Bolivia: la agricultura tradicional y la agro industria, una dificil convivencia
He aquí una de las causas de la pobreza en Bolivia. Mientras existen familias que acaparan más de 300 mil hectáreas de tierras (muchas de ellas improductivas), millones de campesinos bolivianos carecen de tierras o las tienen de manera insuficiente... La tenencia inmoral de la tierra por los latifundistas y la sagacidad de las agro industrias están expulsando a los campesinos e indígenas hacia las ciudades, porque no pueden competir con la avaricia de las empresas y de las corporaciones agrícolas
La biodiversidad y la agro tecnología indígena
Bolivia es un país bendecido por la Madre Naturaleza. Su geografía tiene un gradiente altitudinal que oscila entre 130 y 6.542 metros sobre el nivel del mar. Es uno de los ocho países más ricos del mundo en diversidad biológica. Su territorio comprende 4 biomasas, 32 regiones ecológicas y 199 ecosistemas. El territorio boliviano representa apenas el 0.2% de la superficie mundial, pero es el nido que encuba entre el 30 a 40% de toda la diversidad biológica mundial. Esta rica biodiversidad está en una directa relación con la biodiversidad cultural que cohabitó y cohabita en el territorio boliviano . ¿Cómo explicar las más de 300 diversidades de papas sin referirse a la agricultura andina? ¿Cómo concebir la insondable diversidad de plantas medicinales sin relacionarlas con los pueblos indígenas del país? Esta policromática biodiversidad, se debe, en buena medida, a la eco tecnología empleada por los pueblos indígenas en su actividad agropecuaria.
Entre las técnicas de esta eco tecnología se puede mencionar:
Cultivo mixto. Los cultivos agrícolas siempre fueron, y todavía son, mixtos. Esto, con la finalidad de facilitar el cruce natural entre las especies y cuidar los cultivos de las heladas, granizos y plagas.
Manejo de los pisos ecológicos. El campesino andino, con la finalidad de surtirse de una variedad de productos y diversificar las especies, cultivaba en diferentes pisos ecológicos. Algunas comunidades todavía mantienen parcelas en distintas eco regiones. Pero, ahora, en la mayoría de los casos se opta más por el trueque (intercambio) de productos.
Rotación y descanso de las tierras de cultivo. Para conservar los suelos fértiles: “No se debe cultivar, el mismo producto, en la misma parcela por dos años consecutivos”. Si el primer año se sembró papa, el segundo año necesariamente tendrá que ser otro producto. Esto se hace con la finalidad de prevenir plagas agrícolas y dejar que la tierra descanse.
Abono orgánico. El agricultor generalmente cuenta con pequeñas cantidades de ganado. Estos animales también son proveedores del abono orgánico para el cultivo de la tierra.
Manejo comunitario de la tierra. El principio básico que rige al agricultor indígena fue y es: “La tierra es un don de Dios y derecho de todos”. Este principio tiene implicancias filosóficas y teológicas mucho más profundas . Sólo asegurando tierra para todos, y mediante una agro tecnología adecuada, se intentaba garantizar una seguridad alimentaria para todos los miembros de la comunidad, porque la actividad agrícola tenía como fin alimentar y dar vida.
Esta filosofía ha sido retomada por el Presidente de la República, Evo Morales, en su Plan de Gobierno “Para Vivir Bien”, el mismo que subordina las lógicas de la productividad y la ganancia al principio de vivir bien.
La agricultura tradicional avasallada por la agro industria corporativa
Con la llegada de los conquistadores y con las posteriores reglas del comercio agrícola internacional, la tierra paulatinamente se fue convirtiendo en un derecho ajeno para los campesinos indígenas.
Uno de los sobrevivientes aymaras al holocausto de la conquista y al neocolonialismo del libre mercado decía: "En Bolivia, más vale ser vaca que gente, porque siendo vaca se tiene tierra asegurada". Se debe mencionar que en el año 2001 el Gobierno boliviano, presionado por los agroindustriales del Oriente del país, estableció 25 hectáreas por cabeza de ganado vacuno, con la finalidad de justificar las tierras improductivas de los terratenientes”.
En Bolivia, mientras el 71% de la población sobrevive con el 9% de las tierras, en el que se cultiva el 70% de los productos nacionales que se venden en el mercado interno, el 9% de la población (empresarios y terratenientes vinculados a los partidos políticos tradicionales) posee el 91% de las tierras fértiles que produce sólo el 15% de lo que se consume en el país.
He aquí una de las causas de la pobreza en Bolivia. Mientras existen familias que acaparan más de 300 mil hectáreas de tierras (muchas de ellas improductivas), millones de campesinos bolivianos carecen de tierras o las tienen de manera insuficiente. Esta situación inmoral engendró el ejército del Movimiento Sin Tierra, hoy, demográfica y políticamente imparable a nivel nacional . Frente a esta situación el Presidente Evo Morales emprendió el proceso de la “revolución agraria comunitaria” para impulsar una política nacional agraria. En la gestión del 2006 se entregó a los indígenas 3,2 millones de hectáreas de tierras. La proyección es sanear y redistribuir todo el territorio nacional hasta el año 2009.
Con el advenimiento del libre mercado, se impuso en el país la regla de oro comercial: “Producir para exportar y exportar para generar divisas”. Como el mercado internacional exige grandes cantidades de productos, entonces, se tuvo que promover la agro industria. Y como cada país, en el libre mercado agrícola, tiene que especializarse en un producto, se optó por los monocultivos. Y como los monocultivos de semillas naturales tampoco saciaban las ansias de los exportadores, entonces, las corporaciones comenzaron a promover los transgénicos.
Ahora, con extensas áreas de monocultivos, invadidos por los transgénicos, con una biodiversidad cada vez menos diversa, con una Amazonía talada y con cerca del 50% de sus suelos inutilizados, Bolivia, continúa soportando el avasallamiento del hambre. La agro industria, en buena medida, no fue más que un instrumento para que las corporaciones agrícolas se apoderen de nuestra soberanía alimentaria. Con el tiempo, estas corporaciones, mediante la biotecnología, decidirán quién debe comer y quién debe morir por inanición .
La tenencia inmoral de la tierra por los latifundistas y la sagacidad de las agro industrias están expulsando a los campesinos e indígenas hacia las ciudades, porque no pueden competir con la avaricia de las empresas y de las corporaciones agrícolas. Si no son expulsados de sus campos, son convertidos en mano de obra barata: esclavos de los empresarios en su propia tierra. Y cuantos se resisten a morir como esclavos en su propia tierra, migran de Bolivia hacia los países ricos (buscando lo que nos saquearon) persiguiendo el sueño de una tierra sin mal. Allí tenemos cerca de 3 millones de bolivianos buscando fuera lo que siempre tuvimos dentro.
Bolivia exporta lo que más requiere su población
En Bolivia, en aras de conseguir divisas para el Estado se ha sacrificado el derecho a la alimentación de sus habitantes, porque la agroindustria tiene por finalidad exportar sin contemplar el costo ecológico y social que ello signifique. El claro ejemplo es la soja producida en Bolivia, que en un 85% va directo al mercado externo. Esta fiebre de la exportación está obligando incluso a los mismos campesinos (con posibilidad de tener más tierras) a cambiar de conducta agrícola. Bolivia exporta incluso los productos más nutritivos requeridos en el país.
Sólo así se explica el por qué la quinua y el amaranto, cereales más nutritivos que los otros, producidos por los bolivianos, son consumidos por los japoneses, norteamericanos y europeos, mientras a los niños/as bolivianos/as los consume la desnutrición. Aquí se pastorean las llamas (auquénidos cuya carne tiene cero colesterol) para deleitar el paladar extranjero, mientras la muerte acecha a los bolivianos/as. Aquí crece la maca (tubérculo más nutritivo), la uña de gato (planta cuyo tallo es una panacea) y el molle (árbol del que se extrae la aspirina), cuyas propiedades medicinales despiertan las avaricias más frenéticas de los comerciantes farmacéuticos, mientras la tuberculosis perfora hasta los pulmones más tiernos de los bolivianos/as. He allí las consecuencias de apostar sólo por la agro exportación.
Por un derecho a la alimentación con soberanía alimentaria
Bolivia está viviendo procesos de cambios trascendentales. La Asamblea Constituyente es uno de los instrumentos para consensuar y canalizar dicho proceso. En este sentido, frente al no reconocimiento, de manera explícita, del derecho a la alimentación en la Constitución Política vigente, los constituyentes deberán incorporar este derecho fundamental, conjuntamente con la soberanía alimentaria, en la nueva Constitución Política. Por que no existe soberanía nacional sin soberanía alimentaria, como tampoco esta existe sin una seguridad alimentaria.
Si bien, el Gobierno del Presidente Evo Morales asumió la soberanía alimentaria como una base de su programa de gobierno, sin embargo, la Asamblea Constituyente tiene que constitucionalizar este principio para que la “revolución agraria” sea irreversible en el país.
Jubenal Quispe
Lunes 12 de febrero de 2007, puesto en línea por Jubenal Quispe
Fuente: ALTERINFOS