clónico de calidad superior a las comunidades rurales Maasai” se lanzó a través del proyecto Kajiado – un proyecto de transferencia biotecnológica entre el Departamento Forestal del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales en colaboración con el Instituto de Investigación Forestal de Kenia, y Mondi Forests (una empresa sudafricana plantadora y productora de celulosa). La fundación caritativa Gatsby del Reino Unido financió este proyecto, mientras el Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones de Agrobiotecnología – que cuenta con Monsanto, Bayer Crop Science y CropLife International entre sus donantes – facilitó el emprendimiento.
Con el consejo de los expertos
Se hizo creer a los pobladores locales que la plantación de esos “árboles superiores” iba a “contribuir con el objetivo nacional de reducir la pobreza entre las comunidades agrícolas de bajos recursos”, como lo expresó Gabriel Ndungu, funcionario de la oficina de Kiambu del Programa Nacional de Extensión de la Agricultura y la Ganadería (NALEP por su nombre en inglés).
El gobierno asumió un papel muy activo en la promoción de estos eucaliptos, cuyas semillas y clones fueron distribuidos por el Instituto de Investigación Forestal de Kenia en el bosque de Karura, cerca de la ciudad de Nairobi. La función del NALEP en esta iniciativa era “lograr que las organizaciones de agricultores comprendieran el potencial que tenía plantar los árboles genéticamente superiores en sus propias parcelas”.
Les dijeron que podrían explotar comercialmente los árboles después de unos seis años, pero que en dos años estarían listos para ser usados como leña o para la construcción de cercas. También se les dijo que los árboles tenían “mejores vetas, que reducen la posibilidad de rajaduras en la madera aserrada” y que “crecen uniformemente, reduciendo así los costos de la tala”.
¿Cómo no iban a creer los agricultores en los consejos de todos esos expertos? ¿Cómo no iban a apoyar la iniciativa las mujeres rurales, cuando durante años han sufrido la escasez de madera para uso doméstico? La solución de plantar eucaliptos pareció razonable a los pequeños agricultores y, en particular, a las mujeres.
Lo que ninguna de estas personas supo es que si bien estos árboles podían hacerlos ganar dinero, al mismo tiempo agotarían los recursos hídricos locales, dividiendo así la comunidad entre los que sufren el impacto negativo de los eucaliptos y los que ganan por la venta de su madera.
Tres años después: árboles de rápido crecimiento catalogados como problemáticos
En agosto de 2006, una imagen diferente comenzó a revelarse en la Semana Mundial del Agua, celebrada en Estocolmo. En dicha reunión, algunos investigadores advirtieron que, si bien plantar las especies correctas en las zonas adecuadas podría mejorar la eficiencia hídrica, otras especies – como pinos y eucaliptos – podrían empeorar mucho el problema.
La advertencia provino del ICRAF, el cual anunció sus hallazgos sobre los volúmenes de agua que consumen los árboles, basándose en 20 años de investigación en Kenia. Como resultado de ello, los científicos del ICRAF aconsejaron no plantar árboles perennifolios de rápido crecimiento, como los eucaliptos y los pinos, debido a su gran consumo de agua.
En un evento paralelo organizado por el ICRAF se presentó el video: “Árboles Sedientos: Y la Búsqueda de Mejores Alternativas” (traducción del título en inglés “Thirsty Trees: And the Search for Better Alternatives"). El video muestra que tanto los funcionarios del gobierno como las poblaciones locales coinciden en que los eucaliptos están afectando los recursos hídricos. Un lugareño explica que el nivel de lo que solía ser “un río muy grande” ha “bajado” como resultado de los eucaliptos plantados a lo largo de sus márgenes. Explica asimismo que, como de costumbre en tales casos, “las mujeres y los niños son los más afectados por la disminución del agua”, porque ellos son “los proveedores de agua para sus familias y esto significa que deben dedicar más tiempo para traerla de arroyos y lagos”.
El video proporciona cifras sobre el consumo de agua y afirma que un solo eucalipto de 3 años “bebe” 20 litros de agua por día. Durante los siguientes años el consumo aumenta exponencialmente, y a los 20 años ¡el árbol “beberá” 200 litros por día!
El mito sobre la falta de evidencia científica
Tal vez una de las conclusiones más importantes de los descubrimientos del ICRAF es que contradice uno de los principales argumentos utilizados por los promotores de las plantaciones de madera rápida, quienes dicen que “no hay evidencia científica” que pruebe que tales plantaciones disminuyen los recursos hídricos.
Luego de casi dos décadas de investigación en su Estación de Machakos, el ICRAF proporciona amplia evidencia sobre este asunto y concluye que:
“Las especies perennifolias de crecimiento rápido pueden extraer cantidades importantes de agua del subsuelo, por lo cual despiertan serias preocupaciones acerca de su impacto sobre los paisajes. Las especies de árboles que requieren una cantidad de agua superior a las precipitaciones deben tomar agua de otras fuentes, lo cual puede tener graves efectos sobre los demás usos del agua de la zona y para quienes habitan río abajo. Esto es un hallazgo particularmente importante para los incipientes programas de almacenamiento de carbono que tienden a favorecer los árboles de crecimiento rápido como el Eucaliptus, que puede afectar gravemente el caudal del río”.
Numerosas especies preferidas por su valor económico, se caracterizan por su gran demanda de agua, y se las cosecha y reemplaza de manera rotativa. Estas plantaciones de especies “sedientas” sólo serán viables en zonas con altos niveles de precipitaciones y escorrentías, donde el agua se acumula y donde se accede con mayor facilidad al agua del suelo.
El promedio de precipitaciones en las zonas de captación de África Oriental se encuentra entre 1200mm y 1800mm. Los Eucalyptus por sí solos pueden consumir la mayor parte de esta agua. Entonces, en las cuencas que tienen un promedio de precipitaciones inferior a los 1600mm, es prudente no plantar especies de hoja perenne como pinos y Eucalyptus.”
El ICRAF no sólo presenta pruebas sino que también creó una herramienta simple para medir el consumo de agua de cualquier árbol, facilitando así la obtención de evidencia científica en cualquier debate sobre el consumo de agua de las plantaciones.
El aparato desarrollado por el ICRAF mide el flujo de savia utilizando el método del pulso térmico para determinar a qué velocidad se desplaza el agua en el tronco del árbol. A partir de estas mediciones simples, es posible estimar el total de agua que un árbol consume en una hora (ver http://www.ictinternational.com.au/).
El resultado en 2009: “En Kenia se tiran abajo eucaliptos sedientos”
Un artículo publicado el 30 de setiembre de 2009 informa que “los agricultores de Kenia central están talando las especies de eucaliptos consumidores de agua que crecen cerca de los cursos de agua al entrar en vigor una directiva del gobierno que busca ahorrar este recurso. El ministro de medio ambiente, John Michuki, emitió la directiva en un intento por disminuir el impacto de la sequía que está asolando al país.
El eucalipto ha sido popular entre los agricultores porque crece rápido y suministra grandes volúmenes de madera, pero también es un peligro para los recursos hídricos.
Ahora, los eucaliptos que crecen a menos de 30 metros de los ríos, pozos y otras fuentes de agua se están talando. Ya los agricultores de Kenia central han derribado prácticamente todos los árboles que crecían en estas condiciones.
“Estamos de acuerdo con que los eucaliptos que crecen cerca de las fuentes de agua han contribuido a secarlas, y es por ello que estamos eliminando esos árboles,” dice Joseck Gatitu, un agricultor de la zona de Kamune, en Kenia central, que taló 15 árboles cerca de un arroyo que llegó casi a secarse.
James Gitonga, un alto funcionario del Servicio Forestal de Kenia, dice que si bien los eucaliptos eran una fuente de ingresos para los agricultores, la reciente plantación rápida de Eucalyptus grandis y Eucalyptus camaldulensis, dos especies de crecimiento rápido introducidas en Kenia desde Sudáfrica varios años atrás, fue una amenaza para el medio ambiente.
“Se plantaron grandes cantidades de árboles, incluso cerca de ríos, pantanos y otras zonas de captación y, al ser enormes consumidores de agua, contribuyeron mucho a que ésta disminuyera, particularmente durante la actual sequía,” dijo.
Un Premio Nobel interviene en el debate
Wangari Maathai, ganadora del Premio Nobel de la Paz y reconocida activista ambiental keniata, se opone activamente a “la presión agresiva a favor de las especies de árboles exóticos”, “promovidas en exceso por razones comerciales”, y apela a “enfocarse en la plantación de árboles indígenas” que “se adaptan mejor a las regiones donde se supone que deben estar.”
La profesora Maathai reclamó que se prohíban las plantaciones comerciales de eucaliptos en el país. Sostiene que ese árbol está contribuyendo al agotamiento del agua debido a su alto nivel de demanda.
Maathai agrega que, aparte de su impacto negativo sobre los sistemas hídricos, el eucalipto, al cual llaman chupador de agua (“munyua mai”) en kikuyu, su lengua nativa, es hostil a otras especies y a casi toda la diversidad biológica local.
“Cuando uno entra en estos monocultivos, parecen bosques muertos porque lo único que hay son eucaliptos. No se ven pájaros, mariposas, otros árboles, animales – nada más que ellos, porque no permiten que nada más crezca.”
Durante su discurso de apertura en el 2º Congreso Mundial de Agrosilvicultura, que tuvo lugar en Nairobi, Kenia, en agosto, Maathai dijo a la audiencia – “con todo respeto hacia los australianos presentes”- que no hay canguros en África y que “no necesitamos eucaliptos.”
¿Plantar eucaliptos con el sistema shamba?
Sería erróneo asumir que el gobierno keniata está de acuerdo con Maathai. El hecho de que el ministro haya prohibido los eucaliptos en ciertas áreas no significa que las plantaciones comerciales de estos árboles hayan sido prohibidas también. En este sentido, Maathai llama la atención contra “la idea de reintroducir el tan destructivo sistema shamba en nuestros bosques clasificados. Este sistema, si bien parece estar volviendo en un formato renovado, destruye la diversidad biológica y reduce la capacidad de los bosques para recolectar el agua de lluvia, retenerla y liberarla gradualmente a través de ríos y arroyos”. Ella enfatiza que “sería suicida sucumbir a la presión de las industrias de la construcción y la celulosa, y reintroducir un sistema que fue en gran parte responsable de la destrucción de los bosques en el pasado. Es totalmente insensato utilizar cuencas hidrográficas como campos para plantar árboles con el objetivo de mantener en funcionamiento a empresas privadas o empresas públicas inviables.”
En el sistema “shamba” de Kenia se alienta a los agricultores a realizar cultivos básicos (maíz, bananas, porotos y mandioca) en bosques públicos previamente desmontados, con la condición de que vuelvan a plantar árboles. Desde mediados del siglo 19, Kenia adoptó este sistema para establecer plantaciones de árboles con mano de obra barata o totalmente gratuita, con el fin de satisfacer la demanda de madera.
Además de prestarse a abusos, este sistema desemboca en el reemplazo de los bosques indígenas por monocultivos de árboles exóticos. Las especies exóticas plantadas en general en los bosques públicos son los pinos y los cipreses. Dichas plantaciones, establecidas en régimen de monocultivo, interfieren con el bosque disminuyendo su diversidad biológica y sus cualidades como captador de agua. ¿Qué sucedería si se plantara eucaliptos en el marco del sistema shamba?
La FAO al rescate
Ante toda la evidencia sobre los impactos de las especies de árboles de crecimiento rápido, el lobby de los eucaliptos está intentando minimizar y complicar el tema.
Como era de esperar, la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha salido a defender su amado árbol. En un informe reciente citado por los medios keniatas, la organización dijo que, a pesar de la controversia, los eucaliptos podrían seguir siendo una alternativa viable debido a su rápido crecimiento, sobre todo en los países en desarrollo donde el aumento de la población va de la mano con la demanda de madera para combustible, refugio y otras necesidades.
Lo que la FAO no dice es que la mayoría de las plantaciones de madera rápida del mundo no apuntan a producir “madera para combustible” o “refugio”, y que las “otras necesidades” suelen ser las de los países industrializados y/o sus empresas transnacionales, que nada tienen que ver con el “crecimiento de la población” pero sí están directamente relacionadas con el aumento del consumo excesivo en el Norte.
La FAO insiste en equiparar los bosques nativos y las plantaciones. En su informe estima que, en los trópicos, por cada diez hectáreas de bosque natural talado sólo una hectárea está plantada, y dice que para poder lidiar con esta situación, la opción es plantar especies exóticas adaptables y de rápido crecimiento, como los eucaliptos, que tienen múltiples usos. Esto significa que, para la FAO, ¡una hectárea de monocultivo de eucaliptos es lo mismo que una hectárea de bosque nativo!
Claro que la FAO olvida mencionar que el ICRAF ha identificado una cantidad de especies nativas que podrían plantarse en Kenia en lugar de los eucaliptos, y que estos árboles tienen efectos sociales, ambientales y económicos positivos – mientras los eucaliptos impactan negativamente sobre la diversidad biológica y los escasos recursos hídricos del país.
Más importante aún: decir que una hectárea de monocultivo de eucaliptos puede compensar la pérdida de una hectárea de bosque tropical biodiverso es un absurdo ambiental que juega a favor de las empresas de plantación ansiosas por transmitir una imagen “verde” y disfrazar sus impactos.
El apoyo de los silvicultores convencionales
El Dr. Robert Brook, de la Escuela de ciencias forestales y agrícolas de la Universidad de Wales, Reino Unido, es un típico ejemplo de cómo reacciona un silvicultor convencional ante la creciente evidencia acerca de los impactos de los eucaliptos. Según un informe de la prensa keniata, él “se pregunta por qué se insiste en hablar de los eucaliptos, cuando existen tantos otros árboles que extraen grandes cantidades de agua del suelo.”
“Creo que las críticas han sido exageradas,” dice. “Según mi observación personal, la teca, un árbol exótico, extrae más agua.”
La afirmación anterior es cuestionable pero, en el caso de que fuera cierta ¿significaría que como la teca es peor, el eucalipto es bueno?
El Dr. Brook llega incluso a reconocer los impactos: “Los he visto plantados en bloques compactos en la India. Nada crece por debajo, y cuando llegan las grandes lluvias monzónicas el suelo se lava provocando la formación de cieno en los embalses.”
A pesar de ello, él hace lo posible por defender los eucaliptos diciendo que “Cuando se los planta individualmente, de a dos, de a tres, o en filas, no debería haber ningún problema.”
Claro que nadie está hablando en contra de plantar unos pocos árboles – y seguramente él lo sabe – pero con el argumento mencionado anteriormente, el Dr. Brook apunta a dar cualquier apoyo posible al vapuleado eucalipto.
De manera más disimulada, incluso el Director General del ICRAF (Dr. Dennis Garrity), parece querer minimizar los hallazgos de su propia organización. Él admite que los eucaliptos tienen efectos destructivos sobre el medio ambiente debido a su gran necesidad de agua, y dice que su adopción generalizada en África redujo la capa freática, pero argumentó que los eucaliptos fueron adoptados en todo el continente por sus características únicas como árbol de crecimiento rápido y como buena fuente de madera y combustible.
¿Significa esto que él apoya o que se opone a que haya más plantaciones de eucaliptos en África?
Un “especialista en árboles” anónimo, de una “organización no gubernamental keniata” no identificada, ejemplifica el lobby más radical a favor de los eucaliptos. Según los medios, él no está para nada de acuerdo con el pedido de la Profesora Maathai, y dice que los beneficios de este árbol sobrepasan en mucho sus aspectos negativos. Dice que no representan ninguna amenaza para el medio ambiente si se plantan en el lugar correcto.
Su argumento es que “sólo es cuestión de adaptación al lugar, porque las distintas especies son adecuadas para diferentes lugares”, y de hecho defiende la plantación de más eucaliptos en el país.
Claro que no proporciona orientación alguna acerca de cuál eucalipto debería plantarse en qué lugar de Kenia para evitar sus “aspectos perjudiciales”. Sin embargo, sí dice que “sólo hay 100.000 hectáreas de eucaliptos” en Kenia y que “necesitamos más árboles”.
Aparentemente, el único “árbol” que considera digno de tal nombre es el eucalipto.
Argumentos a favor de las especies nativas
Sin embargo, el hecho es que hay árboles nativos en Kenia que conservan – en lugar de “tragarse” – el agua, y que pueden generar múltiples beneficios para la gente y la economía, en especial la provisión de leña para combustible. En este sentido, los científicos del ICRAF recomiendan plantar árboles de hoja caduca en sistemas integrados de árboles y cultivos, en los cuales la agricultura y la silvicultura se practican en el mismo espacio.
Estos árboles pierden sus hojas durante seis meses del año, lo cual reduce casi a la mitad la cantidad de agua que necesitan. Esto les permite sobrellevar largos períodos secos y también significa que no competirán con los cultivos por el agua.
El ICRAF recomienda determinadas especies de árboles para determinadas regiones. Según este instituto, un pariente de la caoba llamado Melia volkensii, que produce madera de alto valor, sería provechoso en zonas semi-áridas como las del Este africano, por ejemplo.
Mientras tanto, las zonas de captación de agua de África Central y Occidental serían apropiadas para plantar Cordia africana, que también es útil para los pequeños productores de miel ya que sus flores son muy atractivas para las abejas.
Otra especie interesante es el bambú. Según el Dr. Chin Ong, un especialista en fisiología vegetal del ICRAF, “las zonas de acopio de agua estuvieron alguna vez cubiertas de bambú” pero, “la mayor parte de estos bosques fueron talados desde entonces.” La Arundinaria alpina, una especie de bambú nativa de Kenia, puede producir no menos de 20.000 cañas por hectárea por año, de 12 metros de altura cada una. Este volumen de producción podría representar un gran negocio para Kenia. En 2002, el comercio mundial de bambú alcanzó los US$ 2.000 millones. El bambú tiene grandes posibilidades de retornar a Kenia, para gran entusiasmo de las comunidades locales que cuentan con sacar provecho de este cultivo comercial que, además, es bueno para el medio ambiente.
El ICRAF intenta alentar a quienes definen las políticas y a las comunidades que continúan plantando árboles de hoja perenne – por ejemplo, como fuente de resina de pino o de celulosa para la producción de papel – a que modifiquen sus prácticas.
En línea con lo antedicho, Wangari Maathai dice que “Hemos aprendido sobre todo a reconocer y respetar las prioridades del medio rural y a enfocarnos en proveer no sólo una solución sino una corriente de beneficios, como la plantación de árboles en el marco de la agrosilvicultura. Sobre todo con árboles fertilizadores que mejoran el suelo, proveen frutas, medicinas, forraje, madera, sombra y belleza, sin mencionar los beneficios para el ecosistema, la polinización, la diversidad biológica y la protección de las cuencas, los ríos y los pantanos.”
Ella enfatiza la necesidad de “expandir las prácticas integradas existentes y comprobadas, como combinar la agricultura de conservación con la agrosilvicultura – lo que podríamos llamar “agricultura perenne”. Esto haría posible obtener beneficios ambientales así como seguridad alimentaria y medios de vida sostenibles. Para lograrlo será necesario contar con mecanismos sólidos de apoyo a las decisiones por parte de los investigadores – y con el respaldo de las autoridades para lograr una implementación efectiva – basados en el conocimiento, las asociaciones y la capacidad.”
El lobby del té
Un actor muy poderoso en la promoción del eucalipto para combustible en Kenia es la industria del té, la cual quema madera de esta especie para secar el té antes de empacarlo. Los eucaliptos de crecimiento rápido les proporcionan una fuente de energía barata para esta actividad. Según un silvicultor local que manejó las plantaciones de eucaliptos para una empresa de té (Julius Kamau, comunicación personal, 2009), “se calcula que el consumo actual de madera de eucalipto en la industria del té ronda los 5 millones de metros cúbicos al año.”
Unilever es una de las varias empresas que poseen plantaciones de té en Kenia. En su página web la compañía dice que ha “revisado la forma en que produce y utiliza la madera como combustible, ya que la demanda creciente de té amenaza con sobrepasar la producción de sus plantaciones de eucaliptos.” En este sentido, Unilever “trabaja en sociedad con el Instituto de Investigación Forestal de Kenia” y también ha “consultado a expertos de Sudáfrica con el fin de definir los mejores métodos para optimizar el consumo de madera”. La empresa “sigue buscando los medios de lograr una mayor eficiencia, por ejemplo explorando nuevas variedades de árboles de alto rendimiento,” que “incrementarían la producción de la plantación de eucaliptos en un 15% aproximadamente.”
Claro que esto resultaría en un aumento adicional del consumo de agua de los árboles y en una nueva disminución de los recursos hídricos locales.
Esta empresa, entre otras, debe entonces estar bastante preocupada por la reciente decisión del gobierno (agosto de 2009), que obliga a Nyayo Tea Zone Development Corporation (NTZDC) a dejar de plantar eucaliptos en un área de 11.000 hectáreas. Romano Kiome, Secretario Permanente de Agricultura, dijo que la empresa tenía hasta el mes de junio del año próximo para arrancar todos los eucaliptos que plantó, en un intento por conservar las zonas de captación de agua. “Les hemos pedido (a NTZDC) que no planten eucaliptos sino árboles indígenas”, dijo.
Dada la importancia de la industria del té en Kenia – país que produce y exporta el famoso té Lipton – queda claro que tendrá que encontrar una alternativa adecuada para suplantar al eucalipto como combustible. Los impactos de esta especie sobre el agua son tan obvios hoy en día que la industria deberá identificar los posibles árboles nativos para producir madera para combustible, o cambiar por otras fuentes de energía menos perjudiciales.
Ignorar o reconocer los hechos: ésa es la cuestión
En Kenia hay evidencia más que suficiente para demostrar que las plantaciones de eucaliptos, incluso a escala relativamente pequeña, tienen fuertes impactos sobre los recursos hídricos. Basado en tal evidencia, el gobierno de Kenia impuso una prohibición sobre las plantaciones de esta especie en pantanos y zonas de captación de agua. La próxima etapa debería consistir en seguir el llamado de Wangari Maathai: prohibir totalmente los árboles exóticos y recurrir a las especies nativas en los planes nacionales de reforestación.
En base a lo antedicho, otros países que enfrentan problemas de escasez de agua deberían aprovechar los hallazgos de Kenia, dejar de promover la plantación de eucaliptos o de cualquier otra especie exótica de crecimiento rápido, y comenzar a plantar árboles nativos. Dado que el cambio climático puede causar sequías más prolongadas en África y en otros continentes, habría que optar cuanto antes por otras especies.
A pesar de toda la evidencia, organizaciones como la FAO y algunos silvicultores importantes parecen más dispuestos a proteger los intereses de las empresas que a reconocer que los impactos ambientales de las especies de crecimiento rápido – particularmente los eucaliptos – sobrepasan ampliamente sus ventajas económicas.
Lo único que el lobby de las plantaciones puede hacer es intentar minimizar la evidencia, pero no pueden seguir diciendo que no existe. Las especies de crecimiento rápido tienen impactos negativos sobre el agua y éste es un hecho comprobado.
Dentro de este contexto, las comunidades locales y las organizaciones de la sociedad civil tienen un papel importante a cumplir en la generación de conciencia sobre los impactos de las plantaciones de dichas especies y la presión que puedan ejercer sobre los gobiernos para que introduzcan cambios en sus planes de reforestación. Estos deberían basarse en especies nativas – naturalmente adaptadas al medio ambiente local – capaces de mejorar la conservación del suelo y la recolección de agua, así como de recuperar la diversidad biológica. Las especies seleccionadas para la plantación deberían proporcionar a la población local bienes y servicios útiles como alimentos, medicinas, leña, fibras, etc.
De tener éxito, la presión de la sociedad civil no sólo servirá al medio ambiente de Kenia y a su gente, sino que también puede servir a muchos otros pueblos del mundo entero que luchan contra la expansión del mismo tipo de monocultivos de especies exóticas que está siendo restringido en Kenia.
Ricardo Carrere, Coordinador Internacional, WRM
Reconocimientos:
El autor quisiera agradecer a las siguientes personas que nos enviaron sus comentarios para mejorar la versión original: Julius Kamau, Gathuru Mburu y Nicholas Ngece.
Artículo basado en información extraída de:
- http://www.scidev.net/
- http://www.ens-newswire.com/
- http://www.scidev.net/en/
- http://www.worldagroforestry.org/
- http://www.ictinternational.com.au/
- http://www.ke.emb-japan.go.jp/
- http://www.greenbeltmovement.org/
- http://www.greenbeltmovement.org/a
- http://www.climatemediapartnership.org/
- http://www.climatemediapartnership.org/reporting
- http://www.climatemediapartnership.org/
- http://www.globalforestcoalition.org/
- http://www.eastandard.net/
- http://www.wrm.org.uy/
- http://www.unilever.com/
- http://multimedia.marsgroupkenya.org/
– Testimonios sobre las plantaciones de árboles y el agotamiento de los recursos hídricos
Cada vez que se establece un monocultivo de árboles de crecimiento rápido a gran escala, los recursos hídricos disminuyen substancialmente o desaparecen por completo, debido sobre todo al gran consumo de agua de las especies exóticas de ese tipo. Se secan los pozos, los humedales, los arroyos e incluso los ríos. Las comunidades locales afectadas dan testimonio de esto.
El WRM ha producido una presentación en PowerPoint – “Plantaciones de árboles y agotamiento de los recursos hídricos” [ http://www.wrm.org.uy/ ] – que es una compilación de testimonios de personas del mundo entero, quienes aportan pruebas más que suficientes sobre la relación directa entre la expansión de las plantaciones y la disminución de las reservas de agua.
A nuestro entender, dichas personas son los verdaderos expertos y es de ellas que debemos aprender.
PROBLEMAS MAS ALLÁ DE FRONTERAS
- Posco: destrucción de bosques en la India y creación de sumideros de carbono en Uruguay
Recientemente, Uruguay y la República de Corea firmaron un Acuerdo de Promoción y Protección de Inversiones que, según autoridades del gobierno uruguayo, fija el marco para que puedan realizarse inversiones de Corea en Uruguay. Fijar el marco para que se realice una inversión en Uruguay, por experiencias ya conocidas en este país, puede querer decir rebajar o eliminar impuestos, otorgar permisos de zona franca y dar todo tipo de apoyo a la empresa en sus emprendimientos.
Una de las primeras inversiones coreanas anunciadas en Uruguay es un “Proyecto Forestal de Secuestro de Carbono” realizado por la empresa POSCO. Sin tener en cuenta la cantidad de impactos negativos de los monocultivos forestales, ya constatados y documentados, el proyecto de la empresa POSCO se propone establecer una plantación de eucaliptos de 1.139 hectáreas. Bajo el lema “Salvamos la Tierra a través de plantaciones” la empresa sencillamente hace oídos sordos a las innumerables voces de cientos de movimientos sociales que en todo el mundo se oponen a ellas. La idea central de este proyecto es que estableciendo monocultivos forestales en un país, la empresa POSCO puede “compensar” sus emisiones de gases causantes del cambio climático en su país de origen o en otros países.
Esta empresa, que es una de las mayores productoras de acero del mundo, es bien conocida en la India y no precisamente porque “el acero ama a la naturaleza” -como está escrito en la tapa de su carpeta de presentación - y menos que menos a la gente.
En 2005, la compañía coreana POSCO firmó un acuerdo con el gobierno de la India para construir una planta siderúrgica y un puerto, y realizar prospecciones mineras en el estado oriental de Orissa. Desde entonces, miles de personas se han opuesto al proyecto debido a los enormes impactos que tendrá sobre los pobladores.
La zona que sería otorgada a POSCO para las minas abarca 6.000 hectáreas de bosques primarios. Dichos bosques están habitados por una gran variedad de flora y fauna. Además, las comunidades tribales, que representan el 74 por ciento de la población de la zona circundante, dependen íntegramente de esos bosques para obtener combustible, forraje, frutos y plantas medicinales. Los manantiales de la zona les proveen agua para beber y para irrigación. Las minas afectarían también la cascada de Khandadhar, un lugar asociado a prácticas espirituales de los indígenas, que es también un famoso destino turístico de ese Estado. El lugar donde se origina la cascada – la cadena montañosa de Khandadhar – sería excavado por POSCO.
En junio de 2006, incluso el Partido del Congreso, el más importante de la India, dio su apoyo al movimiento popular contra el desplazamiento provocado por la planta siderúrgica propuesta por POSCO. Las poblaciones de Dhinkia, Nuagaon y Gadakujang, que serán desplazadas, eran prósperas gracias a sus actividades agrícolas. Los dirigentes del Congreso dijeron que quienes ahora son prósperos, cuando se los expulse de los campos de cultivo se convertirán en mendigos y trabajadores sin tierra.
En agosto de 2007, un conjunto numeroso de personas pertenecientes a diversos partidos políticos y organizaciones sociales manifestaron ante las puertas de las oficinas de POSCO, protegidas por un gran contingente de fuerzas policiales. Los manifestantes, entre los cuales había muchas mujeres, levantaron pancartas contra la compañía coreana y acusaron al gobierno de facilitar el proyecto siderúrgico de POSCO en el distrito de Jagatsinghpur, a pesar de la oposición de los aldeanos desplazados.
En octubre de 2008, una decisión firmada por más de cien organizaciones y personas, mayoritariamente académicas, condenó la situación de creciente represión en Orissa contra la resistencia pacífica de la gente a la planta siderúrgica antipopular de POSCO. A pesar del régimen represivo estatal, la lucha se había intensificado; más residentes, especialmente mujeres, se habían unido a ella y en todo el mundo aumentaba el número de voces democráticas que condenaban al estado por actuar en contra de los valores constitucionales y los derechos humanos y a favor de los intereses empresariales. El nivel de represión llegó a su punto culminante cuando se encarceló al presidente del movimiento contra POSCO, Abhay Sahu.
En agosto de 2009, arrestaron más activistas por oponerse a POSCO y les levantaron cargos falsos. Nada menos que 20.000 personas de 15 aldeas cercanas temen que la construcción de la planta las deje sin hogar ni medios de vida. En cuanto a los planes de indemnización propuestos, la respuesta de la gente es que nada puede compensar el desplazamiento de miles de personas.
Las movilizaciones en contra de la empresa POSCO se unen en el Estado de Orissa a los miles de movilizados desde hace años contra la empresa minera inglesa ya instalada Vedanta. Los miles que días pasados bloquearon las carreteras de la localidad de Muninguda demandando que de inmediato se suspendan los permisos para minería saben muy bien lo que significa el desplazamiento, la pérdida de tierras, bosques, cultura, pérdida de medios de subsistencia e identidad como lo especificaron en una resolución emitida el 10 de octubre de 2009. (Ver resolución en inglés en http://www.wrm.org.uy )
A pesar de llevar años de lucha, a pesar de la cárcel, las torturas y la represión, los líderes de ambos movimientos declaran que continuarán con sus esfuerzos hasta expulsar a ambas empresas de la India.
Con este prontuario, POSCO pretende limpiar su imagen en Uruguay mediante la plantación de lo que llama “bosques” (plantaciones de eucaliptos de rápido crecimiento) para “compensar” las emisiones de CO2 resultantes de su actividad industrial. Claro que se “olvida” de mencionar que en la India piensa destruir 6.000 hectáreas de bosques de verdad y que si aún no lo ha hecho es sólo porque la gente local ha logrado impedirlo.
El pueblo y el actual gobierno uruguayo, que conocen en carne propia lo que significa represión, cárcel y tortura por haber sufrido años de dictadura militar, deben ponerse del lado de sus hermanos y hermanas de la India y rechazar de plano este proyecto. El pueblo indio no se merece que Uruguay sirva de excusa para otorgar impunidad a los crímenes de la empresa POSCO y el pueblo uruguayo no se merece tal vergüenza.
Artículo basado en información enviada por Mamata Dash, correo electrónico: moc.liamg@86atamam ; http://stoposco.wordpress.com/ ; World Prout Assembly, http://www.worldproutassembly.org , y The Hindu, http://www.hindu.com .
- El consumo excesivo de papel en el Norte promueve los desiertos verdes en el Sur
Se calcula que, a largo plazo, la demanda mundial de papel y cartón aumentará entre el 2 y el 3 por ciento por año, y que en Asia y Europa Oriental (principalmente India, China y Rusia) dicho aumento puede llegar a ser considerable. Se calcula que las exportaciones de pasta de papel de América Latina desde tierras convertidas en monocultivos de árboles, denominados “desiertos verdes”, crecerán un 70% entre 2000 y 2010.
La madera, la celulosa, la caña de azúcar y los agrocombustibles se exportan desde los países del Sur para ser consumidos en los países del Norte, con grandes ganancias para las empresas transnacionales. Sin embargo, las grandes industrias de plantación tienen un sinnúmero de efectos negativos, tanto sociales como ambientales y económicos: desplazan a la población local, hacen estragos en la biodiversidad, agotan los recursos hídricos, usan tierras que podrían ser dedicadas a la agricultura, empobrecen a trabajadores, agricultores y comunidades.
Si bien el papel es esencial para la comunicación moderna, existe en los países del Norte un consumo innecesario. La distribución de la demanda es desigual: el 22% de la población del mundo que vive en Estados Unidos, Europa y Japón consume el 72% del papel del mundo. Lo más alarmante es que este consumo excesivo no siempre se justifica.
Como en el caso de muchos otros bienes, este consumo excesivo es el resultado de necesidades o usos inútiles, como lo muestran los siguientes ejemplos:
• El desarrollo de productos descartables como pañales o vasos de papel.
• La impresión inútil en las empresas: según a un estudio de Lexmark e Ipsos realizado en Europa, sólo la mitad de las empresas entrevistadas cambiaron sus políticas de impresión y sólo el 12% hizo inversiones financieras para estimular a sus empleados a manejar mejor lo que imprimen. Por lo tanto no es sorprendente que la mayoría de los empleados europeos piensen que podrían reducir en un 30% lo que imprimen, especialmente sabiendo que la mitad de los impresos y fotocopias van a parar a la basura antes de que termine la jornada (ver http://www.shrinkpaper.org ). Si bien el número de impresiones disminuyó en los últimos dos años, cada empleado europeo imprime el equivalente de 35kg de papel por año.
• El embalaje y el exceso de embalaje: hoy en día, la mitad del papel utilizado en el mundo corresponde al embalaje. El Centro Nacional francés de Información Independiente sobre los desechos calcula que, en Francia, el embalaje genera 5 millones de toneladas de desechos por año. La mayor parte se recicla pero más del 50% se incinera, lo cual representa un peligro para el suelo, el agua, el aire y la salud de las personas. Como en el caso de la impresión excesiva, la mayor parte de los embalajes se podrían evitar, por ejemplo los numerosos envases individuales o pequeños que están tan de moda hoy en día.
• Los impresos publicitarios: la enorme cantidad de publicidad que recibimos en nuestras casas puede hacernos pensar que el papel es un material gratuito. Sólo en Francia, 18.000 millones de prospectos se distribuyen en los buzones, o sea el equivalente de 40kg de papel por familia. Si el 5% de las personas pudiera decidir no recibir impresos publicitarios, se podría ahorrar 150 millones de euros en el procesamiento de residuos.
Es por eso que Amigos de la Tierra – París organizó en setiembre pasado una acción de denuncia cuyo objetivo era informar sobre la deforestación, sus relaciones con las plantaciones de árboles y el exceso de publicidad. Para el Día Internacional contra los Monocultivos de Árboles, la organización local invitó a los artistas Barbara Hashimoto y Andrew Chartier a presentar su trabajo en el Espacio Krajcberg. Hashimoto comenzó su proyecto artístico en 2007 en Chicago, recolectando y triturando todos los impresos publicitarios que había recibido en su estudio durante un año. En 2009, junto con Amigos de la Tierra París, “The junk mail experiment” contó con la participación de 200 alumnos de una escuela local, quienes juntaron los prospectos recibidos en sus casas durante varios meses. Así, Barbara Hashimoto logró que el público parisiense tomara conciencia del increíble volumen de papel que recibe en sus buzones. Andrew Chartier explora en su trabajo las relaciones entre la tecnología, el arte y el medio ambiente. En la exposición realizada en París presentó su “máquina de árboles”, que entrega un brote de árbol a cambio de un pedazo de papel: ¡lástima que esta máquina de revertir no sea más que un sueño!
Hoy en día, lo que realmente está en juego es reducir drásticamente el consumo excesivo de papel, evitando la deforestación y la ocupación de tierras provocadas por el establecimiento de monocultivos de árboles a gran escala. Si tan sólo los países norteños dejaran de consumir papel para fines sin importancia, se lograría una enorme economía de bosques y una valiosa ganancia para la humanidad.
Amigos de la Tierra París, e-mail: gro.erretaledsima@sirap , http://www.amisdelaterre.org/
Fuente: WRM