Ataques, políticas, resistencia, relatos
Sin aspavientos y muy comunitarios los pueblos del Ecuador se mantienen vivos y alertas | Ecuador: la amenaza minera sobre Íntag | Se acabó el agua en las principales ciudades de Brasil. ¿De quién es la culpa? | Ante el ataque a sede de organización campesina Vía Campesina-Honduras | La petrolera Chevron en la mira | Guatemala: una prisión verde con aroma a melaza | Canal de Nicaragua: un negocio de aguas turbias | El año 2014 revisado.
Sin aspavientos y muy comunitarios los pueblos del Ecuador se mantienen vivos y alertas
Fernanda Vallejo
“Alegría fuera para mí, que ya que me negáis todas las otras cosas que a vuestros mensajeros pedí, a lo menos me concedieras sólo una, y era que me hablaran por intérprete más fiel. Digo esto, porque no puedo entender las palabras que has hablado y que este faraute me ha dicho, porque a la lógica no corresponde; porque habiendo de tratar de paz, amistad y hermandad perpetua y aún de parentesco, como me dijeron los otros mensajeros, suena ahora en contrario todo lo que este Felipillo me ha dicho, que nos amenazas con guerra y muerte, con destierro y destrucción, y que por fuerza o de grado he de renunciar a mi reino, y hacerme tributario de otro.”1 Cinco siglos han pasado desde que Atahualpa pronunciara estas palabras ante sus captores, poco antes de ser víctima de uno de los actos terroristas más cínicos de la historia, que aún permanece en la impunidad. Y con tanto tiempo transcurrido, no pueden ser más pertinentes estas palabras ahora mismo, ante el socialismo del siglo XXI. Hace ya casi diez años que la promesa de una sociedad más justa buscada con lucha y resistencia frente a la brutalidad neoliberal, pasó cerquita de los pueblos, casi rozándolos; como un pequeño remanso tras una larga, larga caminata.
Sin embargo, luego de un efímero receso, el siniestro paso de un sistema que se mimetiza y descompone palabras y sentidos, ha venido dejando un rastro de miedo, subyugación y oprobio. Ninguna acción, ni inversión, ni política pública —que dicho sea de paso, no es más que lo que le corresponde a un Estado con la riqueza que produce el pueblo—, se ha dirigido realmente a construir esa sociedad justa, humana, diversa y plurinacional, ésa donde quepamos todos y todas. Ésa, por la que los pueblos hemos venido luchando.
Muy por el contrario, lo que el Ecuador encontró fue una gigantesca aplanadora que en nombre del progreso ha destinado todas sus energías al borramiento de los pueblos —todos los pueblos— que habitamos este país; al disciplinamiento civilizador, a la negación de nuestra historia construida y recuperada a pulso; al despojo abusivo de territorios, bienes comunes, saberes, formas autónomas, solidarias y recíprocas de hacer nuestra vida.
Agazapados en las palabras y reivindicaciones de los movimientos indígena y social, con su armadura de tecnocracia, recetarios desarrollistas, dádivas devenidas en políticas, fórmulas legalistas y hasta violencia directa, quienes se criaron en las rodillas de las organizaciones arremeten contra los sectores populares y los pueblos originarios, propinándoles una golpiza tras otra, sin dejar evidencia del daño. Pero esos mismos pueblos lo notaron tempranamente y miran e interpelan. Por eso no han dejado de resistir, denunciar, desacatar, recordar. Por eso son los únicos enjuiciados y presos; son los que han puesto vidas preciosas, invisibilizadas por el control mediático.
Por si todo esto fuera poco, en un acto de torpe impertinencia, fruto de su incapacidad de entender la historia verdadera, la de los pueblos, el presidente Correa ordena a funcionarios —que alguna vez medraron del movimiento indígena—, a esos “felipillos”, que la Conaie desocupe sus instalaciones dadas en comodato hace 25 años.
Probablemente resulte difícil de explicar, más aún de entender, cómo un inmueble puede desatar tanto revuelo, cuando hay tantas razones más profundas acumuladas. Tal vez, porque el acto condensa todos los agravios y se atreve a colocarse en el mundo simbólico, ése que duele más que el hambre y el maltrato. Tan soberbia necedad insulta demasiado y se hace necesario reprender acto tan torpe sostenido en argumentos tan espurios. Por ahora, los funcionarios han tenido que dar marcha atrás, recurriendo nuevamente al instrumental burocrático como argumento.
Al final del día, nos quedamos con los indios, con su capacidad interminable de reunir, acoger, escuchar, entender. Con la fuerza inmemorial de su razón histórica, de poco hablar y mucho andar. Este incidente ha permitido reagrupar nuevamente a los sectores populares dispersos e intimidados, ha sido un gran pretexto para juntar a los pueblos y recordarse sus resistencias, renovar sus compromisos del largo plazo y volver a encontrarse dentro de poco para reiniciar las resistencias con nuevos bríos. Todo esto lo han hecho muy a su modo: recordando sus historias de lucha que sí hicieron desde esta casa, cuando se multiplicaban los panes y los peces y se cocinaba para cientos de miles y las oficinas se convertían en dormitorios; pero también cantando, riéndose mucho del poder y sus acartonadas maneras; sobre todo, caminando, como siempre, por todo el país, por las avenidas donde se levantan los símbolos del despojo, en la cara de los acaparadores, recordándoles que ahí están y seguirán, porque no tienen plazos ni prisas. Sin aspavientos y muy comunitarios. l
1 Garcilazo de la Vega - Cap. XXIV, Libro 1ro. de la 2da. parte de los Comentarios Reales de los Inkas-1587
Ecuador La amenaza minera sobre Íntag
La zona de Intag, ubicada en el occidente de la provincia de Imbabura, se enfrenta desde hace décadas a la amenaza de la minería metálica a gran escala, por el descubrimiento de grandes yacimientos minerales, sobre todo cobre. Intag ha contribuido por más de 30 años con la materia prima para la fabricación del cemento Selva Alegre, con el cual prácticamente se ha construido la sierra norte del Ecuador.
Los beneficios de la minería no se ven por ningún lado y más bien los impactos ambientales y sociales que se derivan de la explotación minera en Selva Alegre están a la vista. Una mina de oro de mediana magnitud se explota también en esta zona desde hace 15 años: la empresa Agroindustrial El Corazón tampoco ha dejado ningún beneficio para las comunidades. Por el contrario, el río Verde que recibe las descargas de esta mina se encuentra muy contaminado. Pese a que la mina está en El Corazón, este poblado es uno de los más pobres de la zona.
Pese a lo anterior, al igual que todos los gobiernos pasados, la revolución ciudadana liderada por Rafael Correa ha definido en sus planes de desarrollo minero la explotación del yacimiento Junín y la Cordillera del Toisán.
El yacimiento Junín, descubierto por la agencia Japonesa de Cooperación Internacional-JICA y el gobierno ecuatoriano, comprende una mina de 318 millones de toneladas con un contenido de 0.7% de cobre y 0.4% de molibdeno, es decir unos 2.2 millones de toneladas de cobre comercial y un poco más de 300 de molibdeno. Se trata de un yacimiento cuyos impactos sociales, ambientales y económicos fueron claramente detallados por el Estudio de Impacto Ambiental realizado por JICA en 1996. Este documento es la base sobre la cual las comunidades de Intag se organizaron para informarse más, concientizar a la población en general y empezar una larga lucha por la defensa del territorio.
Hasta la actualidad, Intag ha enfrentado a dos multinacionales (Mitsubishi y Ascendant Copper [hoy Copper Mesa Mining) y 9 gobiernos consecutivos que han intentado explotar dicho yacimiento. En todas las ocasiones el pueblo de Intag ha salido victorioso, pero con impactos negativos para la paz social y la unidad familiar y comunitaria: más de 17 procesos penales, persecuciones, agresiones, amenazas y encarcelamientos ilegales tuvieron que afrontar dirigentes, la comunidad se enfrentó a mafias narcotraficantes y bandas paramilitares contratadas por las mineras para lograr acceso al yacimiento, invadieron 2 mil 500 hectáreas de tierras y bosques de las comunidades y crearon durante años un ambiente de intranquilidad. Los ofrecimientos económicos de los gobiernos y las empresas dividieron a la comunidad y las familias. Por si fuera poco, las perforaciones realizadas en 1995 por Bishimetals, subsidiaria del gigante japonés Mitsubishi, sacaron a la superficie agua con altos contenidos de arsénico que aún hoy está contaminando las fuentes de agua de uso humano de la comunidad de Junín, con desconocidos e impredecibles impactos a la salud.
La lucha de las comunidades de Intag ha sido un ejemplo. De la resistencia se ha pasado a la propuesta de construir un nuevo modelo de desarrollo. Muchas iniciativas económicas, productivas, organizativas, de conservación, han surgido y varias han tenido éxito, demostrando que es posible vivir dignamente en el campo sin destruir la madre tierra. Sin embargo, los gobiernos y el capital minero transnacional siguen intentando apropiarse de este territorio.
En julio de 2011 la minera estatal chilena Codelco anunció su interés por desarrollar proyectos mineros de mediana y gran escala en Ecuador e informó de las acciones realizadas para acceder a la concesión El Palmal, ubicada a escasos kilómetros de Junín. Ahora, como se afirma en una nota de El Comercio, bastante neutral en su postura, “La Empresa Nacional Minera (Enami EP) y la chilena Codelco recibieron el visto bueno de la autoridad ambiental para retomar las actividades de exploración avanzada en el proyecto cuprífero Llurimagua. Este proyecto minero está ubicado en las parroquias García Moreno y Peñaherrera, en el cantón Cotacachi, en Imbabura, y tiene una superficie de 4 mil 839 hectáreas. Compañías como la japonesa Bishimetals y la canadiense Ascendant Cooper intentaron avanzar hacia la exploración de esos yacimientos, pero los trabajadores fueron desalojados y sus instalaciones incendiadas o destruidas. Pese a ello, se llegaron a realizar 9 mil 739 metros de perforaciones que buscaban determinar el lugar del yacimiento y una manera eficiente de explotarlo. Con la licencia ambiental, la Enami y Codelco podrán realizar nuevas exploraciones con base en el análisis que dejaron las anteriores firmas, con miras a determinar si es económicamente factible la explotación”.
Hoy como entonces las poblaciones de toda la región siguen en resistencia contra la minería. l Con información de la Coordinadora Zonal Intag ver aquí y El Comercio.
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Se acabó el agua en las principales ciudades de Brasil. ¿De quién es la culpa?
La crisis del agua que se arrastra desde hace más de un año amenaza con colapsar el centro económico del país. Mientras los gobiernos exigen sacrificios a los habitantes de la ciudad, el desarrollismo extractivista continúa victimizando a la naturaleza y las fuentes de la vida. Verena Glass1
Brasil posee cerca del 12% de las reservas de agua dulce en el mundo, pero las severas crisis de sequía son fenómenos con los que convive el país desde hace mucho tiempo. Problema crónico en el noreste, la falta de agua ha ocupado de manera cíclica el debate político y los medios de comunicación nacional cuando alcanza niveles de calamidad social y económica; pero cuando los grifos en el Estado de San Pablo — el más rico del país, con cerca de 44 millones de habitantes— se secan sin previsión de solución, el problema alcanza nuevas alturas en el debate nacional. Sin embargo, las consecuencias de una de las peores crisis hídricas de la historia, que vive en este momento el país, no se pueden aún medir. La sequía castiga de una manera sin precedentes a todos los estados del sureste de Brasil —alrededor de 133 municipios que representan el 23% del PIB nacional, sufren de falta de agua. Tomemos como ejemplo a la emblemática capital paulista: en San Pablo, la séptima ciudad más grande en el mundo, el principal embalse que suministra a sus habitantes se agotó por completo2.
Sin tener forma de lidiar con el problema, el gobierno anunció que simplemente dejará de abastecer de agua a cerca de 5 millones de hogares durante 5 días a la semana. Desde principios de 2015, se pueden ver en San Pablo finos restaurantes sirviendo la comida en platos desechables y vasos de plástico, bares cerrados en pleno carnaval por falta de sanitarios, universidades amenazando con la cancelación de clases, y crecientes protestas callejeras. En la prensa y en los discursos gubernamentales, proliferan los llamados a reducir el uso de agua para bañarse, lavar la ropa o regar las plantas, se premia a quien economiza y se castiga a los que desperdician agua, y las recetas de cómo cocinar las pastas con la mitad de la cantidad normal de agua llegan a ocupar los medios de comunicación social como parte de la “solución” del problema. En resumen, el consumo doméstico se ha planteado como verdugo, víctima y redentor de la crisis del agua, mientras que el gobernador de San Pablo se esfuerza con oraciones a San Pedro y el de Río de Janeiro consulta mediums para prometer milagros a la población3. Es un hecho que ha llovido menos en Brasil. Pero es de mala fe cargar el fenómeno en la cuenta de San Pedro; o, peor aún, en los residentes de los grandes centros urbanos.
El desequilibrio del delicado y complejo entramado de los sistemas biológicos que regulan los depósitos y cursos de agua y los flujos de precipitación de lluvia tiene su origen tanto en la esquizofrénica gestión de los bienes hídricos como en su sobre explotación por parte del “sector productivo” (agroindustria, minería, energía hidroeléctrica, etc.). Según la Agencia Nacional del Agua, el riego agrícola consume actualmente el 72% del agua en el país (otro 11% es consumido por la ganadería). Pero el papel de la agroindustria en la crisis del agua es aún más complejo. El sector logró reducir drásticamente la protección vegetal (franjas ribereñas y Áreas de Protección Permanente) de los márgenes de los ríos y otros cursos de agua con la aprobación del nuevo Código Forestal brasilero en el 2012, y su expansión territorial en la Amazonía ha llevado a niveles récord de deforestación del bioma (entre agosto y diciembre de 2014, por ejemplo, se han deforestado mil 373 kilómetros cuadrados de selva amazónica, con índices mensuales que representaron aumentos consecutivos superiores al 100%)4.
Pero ¿cuál es la relación entre el clima y las lluvias en Brasil, y la deforestación? De acuerdo con los investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones de la Amazonia (INPA), la vegetación de los biomas regula un sistema de precipitación y evaporación de agua que conforman los llamados “ríos voladores”5, cursos de agua atmosférica formadas por masas de aire cargado de vapor impulsado por los vientos. Estas corrientes de aire transportan la humedad de la cuenca del Amazonas para el Medio Oeste, Sudeste y Sur de Brasil. Pero con la deforestación en el Amazonas este sistema está siendo alterado, lo que ha provocado sequías recurrentes en otras regiones del país. Pero el agronegocio no es el único villano de la deforestación del Amazonas o de la malversación de las aguas. A pesar del pobre desempeño de la economía (se espera que el PIB brasileño crezca sólo un 1.4% en el 2015, según el FMI), el gobierno proyecta la construcción de 20 grandes represas en la Amazonía en los próximos ocho años, en nombre de la demanda basada en un crecimiento anual ficcional del 4.3% del PIB hasta el 2023. Es emblemático que las regiones en las que los proyectos hidroeléctricos ya están en marcha, como las plantas de Belo Monte, en Pará, y Jirau y San Antonio en el río Madeira, en Rondônia, sean las que han mostrado las tasas de deforestación más altas. Por otra parte, en el 2014, las alteraciones provocadas por la usinas hicieron que el río Madeira sufriera un crecida tan dramática que dejó bajo las aguas miles de hectáreas de tierras y bosques, caminos y ciudades en el norte de Brasil y Bolivia, causando pérdidas millonarias en los dos países.
Los sectores de la energía y de la agroindustria, aliados a los de la minería, también han sido responsables de la mayor cantidad de conflictos por el agua en los últimos diez años, según un estudio de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) dado a conocer a mediados de febrero de este año. Los conflictos por las represas y diques (causados por proyectos de construcción de hidroeléctricas u otras que no cumplen con los procedimientos legales adecuados, expropiando a las familias de los pequeños agricultores, colonos, asentados, ribereños, indígenas, quilombolas o pescadores) y los conflictos por el uso y conservación del agua (la destrucción de los bosques ribereños que llevan a la extinción de las fuentes, la contaminación del agua —principalmente por la minería), la sobrepesca, y el cobro por el uso del agua— implicaron a 305 mil 959 familias entre el 2005 y el 2014. “Vivimos en una época de transición y la cuestión del agua se coloca a la vanguardia de esta inversión. Es hora de una ética del cuidado del agua, así como de toda la naturaleza. La eco-nomía no puede colocarse por encima de la eco-logía, so pena de no contar con las bases naturales —suelo, agua, clima, temperatura— para continuar aquí. Los hechos no permiten argucias”, concluyó el documento de la CPT. Es una advertencia que, si no se toma en serio, puede llevar rápidamente al colapso de los ecosistemas, las economías y los gobiernos.
Notas
1 Verena Glass es periodista y coordinadora de proyectos de la Fundaçión Rosa Luxemburgo Brasil
2 “Seca no Cantareira supera cenário mais pessimista” - ver aquí.
3 “Sabesp pede mais ‘volume morto’ e Alckmin reza por chuva até setembro” - ver aquí “Aconselhado por espírito indígena, Pezão garante que choverá no Rio” - Ver aquí.
4 “Desmatamento aumenta pelo quinto mês consecutivo, diz Imazon” - ver aquí.
5 “Fenômeno dos rios voadores” - ver aquí.
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Honduras Ante ataque a sede de organización campesina Vía Campesina-Honduras
La Vía Campesina Honduras, adscrita a La Vía Campesina Centroamérica e internacional, por éste medio comunica, informa y denuncia a la comunidad nacional e internacional de una bochornosa situación que detallamos de la manera siguiente:
1. Que el domingo 25 de enero del presente año, amparándose en las oscuras sombras de la noche, como a eso de 1 de la madrugada, contingentes armados dispararon más de dos docenas de tiros, de grueso calibre, que impactaron contra el inmueble que aloja las oficinas del movimiento campesino hondureño articulado a La Vía Campesina, en la colonia Alameda.
2. En la escena de los hechos, el día de hoy 26 de enero hemos encontrado casquillos de los disparos, las paredes rotas y los portones con los orificios correspondientes de los disparos ejecutados, lo cual nos hace recordar los tristemente célebres acontecimientos del golpe de Estado, en el año 2009, donde también nuestras oficinas fueron irrumpidas, asaltadas con saña y odio, destruyendo puertas, material y equipo de alto costo. A la fecha no se ha encontrado a los responsables.
3. Al profundizar en las causales de los hechos bochornosos, ya descritos, no encontramos otra explicación que nuestra clara y transparente participación en contra del golpe de Estado Militar de junio del 2009, la exigencia militante de una reforma agraria integral, con equidad de género, para la soberanía alimentaria y el desarrollo rural, presentada al hemiciclo legislativo en abril de 2014 y nuestra oposición a la aprobación, con rango constitucional, de la policía militar, cuerpo vinculado públicamente con flagrantes casos de violaciones a los derechos humanos. Ante estos vergonzosos hechos denunciados, el movimiento campesino y La Vía Campesina exige al Estado de Honduras lo siguiente:
A. Que la fiscalía realice una profunda investigación para determinar y castigar a los responsables directos de estos actos reñidos con la ley.
B. Responsabilizamos al gobierno de la República por los disparos y daños realizados a nuestras oficinas.
C. Más importante aún, lo responsabilizamos desde ya por cualquier atentado, que pudiera suceder en el futuro cercano, en contra de la vida de nuestros empleados, dirigentes campesinos y coordinadores de La Vía Campesina.
D. Exigimos la solidaridad de todo el movimiento social hondureño, de la comunidad internacional y de los organismos de cooperación humanitaria.
E. De manera particular, solicitamos en forma puntual la protección de la vida del dirigente campesino y referente de la reforma agraria hondureña del compañero Rafael Alegría y de toda su familia.
Tegucigalpa, 26 de enero de 2015 Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza ¡Reforma Agraria ya! La Vía Campesina Honduras (LVCH)
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La petrolera Chevron en la mira
La empresa multinacional Chevron fue electa la empresa con el récord de violaciones de derechos humanos más grande en el mundo, un premio conocido como “Premio a la vergüenza superlativa”. El premio lo otorgaron Greenpeace y la ONG suiza conocida como la “Declaración de Berna” dentro de un certamen conocido como Public Eye Award [el premio del investigador público o del ojo público].
Según una nota de Red_Ponsable, “Amazon Watch1 nominó a Chevron por las continuas y sistemáticas violaciones a los derechos humanos y ambientales en la Amazonía norte del Ecuador. Desde el inicio de sus acciones de exploración en la zona (1964), hasta la fecha, con un récord de más de 50 años de una práctica inmoral y antiética que ha afectado de manera directa a las poblaciones asentadas en las provincias de Orellana y Sucumbíos, en la selva ecuatoriana”.
La justicia ecuatoriana sentenció a Chevron Corp. a pagar 9 mil 500 millones de dólares, por los daños ambientales provocados por su mala operación, “lo que ha tenido serios impactos en la salud y bienestar de los pobladores que habitan en las zonas afectadas, además de las implicaciones que tiene para el calentamiento global la destrucción de la Amazonía”, dice Amazon Watch, un grupo ecologista con sede en Estados Unidos. Sin embargo, Chevron ha insistido en utilizar todo su poder económico y político “para huir de la justicia mundial y poner en marcha todo el sistema de impunidad frente al abuso de las transnacionales, lo que ha llevado a los luchadores indígenas y campesinos ecuatorianos a recurrir a las Cortes de Argentina, Canadá, Brasil, e incluso a la Corte Penal Internacional en La Haya”, recuerda la organización acusadora. En 2006, dice en su página Amazon Watch, “Chevron se llevó su primer premio Public Eye por derramar deliberadamente 68 mil millones de litros de agua con desechos tóxicos disueltos en la selva ecuatoriana, dejando tras de sí unas 900 fosas de desechos, sin recubrimiento rellenas de lodos tóxicos. Chevron operó en Ecuador entre 1964 y 1992, bajo la marca Texaco. Abandonó el país sin remediar la contaminación que incluso sus auditorías internas concluyeron que provocó”.
La página de Amazon Watch asegura también que “varias evaluaciones de salud independientes sometidas a escrutinio en cortes penales han confirmado altos índices de leucemia infantil y otros tipos de cáncer en el área en que opero Chevron. Se calcula que más de 2 mil personas han muerto de cáncer y que otras 10 mil están en riesgo de contraerlo por la exposición continuada a químicos carcinógenos en aguas superficiales y subterráneas, en el aire y en los alimentos”.
Según el informe de Amazon Watch, cinco pueblos indígenas —secoya, cofán, huarani, siona y quichwa— han sido diezmados por las prácticas de desecho de residuos de la empresa Chevron, según la evidencia presentada en una corte ecuatoriana. Fue en esa ocasión que se le impuso a la empresa un pago de 9 mil 500 millones en daños, algo que la empresa nunca pagó. El abogado principal de Chevron, dice Amazon Watch, ha prometido que la compañía luchara contra esta sentencia “hasta que el infierno se congele, y entonces seguirá luchando contra ésta sobre el hielo”.
Paul Paz y Miño, de la ONG acusadora, insiste en que “Chevron es una compañía contaminante y tóxica reincidente, que merece la condena de la comunidad mundial por sus horribles actos contra los vulnerables pueblos del Ecuador”.
Los premios Public Eye se otorgaron en un foro alternativo que coincidió con la Cumbre Económica de Davos a fines de enero de este año.
1- Ver aquí.
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Guatemala: una prisión verde con aroma a melaza
Ollantay Itzamná, Servindi. José, apenas cumplió los 18 años de edad, pero todas las madrugadas, a las 3:00 am., el bus amarillo viene pitando por él para llevárselo a la zafra. Él vive, con sus padres y seis hermanos, en el cantón Cancín, Municipio de Santo Domingo, Departamento de Suchitepéquez, a 165 kilómetros al sur oeste de la ciudad de Guatemala. Su madre, quien apenas se acostó 4 horas atrás, debe levantarse a las 2:00 am. para prepararle el café, el desayuno y el almuerzo. Ella, ya no volverá a la cama. Tiene que aprovechar la poca agua racionada que cae sólo por la mañana para lavar nuevamente la ropa que el día anterior ensució el hollín que en estos tiempos de zafra llueve del cielo. Luego, tiene que barrer las cenizas del patio que siempre amanece como si cada noche los demonios hiciesen fiesta. José, junto a sus decenas de compañeros jornaleros escuálidos, comienza a blandir el machete en el cañal a las 5:00 am. Comienza la jornada con su color natural, trigueño. Pero, para las 11:00 am., cuando pareciese que en aquella atmósfera con olor a melaza penetrante se hubiese desatado el calor del infierno, el hollín de la zafra lo transforma en un negro rendido con facciones mayas y mirada triste. A eso del medio día, en cuclillas, bajo el sol abrazador, vigilado por el caporal, muerde presuroso las tortillas tiesas, su almuerzo. Si su energía y el machete lo acompañan, con buena suerte, a las 17:00 pm. terminará la tarea arbitraria que el caporal le asignó. Y a las 8:00 o 9:00 de la noche llegará a su casa. Allí, sólo su madre la espera. Los demás familiares ya duermen.
Así transcurre la quincena en la zafra a cambio de 900 quetzales (120 dólares). Dinero que apenas ajusta para comprar los frijoles y el maíz, porque, ahora, su padre ya no encuentra tierra para alquilar y hacer milpa. Todo ha sido acaparado por los monocultivos. Eso sí. Todos los domingos la familia no falta a la iglesia donde el pastor les habla sobre la mansedumbre, la humildad y la pobreza como una bendición divina para ganar el Reino de Dios.
En el patio de la casa de José, aún quedan esqueléticos árboles frutales semisecos que se resisten a morir. Árboles que antes de la maldición del monocultivo de la caña daban abundante fruto. Las fumigaciones aéreas de las cañeras exterminaron los cítricos.
Por las noches, en épocas de la zafra, es casi imposible dormir en el barrio de José. Tractores y camiones gigantes ronronean frenéticos recogiendo los oscuros surcos de caña cortada y acumulada. En esta prisión verde, todas las madrugadas amanece caliente y “con neblina”, y el sol se resiste a sonreír por el excesivo humo fijado por las cañeras en la atmósfera. Los ríos se encuentran contaminados y desviados de sus causes naturales para regar los desiertos verdes, sin que exista Ley que los regule
Las tierras de cultivo para la comida, prácticamente son inexistentes. Las zonas urbanas están rodeadas, por los cuatro lados, por los monocultivos. Una verdadera prisión verde. Inés, hermana menor de José, de apenas 8 años, juega con su muñeca de trapo en el patio. Tiene el cabello jaspeado de color café. Dicen que es signo de las consecuencias del DDT que las algodoneras, en otros tiempos, fijaron en los suelos de esta zona, y que incluso años después continúa manifestándose en la salud humana. Ella bebe agua contaminada, respira el aire gris con olor a melaza fermentada.
Ve pasar el día bajo la lluvia del hollín que viene del cielo, y el ronroneo estridente de inmensos camiones jaulas. Ella no comerá los frutos del patio, como sí lo hicieron sus padres. Ella nunca más verá o escuchará decir de las tierras de la costa sur como “el paraíso terrenal que atrajo a mayas y extraños”. En esta prisión verde la trama de la vida está rota, y las esperanzas de sus “reclusos” son verdes como los monocultivos.
Fuente: Servindi
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El año 2014 revisado
En el texto 2014 —Así fue el año. Economía verde, consumo “colaborativo” y hágalo usted mismo, el Grupo ETC alerta sobre las falacias tras tendencias económicas y productivas supuestamente más humanas. Aquí algunos extractos.
El consumo colaborativo. En 2014, gracias a las redes sociales y los sitios web, creció el consumo colaborativo, que comenzó proponiendo compartir los bienes y ahora promueve como alternativa que la gente ofrezca en alquiler bienes (que podrían ser comunes).
El alojamiento de bajo costo —la oferta de habitaciones desocupadas en los hogares— ya fue suplantado por el millón de lugares que ofrece AirBnB, un concepto que concentra en su web la renta de camas, el alquiler de suites ultra-lujosas o hasta villas enteras. Otro caso en boga es Uber, servicio de transporte extendido a más de 50 países, que “da empleo” a cualquiera que tenga un auto. AirBnB y Uber no son nada alternativos, son parte del ajuste del capitalismo, que aprovecha el internet y la crisis económica. En cualquier urbe hay millones de desempleados que se ganan la vida con actividades muy creativas, desarrollando capacidades y habilidades sofisticadas y tareas en grupo. Los marginados siempre lo han hecho: bregar en la informalidad y fortalecer lo colectivo para sobrevivir.
Pero esa creatividad se está sometiendo a la gran maquinaria de producción de dinero. Así como sucede con las semillas, todos los recursos e iniciativas de la inmensa mayoría de la humanidad son monetizados, monopolizados.
Hágalo usted mismo (movimiento “maker”). Las impresoras en tercera dimensión (3D) y los sintetizadores de genes tuvieron gran auge en 2014. Hubo experimentos para imprimir piel, vasos sanguíneos y vísceras. Los makers piensan que la manufactura de escritorio puede ganarle a General Electric o a General Motors, que reducirá la explotación, los costos energéticos, de transporte, de almacenamiento y el desperdicio: el fin del capitalismo. Pero el consumo “colaborativo” y el “hágalo usted mismo” no están a salvo del control de las multinacionales, están cayendo en sus garras. No existe nada similar a una revolución social “técnica” si no se tocan las relaciones de lo técnico. No lograremos nada a menos que derrotemos la verdadera economía de la avaricia. Suplantar o sustituir a los productores o generadores de servicios con la lógica de siempre no es contestatario, es perpetuar el pensamiento industrial, capitalista.
Biotecnologías. 2014 fue otro año en que la invasión transgénica en México se mantuvo a raya. La UPOV 91- “Ley Monsanto”, se suspendió en Chile y Guatemala; en Italia se mantuvo la prohibición de plantar el maíz MON810, y en Córdoba, Argentina, se agudizaron las protestas contra la fábrica de glifosato de esa empresa. Las empresas de biología sintética, necias en sustituir la producción campesina de especias, aseguraron en 2014 que no solamente las plantas, sino cualquier cualquier ser vivo, podrá diseñarse en una computadora. “Queremos hacer organismos totalmente nuevos que nunca hayan existido y remplazar cada uno de los organismos actuales con otros mejores.” (Empresario de Cambria Genomics). Tecnologías ¿inteligentes? Estados Unidos ya autorizó el uso de drones con fines comerciales para aplicarlos en la agricultura de precisión y los viajes turísticos al espacio exterior se siguen promoviendo con gran boato, pero en 2014 la geoingeniería se promovió como opción científica real para contrarrestar el calentamiento que provocarán las emisiones de los nuevos viajeros. (No importa destruir la atmósfera si existe un remiendo técnico que respalde tales delirios). En 2014 hay más advertencias sobre los riesgos de la inteligencia artificial. Google invierte en el desarrollo de la tecnología Deep- Mind, que emula la actividad neuronal humana, y en computadoras autoprogramables.
Elon Musk, uno de los científicos e inversionistas más respetados en Silicon Valley, asegura que los experimentos actuales en inteligencia artificial están “convocando al demonio” y advierte que “algo muy peligroso ocurrirá en los próximos años”. Stephen Hawking (¡y Bill Gates!) ya se unieron a las advertencias.
Lectura recomendada: En su libro Esto lo cambia todo, Naomi Klein consigna: sí, estamos en un momento terrible. No, el futuro no es imposible. Tenemos las herramientas necesarias para sobrevivir al cambio climático pero debemos transformar simultáneamente el sistema económico para que el desastre ambiental que estamos viviendo no se repita. En el libro abundan los hechos, las cifras y la convicción que necesitamos para seguir adelante con la tarea.