Argentina: precios cuidados… La nutrición y la salud, ¿están cuidadas?
"Consideramos que a través de las políticas públicas se tienen que estimular el comercio justo, la economía social y el consumo responsable, preceptos de la Soberanía Alimentaria que requieren precios cuidados pero también el cuidado de la salud y la nutrición de todos los habitantes de nuestro suelo."
Desde distintos lugares, desde distintas miradas y desde hace mucho tiempo los que trabajamos en el área de la alimentación venimos alertando con preocupación sobre el proceso inflacionario creciente, basado esencialmente en la especulación, que atenta directamente sobre el derecho a la alimentación de todos los ciudadanos de nuestra patria, al afectar a uno de los problemas básicos que lo garantizan: su acceso.
Señalamos también que la misma era el resultado de la gran concentración económica y transnacionalizada de nuestra industria alimentaria, y una producción agrícola-ganadera orientada históricamente a las demandas del mercado externo y no a las necesidades nutricionales con respeto de las tradiciones culturales de nuestra sociedad.
Saludamos el hecho de que desde las políticas públicas se haya prestado atención a esta situación ante el descontento generalizado y la amenaza permanente de un “golpe de mercado” que amenazó permanentemente a gobiernos de distinto signo político en nuestro país y de otros países, desestabilizándolos más de una vez
Pero al mismo tiempo, observamos que en los estudios que se están realizando desde la esfera gubernamental con las empresas, estos se limitan a acuerdos con el supermercadismo y con las empresas monopólicas responsables en gran medida del proceso inflacionario que hemos caracterizado, oportunamente, y que dentro de los llamados “precios cuidados” predominan aquellos productos alimenticios industrializados con una selección que no responde a las necesidades nutricionales ni a las campañas preventivas que desde el propio ámbito de salud se están desarrollando .
Nuestro país y el resto del mundo asisten a una verdadera “epidemia” de enfermedades crónicas no transmisibles, entre ellas , la obesidad, la diabetes, la hipertensión, entre otras muchas más , siendo el modelo de consumo de nuestros países uno de los verdaderos responsables de la misma.
En pueblos de menos de 10.000 habitantes de la provincia de Santa Fe la Universidad de Rosario ha detectado un 30 a 35% de escolares obesos entre otros problemas de salud..De que valen entonces las campañas para reducir la sal, las grasas, el azúcar puestas en la picota por considerarlas responsables de dicha “epidemia”? ¿De qué valen las recomendaciones internacionales y nacionales de que aumentemos el consumo de frutas y verduras frescas, si por otro lado sus precios elevados las hacen inaccesibles?, De que valen las recomendaciones para disminuir el consumo de bebidas gaseosas y aumentar el de agua segura “de la canilla” como lo están haciendo en los países del 1º mundo? ¿De qué vale que impulsemos los kioscos saludables en escuelas públicas y privadas, si cuidamos los precios de los alimentos ricos en azúcar y las golosinas? ¿De qué valen nuestras recomendaciones de que compremos los alimentos en lugares cercanos o que pertenezcan a circuitos cortos de comercialización? ¿De qué vale que estimulemos la producción y la agricultura familiar responsable de que el 60% de los alimentos que llegan a nuestra mesa sea producido por este sector social? ¿De qué vale que se multipliquen las ferias de productores en cada rincón de nuestro país para evitar las largas cadenas intermediarias y especulativas?
El porque de nuestra preocupación surge del análisis de qué productos son los beneficiados por la política de “precios cuidados”: cada vez más bebidas gaseosas, cada vez mas variantes de golosinas, postres y lácteos enriquecidos y simultáneamente aumentando el precio de los componentes de nuestra canasta básica, el aceite, la harina, la yerba, la carne, las verduras y frutas frescas. Y se repite la historia con los verdaderos productores, cobrando cada vez menos y los consumidores pagando cada vez más… Y eso lo demuestra Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) en sus estudios y lo comprobamos cuando la crisis de la yerba donde se demostró que el 67% de su precio lo determinaban los acopiadores, los fraccionadores, los distribuidores y no los verdaderos productores.
Pensamos que en el equipo de trabajo que esta desarrollando estas políticas, deben incorporarse los profesionales dedicados a estos temas desde el punto de vista de la salud y la nutrición que elaboren el listado de los alimentos que son prioritarios para el desarrollo de la vida en su plenitud física, psíquica y social, que se acompañe con políticas educativas en los medios de difusión que se correspondan con estas recomendaciones.
Recordamos al mismo tiempo el origen de la creación del Mercado Central referido al abastecimiento de productos frescos con un laboratorio de excelencia que permitía el control de la calidad e inocuidad de los alimentos y nos preguntamos: ese laboratorio esta funcionando a pleno? Los futuros mercados que se abran para un mejor control de los precios, los ya existentes en distintas provincias y ciudades concentradoras, disponen de esos controles? Existen denuncias al respecto que demuestran lo contrario precisamente y en distintas localidades como Rio Cuarto y Mar del Plata donde se ha demostrado el alto grado de contaminación con agrotóxicos .Y nos preguntamos: ¿no deberíamos garantizar que eso no ocurra mejorando los controles estatales y dotando para ello de los instrumentos y los profesionales necesarios para que las normativas existentes se cumplan?
Desde distintos lugares del país, se están señalando los efectos desastrosos que sobre la salud causa el modo vigente de producir, de comerciar de distribuir, que obliga a mayores erogaciones por parte del sistema de salud público que demanda la atención de los pacientes con leucemias, con diferentes tipos de carcinomas, de los malformados, de las leucemias, de los obesos, los diabéticos y así de seguido…
Por estas razones consideramos que a través de las políticas públicas se tienen que estimular el comercio justo, la economía social y el consumo responsable, preceptos de la Soberanía Alimentaria que requieren precios cuidados pero también el cuidado de la salud y la nutrición de todos los habitantes de nuestro suelo.
CATEDRA LIBRE DE SOBERANIA ALIMENTARIA
Facultad de Medicina/Nutrición. UBA
Licenciada Miryam K. de Gorban
Coordinadora General