Así va el mapeo de Covid 19 en la Cuenca Amazónica
Desde el inicio de la crisis sanitaria producto del COVID 19, la REPAM y COICA, vienen haciendo un ejercicio exhaustivo de seguimiento de la Pandemia de la Amazonía. Sus análisis pronostican que la crisis generada por la pandemia empeorará llevándole mayores dificultades a las comunidades indígenas de la región. En su informe más reciente (30 de junio) confirman 13.848 infectados y 842 fallecidos entre aproximadamente 160 pueblos. De igual manera, corroboran que la mayor concentración de casos se da en las zonas de frontera y junto a los lugares donde se extiende el modelo extractivista. Por tal motivo, se hace un llamado urgente a los gobiernos que son parte de la Amazonía y a los organismos internacionales, a centrar los ojos en la selva, no para extraer sus recursos, sino para salvar a sus pobladores ancestrales, que ahora son sometidos a una nueva barbarie.
Entrevista a Susana Espinoza de la REPAM por Camilo Chica – Comunicaciones FOSPA Colombia
Susana Espinoza Soto hace 5 años es parte del equipo de la Secretaría Ejecutiva de la Red Eclesial Amazónica. Está radicada en Quito y hace más de dos años asumió la coordinación operativa del mapeo de la Repam como eje de su trabajo. Apoya el levantamiento de información y monitoreo de distintas problemáticas de la Cuenca Amazónica, con el fin, de que los actores eclesiales puedan dialogar fácilmente con la información expresada en datos y mapas.
Como aporte y reconocimiento a esta importante labor que adelantan REPAM y COICA, organizaciones que participan en el proceso del Foro Social Panamázonico -FOSPA-, Camilo Chica del equipo de comunicaciones FOSPA Colombia, entrevistó a Susana sobre el mapeo permanente que adelantan en la Cuenca Amazonica en medio de la pandemia por el Covid 19:
Camilo Chica: ¿Quiénes construyen estos mapas sobre la evolución del Covid-19 en la Amazonía y cómo lo realizan?
Susana Espinoza: Realizamos bastantes esfuerzos en levantamiento de información propia desde la Iglesia Católica en la Cuenca Amazónica y a raíz de eso, dialogamos con otras fuentes de información más de tipo socioambiental, como la información trabajada por la por la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada RIGS. Por ahí hemos ido labrando este camino, sobre todo haciendo que actores eclesiales puedan dialogar fácilmente con la propia realidad expresada en datos de información para ser expresada en mapas. Entonces, la idea ha sido un poco esa de acompañar ciertos procesos de aprendizaje a partir de estas informaciones desde las jurisdicciones eclesiásticas. Y claro, con esta contingencia de la pandemia decidimos como equipo de secretaría ejecutiva, monitorear permanentemente. Trabajamos para estos fines desde el 17 de marzo. Antes lo hacíamos todos los días de la semana, de lunes a domingo, y a partir de fines de mayo y ya para junio empezamos a hacerlo tres veces por semana, lunes, miércoles y viernes. Ya llevamos cien días de monitoreo y sabemos que la pandemia seguirá afectando a la Amazonía durante algunos meses más. Entonces el esfuerzo no podrá detenerse.
Camilo Chica: Susana, ¿cómo construyen ustedes el mapa?, ¿cuáles son sus fuentes de información y cómo contrastan los datos?
Susana Espinoza: Para nosotros es muy importante siempre dejar constancia que nuestra fuente de información son las informaciones oficiales publicadas por las entidades responsables del área de salud de cada país. En algunos casos son los mismos ministerios de salud, en otros casos secretarías específicas que destinan para esto, pero de todas formas todas las fuentes que utilizamos es la pública, ya sea como organismos nacionales, los ministerios o secretarías estatales, departamentales, provinciales. Además, nos ayuda, la constatación de misioneras, misioneros y otras personas que están involucradas en organismos de la Iglesia, que también dan fe de que esta información es certera. Pero como en toda clase de realidades del planeta, adolecemos de esta falta de acceso a las pruebas (más directas), falta de acceso a información.
Camilo Chica: ¿Cómo se han comportado las cifras de los casos reportados de Covid hasta el momento?
Susana Espinoza: El registro de toda la Amazonía lo venimos haciendo desde el 17 de marzo, tomamos como fecha de corte todos los 24. En el primer mes de marzo a abril aumentó 52 veces la cifra, hablando del mismo mes, pasando de 208 casos a 10.800, el salto exponencial más grande. Para el mes de mayo, aumento 11 veces y para el mes de junio aumento 3 veces. Entonces, sabemos que este comportamiento del virus sucede en todos los países, sin embargo, hay factores externos que no nos dejan ver a ciencia cierta la realidad. Uno de estos es la dificultad de acceso a las pruebas y a los niveles de atención de salud en la Amazonía, al ser periferias de sus propios países; en este caso, los gobiernos se escudan diciendo que deben atender a las ciudades más pobladas, entonces siempre va a ver este desfase entre la cantidad de casos reales y el número de contagios que se registran oficialmente.
Entonces, para nosotros ha sido clave, sobre todo durante los meses de abril y mayo, promover estas campañas que todavía sigue en pie, de que todas las comunidades que se encuentran distantes de los centros poblados puedan mantenerse aisladas, que no tengan contacto con el exterior, que traten con otra gente con canales de comunicación muy controlados, que siempre sean personas que vengan de la propia comunidad.
Pero sabemos que igual siempre hay factores externos que han influido en este caso. Si vemos solamente esta curva grande de las cifras, entonces nos damos cuenta, que cuando inició la cuarentena todavía las personas estaban guardando las medidas lo más posible; pero las actividades extractivas seguían sin ningún control. Entonces, esto provocó el aumento exagerado desde 52 veces que se hayan contagiado las personas en un medio, en tan solo un mes. Entonces, eso comprueba que justo la extracción de petróleo o la minería ilegal, estas actividades están todavía mantener un flujo de gente que entra y sale y que han contagiado mucho a las comunidades. Esto es un factor muy importante.
Camilo Chica: ¿Cuál es la relación del extractivismo con la expansión exponencial de la pandemia?
Susana Espinoza: Esto es sobre todo lo que reporta la gente que está en el territorio. Nos dicen, ¿qué hacemos?, si es que las comunidades están guardándose, pero hay todavía personas del exterior que están entrando, por ejemplo, a hacer los turnos en las petroleras o a hacer los turnos en los lugares donde hay minería informal, sobre todo. Entonces, son reportes, que vienen directamente de los territorios. La tala de madera ha continuado su tarea sin ningún temor a esparcir el virus. Entonces esto tiene relación, como te decía exactamente con lo que reflejan las cifras, que es lo que nosotros monitoreamos. Entonces a la par, las actividades relacionadas al narcotráfico igual han promovido la expansión del virus en Bolivia, actualmente están teniendo un problema muy serio con este asunto, porque han notado que justo eso, a pesar de que las comunidades se encuentran aisladas, la presencia, llegada y salida de avionetas y de informales, pone en riesgo a las poblaciones que están forzadas a convivir con estas actividades.
Camilo Chica: ¿Podemos afirmar qué donde se realizan actividades de extractivismo, ha crecido también exponencialmente el virus?, ¿Es decir, hay una relación recíproca entre estos dos hechos?
Susana Espinoza: Si tú ves (en el mapa) que en cada país donde hay focos más graves, pintados de color más oscuro, son lugares que están necesariamente cerca de donde suceden actividades extractivas y, sobre todo, actividades ilícitas. Entonces, por supuesto que los centros poblados que reúnen a mayor cantidad de población siempre van a estar expuestos a que las cifras aumenten exponencialmente, por la actividad normal de una ciudad. Hablo de los casos en Brasil que son trágicos, de Manaos, de Belén, de San Luis de Marañón, son ciudades muy grandes en la que por más que no haya actividades extractivas, realmente el descontrol, la falta de atención del Estado les expone a situaciones de riesgo muy alto. Todo lo que sucede alrededor de las ciudades pone en riesgo a las comunidades que están un poco más alejadas.
Camilo Chica: ¿Qué relación y qué acciones han tomado los gobiernos de la Panamazonía con las poblaciones indígenas?
Susana Espinoza: Por un lado, está el hecho de los llamados de atención, sobre todo de las comunidades indígenas apoyadas en organizaciones (a los gobiernos), porque han salido a pedir ayuda y generalmente la respuesta ha demorado demasiado; además, no se ha atendido oportunamente a las comunidades y por eso ya ha llegado las consecuencias que vemos ahora. Por otro lado, cuando las comunidades lo han tomado como mecanismos de autoprotección han ralentizado el proceso de contagio, pero no necesariamente los evita completamente. Lo que más ha ayudado en todos los casos, sobre todo hablando de los contagios para comunidades indígenas, es la alianza con actores privados que se encuentran en la zona, es decir, universidades, centros especializados de investigación, entre otros.
Y así ellos han sido los actores que han ayudado a las organizaciones a conseguir pruebas, conseguir atención médica, de alguna forma atender a las comunidades. Entonces podríamos decir que hasta ahora ese ha sido un poco más una estrategia que ha servido, pero eso lamentablemente no ha sido suficiente con el volumen de contagios que existe hasta ahora. Por ejemplo, en Ecuador, con el pueblo Huaorani, ellos viven en semi aislamiento, pero aun así, están masivamente contagiados por la actividad petrolera. Entonces se visibiliza que están contagiados masivamente, pero la atención del Estado no le ha dado respuesta a eso.
Camilo Chica: ¿Cuáles poblaciones indígenas presentan una alerta grave y qué medidas se han tomado frente a estos casos?
Susana Espinoza: El monitoreo ayuda ver focos de alerta y como el virus va creciendo muy rápido. Así que se trata de canalizar cierta ayuda, sobretodo en el ámbito humanitario, pues esto tiene una dimensión que con la sensibilización no basta. Muchas veces hace falta la alianza más política que no siempre es fácil y más aún en territorios como la Amazonia. Entonces, en muchos casos, el monitoreo ha servido para direccionar ayudas directamente para tal vez hacer llegar más pronto que en otros en otros lugares. Hay casos graves como el de Bolivia, Brasil y Colombia. Hay pueblos que cubren muchos lugares de la Amazonía, hablamos, por ejemplo, de los Ocamas, Cucamas, dependiendo del país.
Ellos están muy afectados, en Brasil realmente la cantidad de pueblos ahora está bordeando los 90, los que están afectados, entonces lamentablemente no tenemos un registro de cuantificar por pueblos, porque digamos que es un poco diferente de lugar a lugar. No es tan fácil contrastar esas cifras. ¿Pero cuáles son los pueblos más afectados? Los que están en las fronteras; es decir, hablamos [por ejemplo] de la frontera entre Venezuela y Brasil, Roraima esa parte, es un tránsito normal de los pueblos, porque estos son sus territorios ancestrales. Entonces, las fronteras han sido focos de contagio justo por el poco control que hay del tránsito de personas. Entonces, generalmente los pueblos que están asentados en las fronteras nacionales son aquellos que están mayormente afectados.
Por ejemplo, en la zona de Iquitos, San José de la Amazonas, que llega a ser fronteriza con Colombia, con Brasil, tiene una cantidad de pueblos enorme, igual en el lado brasileño y en el lado colombiano. Esta zona es un foco de riesgo altísimo. Es cierto. En el caso, de Roraima, en Venezuela también es un foco altísimo, sobre todo ahora con el retorno de venezolanos a su país. En el caso de la frontera sur de Perú con Bolivia, también es un foco importante. Allí existen muchísimas actividades ilícitas. Estos serían, los principales focos de atención, también en el caso de Ecuador en la frontera norte de Sucumbíos con Putumayo en Colombia.
En el caso de Perú en la frontera norte también de su Amazonía con Colombia y Brasil, en la parte sur con Bolivia. En Brasil estas mismas fronteras de lado más occidental y también norte, sobre todo en Roraima y Macapa. Macapa hace frontera con Guyana Francesa, ambos territorios afectados en este momento y ambos creciendo mucho más exponencialmente que antes. Esos son focos de alerta importante y también correspondan a lugares, digamos de jurisdicciones eclesiásticas que nos han pedido ayuda directamente, porque ven de cerca como se ha agravado el problema y necesitan un apoyo humanitario más urgente.
Camilo Chica: ¿Qué llamado se hace con este análisis exhaustivo que se realiza de la expansión del virus en la Amazonía?
Susana Espinoza: Bueno lo primero es dar una voz de alerta, que aunque los Estados no tengan en cuenta estos territorios, por lo general, hay muchas organizaciones y actores que estamos presentes en el territorio y nos preocupa hablar de lo que está sucediendo en este gran territorio. Entonces lo primero es decir que no ha habido un olvido de lo que está sucediendo, sino todo lo contrario, de que se ha hecho un esfuerzo para mantener la llamada de alerta sobre todo a las autoridades que tienen que ver con el caso. Lo segundo es sensibilizarnos de que no hay que bajar la guardia, es decir no podemos nosotros confiarnos que digamos que en el último mes solamente se expandió tres veces la cantidad de contagiados, sino que ahora estamos hablando de que la situación se va a seguir agravando, que probablemente no contaremos con tantas pruebas para confirmar qué se sigue expandiendo; que la gente sigue muriendo, que la letalidad no ha bajado.
Entonces eso también nos sirve para recordar a las poblaciones con las que tenemos contacto que esto sigue siendo un problema latente y sumamente urgente de intervención. Entonces, por supuesto, al tener la forma de mapas y tener la posibilidad de emitirse periódicamente, las personas saben que tienen una fuente de información, en la que pueden respaldarse. Muchas organizaciones y actores específicos se han basado en esta información y ha sido importante mantenerla actualizada de manera justa por la posibilidad de incidencia que existe en organismos nacionales e internacionales.
Camilo Chica: ¿Qué acciones se pueden abordar a través de la REPAM y la COICA para realizar apoyo a los pueblos indígenas?
Susana Espinoza: Frente al espacio de COICA hay una red de aliados, ahí REPAM está incluida, que participamos en reuniones para ir dando continuidad y seguimiento a los focos de alerta más importantes, que han surgido sobre todos los casos en los que ya se ha denunciado la violación de derechos humanos, entonces esto ya es un canal digamos para facilitar en cuanto a recursos económicos y humanos de apoyo en estas situaciones. Esto en el caso de hablar del espacio específico de articulación de COICA con sus aliados, pero nosotros en REPAM a diario, mantenemos estos niveles de trabajo, que se articulan territorialmente, en líneas temáticas diferentes que también tienen que ver con la atención humanitaria para estos casos de emergencia y que obviamente cuentan con una plataforma de actores que comparte la red y que también han generado en esta emergencia recursos para atenciones específicas. Entonces, el tener una fuente de información, propia, confiable por ser también de procedencia de datos oficiales, ha habilitado que esta llamada de alerta, llegue con más agilidad a quienes podemos pedir un poco más de ayuda.
Camilo Chica: ¿Qué peticiones han realizado las poblaciones en la Amazonía, para enfrentar la pandemia?
Susana Espinoza: La principal es asegurar el derecho a la alimentación. Una alimentación apropiada a la concepción cultural de las de los pueblos indígenas. En otros casos las poblaciones campesinas, ribereñas, afrodescendientes también el caso de la alimentación, en este sentido con otro tipo de productos, esto ha sido lo primordial, garantía el derecho de alimentación. En un segundo plano, el acceso a los materiales e insumos de aseo y de bio-protección que son útiles para tener un poco más de cuidado con el intercambio con el exterior. En otros casos ha habido pedidos para acceder a las ayudas que dan los estados, por ejemplo, los estados dan bonos, en algunos casos a poblaciones vulnerables, pero llegar hasta un lugar donde se puede pedir el bono implica costos de transporte y así; entonces en algunos casos también la iglesia históricamente funciona también como hospital de campaña para estas emergencias, han servido como lugares para personas que tienen síntomas leves de covid, que necesitan aislarse de sus familias, entonces esto ha sido una línea importante y siempre presente para la acción específica de la iglesia.
Camilo Chica: ¿De qué manera han inter-locutado con los gobiernos, para exponerle los requerimientos de las comunidades y qué se ha avanzado en estos diálogos?
Susana Espinoza: Pues no han parado desde que inició el llamado de emergencia que fue un pronunciamiento de COICA ya a inicios del mes de marzo, a partir de ahí los momentos y espacios de hacer incidencia, los comunicados de prensa, convocar a varios actores para que ayuden también con este tema, no se ha detenido, tiene la misma intensidad que desde el inicio. Sabiendo que hay espacios específicos de vulneración de derechos que están siendo mucho más victimizados por la situación de lo que están viviendo en la región en general. Con estas dos instancias ha habido mucho diálogo con el CIDH, la comisión especial para pueblos indígenas. A su vez se comunica con autoridades en el sector público. En algunos casos eso ha ayudado para algún tipo de respuesta un poco más rápida, pero ha sido muy complicado que realmente los estados asuman su responsabilidad en el cuidado y la protección de sus territorios. En otros casos ha servido mucho la alianza con el sector privados que están también en el territorio, esto ha ayudado a tener un poco más de ayuda, pero sigue siendo un desafío y seguimos detrás de la exigibilidad de derechos todo el tiempo. Ahorita la estrategia es seguir adelante sobre toda la ayuda en cuestiones más jurídicas que tienen que ver con la violación de derechos en territorios específicos, la defensa de los defensores de derechos humanos que están siendo criminalizados todavía no solo en Colombia, sino en muchas partes de la Amazonía, pero muy gravemente en Colombia. Entonces por ahí las estrategias se han llevado siempre con sus dificultades de comunicación con actores del sector público.
Camilo Chica: ¿Qué recomendaciones harían ustedes a las organizaciones y a los Estados, después de este exhaustivo estudio que han realizado sobre la expansión de la pandemia en la Amazonía?
Susana Espinoza: Bueno en primer lugar animarlos a que sigan con su misión que es muy importante y trascendental de seguir informando a sus bases sobre los altísimos riesgos que vienen, en conjunto con esta enfermedad, que sigan velando por la protección de sus territorios y más en el caso prioritario de esas personas que no tienen un territorio propio delimitado. En qué puedan garantizar tomar medidas para cuidar sus núcleos familiares y sus núcleos comunales más amplios, eso es lo principal; y lo segundo, posicionar estos actores que son los afectados directamente, para que puedan acceder a las vías de atención más eficientes. No nos interesa como COICA o REPAM que la atención este en nosotros porque nosotros solo somos plataformas. Siempre este tipo de posicionamientos y comunicados buscan posicionar y visibilizar a aquellos que están en el territorio sufriendo estas afectaciones directamente. Entonces animar mucho ese diálogo que pueda existir con los actores locales y nosotros a nivel COICA y REPAM tratamos de facilitar esa comunicación.
- Conozca el mapa y el boletín del impacto COVID-19 en los pueblos indígenas de la Cuenca Amazónica: aquí
Fuente: Foro Social Panamazónico (FOSPA)