Biocombustibles: la fiesta del agronegocio continúa
La crisis del petróleo y los combustibles fósiles ha disparado una nueva “fiebre del oro” en todo el planeta y parece que nadie quiere perderse la oportunidad de subirse al tren que seguramente funcionará con alcohol y biodiesel. Productores, corporaciones, gobiernos y organismos internacionales se han lanzado a la conquista del nuevo mercado y las noticias, leyes, nuevos organismos internacionales y declaraciones rimbombantes están a la orden del día
Sin embargo parece que nadie, o casi nadie, está dispuesto a mirar un poco más allá e intentar un balance de las décadas que llevamos quemando petróleo. O de pensar en las consecuencias que la sustitución de los combustibles fósiles por biocombustibles puede tener sobre nuestras vidas.
La utilización de tierras agrícolas para la producción de biocombustibles desplazará a cultivos alimentarios en todo el planeta incrementando las amenazas sobre la ya jaqueada soberanía alimentaria de nuestros pueblos.
Por otra parte, el avance de la frontera agrícola terminará por destruir las últimas selvas, bosques y espacios naturales de nuestro continente. No es casual que Brasil sea uno de los principales interesados en impulsar este “alternativa”. ¡Todo un Amazonas por explotar lo respalda!.
Todas las grandes corporaciones (transnacionales de las semillas, procesadoras de granos, empresas biotecnológicas, petroleras) están respaldando este nuevo gran negocio. Por supuesto que bajo su impulso continuará desplazándose a la población rural, sumando pobres a las grandes ciudades, pero a ellos poco les importa. ¿Será que a nuestros gobernantes si les importa?
Hoy más que nunca frente a la crisis energética lo que necesitamos es un debate profundo sobre el modelo de sociedad y energético que necesitamos y que puede permitir un futuro deseable para nuestros hijos sobre el planeta. Todos los indicadores indican que estamos atravesando una crisis ambiental nunca antes imaginada. ¿Será el tren de los biocombustibles el que nos conducirá más rápidamente hacia ese abismo? Parece que si.
Sabemos que la premisa del capitalismo y el positivismo de los últimos siglos ha sido “siempre hacia delante…… no importa hacia donde”. No hay ninguna razón para que este caso sea la excepción
gro.niarg@solrac