Argentina: “Esta es una lucha donde estamos acumulando fuerzas”
Medardo Ávila Vazquez es médico neonatólogo y pediatra. Sus investigaciones, como la que llevó adelante en Monte Maíz, han revelado que las enfermedades de cáncer, abortos espontáneos y malformaciones aumentan notablemente en las zonas afectadas por las fumigaciones aéreas y terrestres. En el Primer Encuentro de Pueblos Fumigados que se realizó en Entre Ríos, enREDando dialogó con él.
Por María Cruz Ciarniello
Son cerca de las seis de la tarde y el calor agobia en el Polideportivo San Martín de Basavilbaso, Entre Ríos. A las 9 de la mañana comenzó el Encuentro de Pueblos Fumigados, el primero que se lleva a cabo en toda la provincia.
Las voces circulan. Entre ellas, se escucha la de Medardo Avila Vazquez, médico pediatra y neonatólogo, investigador y docente de la Universidad Nacional de Córdoba. Avila Vazquez es uno de los profesionales que además coordina la Red Universitaria de Ambiente y Salud, nacida al calor de lo que fue el Primer Encuentro de Médicos de Pueblos Fumigados en agosto de 2010.
En la sombra de un reparo, el diálogo con enREDando profundiza en un panorama desolador. Año a año aumenta el uso intensivo de agroquímicos, dice Ávila Vazquez. A la par, se articulan organizaciones, asambleas de vecinos/as y especialistas que, desde el derecho ambiental y el derecho a la salud de los pueblos, accionan para tejer estrategias en defensa de la vida.
E: ¿Cómo observa y analiza, en líneas generales, el panorama de la salud socioambiental en el país?
El panorama de la salud socioambiental en Argentina es muy grave: desde la zona de la pre-cordillera, con todo lo que es la megaminería que está contaminando el agua de muchísimas poblaciones como en Jáchal donde hay una impunidad para seguir contaminando, hay muchos problemas con el fracking en la zona de los mapuches, el fracking es una tecnología que debería estar prohibida porque es altamente contaminante, y toda la zona agrícola argentina con el uso de agrotóxicos que no deja de aumentar todos los años, lo cual hace que seamos uno de los países con mayor exposición de agrotóxicos por persona. Nosotros usamos 5 kilos de glifosato por persona por año. En las zonas rurales, es de 50 a 70 kilos por persona, porque es el lugar donde se tira. El promedio es de 5 kilos. Brasil anda entre los 4 kilos, usan más que nosotros pero son más brasileños. Por eso también los datos de salud en Argentina son más fuertes: tenemos un impacto en la salud muy grave y también porque tenemos una tradición en Argentina de luchar por los derechos humanos. Que te envenenen, que te enfermen a los hijos, mientras hay un negocio próspero alrededor, es una violación a los derechos humanos. Las madres luchan en todos los pueblos contra esto, emulando a las Madres de Plaza de Mayo, porque eso está en nuestro inconsciente colectivo, tenemos que defender nuestros derechos por más que tengamos gobiernos patronales o de los agronegocios como el que tenemos hoy. Entonces el panorama hoy es feo, porque todos los años usamos más agrotóxicos. Ahora con el gobierno de las empresas es más complicado denunciar, se nos cierran las puertas en muchos medios. Cuando Monsanto no pudo instalar la fábrica en Córdoba, ellos públicamente decían que habían equivocado sus técnicas o tácticas de comunicación y que ahora se veían como los envenenadores que son y que esto lo iban a cambiar. Y ellos lo están cambiando, primero produciendo un ajuste tremendo en los medios masivos, los temas que tienen que ver con problemas ambientales han pasado a ser manejado por los editores que tienen compromisos políticos con la empresa del medio. Antes eran temas que manejaban los periodistas y los periodistas tomaban partido por la gente. Hoy eso lo han ajustado, los medios hegemónicos están mas cerrados, y también en las universidades, con este reflujo de la derecha que también se vé en los decanatos. Antes ya estábamos perseguidos, ahora mucho más. Tenemos muchas trabas para publicar, investigar, pero igual tenemos que seguir haciéndolo. Lo bueno es que hay una resistencia que no se puede parar. Nunca habíamos venido a Entre Ríos, no había movimiento de los vecinos de los pueblos de Entre Ríos, que ahora en este encuentro se están articulando.
Esta es una lucha donde estamos acumulando fuerzas. Como médicos esto nos duele porque vemos todos los días pacientes que mueren. Los trabajos en los pueblos son muy dolorosos, hacer un relevamiento en los pueblos y encontrar los resultados que encontramos es doloroso e indignante. Pero hay que sacarlo a la luz, es parte de lo que tenemos que hacer.
E: ¿Que han relevado las últimas investigaciones?
Los niveles de contaminación son enormes. Todos los ríos de la Argentina están contaminados con glifosato. Y también hay investigaciones, por ejemplo, el último Ministro de Salud del gobierno de Cristina, lo que hizo fue abrir los archivos del Ministerio de Salud, aparecieron varias investigaciones que confirmaban lo que nosotros estábamos diciendo con pocos medios. Investigando casi artesanalmente llegamos a las mismas conclusiones que investigaciones financiadas por el Ministerio, que encontraron claramente que en los lugares donde se usa más glifosato la gente se muere más de cáncer. Los mapas son contundentes. Y después hay mucha investigación básica que muestra cómo el glifosato que es lo que más se usa en Argentina, altera el desarrollo neuronal en ratas, y cómo esas neuronas tienen menor relación con el resto de las neuronas, lo cual explica el autismo, los problemas de aprendizaje, los trastornos neurológicos que estamos viendo en los pueblos fumigados. Era un problema que data de hace muchos años pero no era tan duro como el cáncer o las malformaciones, pero claramente en las escuelas del interior la cantidad de niños que se retrasan en el aprendizaje es muy alta. Normalmente en un aula de la ciudad, hay 30-40 alumnos de los cuales 2 o 3 vienen más retrasados. Ahora, de un curso de 30, hay 7,8 o 10 chicos. Eso va generando problemas de aprendizaje y eso lo tienen que resolver armando cursos especiales con cursos atrasados. Es increible, y eso nadie lo mide, pero es parte de los trastornos de desarrollo que producen los agroquímicos y que ahora investigaciones de la UNR mostraron y explican como el glifosato produce esto.
E: ¿Qué opinión tiene sobre lo sucedido en la Facultad de Medicina de la UNR?
Es terrible, porque muestra como el poder económico, político de Santa Fe intenta subordinar las investigaciones de la Facultad de Medicina que están orientadas a problemas reales de salud. Si hay un problema grave es cómo se enferman los pueblos del interior. Santa Fe es una provincia enteramente fumigada. Y acá se para al equipo que viene investigando esto. Nos parece que hay que denunciar con contundencia que el Ministro de Agricultura de Santa Fe y el Ministro de Salud quieren parar los campamentos sanitarios para que no se vea el efecto del agronegocio por sobre el derecho a la salud de la población. Habría que hacer una denuncia penal, porque además impide que se vean estos daños, se están violando derechos que están en la Constitución.
E: ¿Qué piensa acerca del retroceso que implican algunos proyectos de ley como en Santa Fe y en Buenos Aires?
Yo pienso que con la victoria de Cambiemos, el agronegocio sale con iniciativas políticas, como meter una ley que permite fumigar a 10 metros es una provocación, pero si nosotros nos quedamos en discutir eso vamos al pie de ellos. Nosotros tenemos que mantener la ofensiva y desenmascarar lo que significa el agronegocio. Tenemos que trabajar otras iniciativas como una ley para promover la agroecología e ir planteándose metas provinciales para la disminución del uso de agroquímico. En Córdoba se utilizan 70 mil kilos de agrotóxicos por año. Podríamos plantear una ley para que en 5 años se usen 20 mil kilos y que haya un programa para que los productores comiencen a producir sin glifosato, porque esos modelos funcionan cuando el Estado tiene una decisión política. Tenemos que disputar en política para no terminar discutiendo si Bertero nos quiere fumigar a 10 o 20 metros. Vayamos a discutir cómo ella deja de usar agrotóxicos. Ponerla a ella en la defensiva.
El agronegocio, como la megaminería o el fracking, es parte de las estrategias extractivistas del capitalismo en esta época. Como el capital se reproduce produciendo daños ambientales tan grandes, porque hay un desarrollo tecnológico que permite desarrollar prácticas extractivas que van a multiplicar el capital pero van a producir un daño en la naturaleza que le va a impedir recuperarse a la naturaleza en sus ciclos vitales al ritmo de que se está depredando, lo cual va generando una crisis ecológica que pone en peligro nuestra supervivencia como especie. Es una crisis civilizatoria del capitalismo descontrolado que solo busca reproducirse cueste lo que cueste. Nosotros a Monsanto lo echamos en Córdoba. Monsanto echó a todos los gerentes, puso a otros que no les importa nada, son mercenarios. Contra eso nos enfrentamos, no hay ética, no hay moral, es un enemigo muy voraz que está destruyendo la tierra. Ahí tenemos un problema más grave que tiene que ver con los modelos de consumo, el paradigma del progreso visto como aumento del consumo, esta barbaridad de que no hay trabajo entonces hay que explotar más. Se pueden hacer muchas cosas, hay un cuestionamiento del crecimiento que va creciendo a nivel mundial, que va de la mano del planteo del Buen Vivir que desgraciadamente los gobiernos progresistas lo usaron solo como una consigna. En el fondo, esos planteos del Buen Vivir latinoamericanos tienen mucha riqueza para que podamos ir construyendo una alternativa al capitalismo actual. Hay que generar un nuevo paradigma.
E: A la par, crece también la persecución a activistas
Esta luchas a nivel mundial son el problema del capitalismo hoy. Cuando ves que mueren hoy luchadores socioambientales, la mayor cantidad de muertos son compañeros de estas luchas, es porque el cuestionamiento es en todo el mundo y va avanzando una conciencia cada vez más grande. Es un gran desafío para los médicos, salud tiene un papel fundamental que es mostrar que este modelo nos está matando. La Red surgió para proteger a médicos como Roberto Lazcano de Basavilbaso que hablaba y decían que era un loco. De esa manera, la red le daba fuerza a cada médico de pueblo para poder denunciar y dar información, compartir experiencias. La lucha ambiental es una lucha por la justicia ambiental y se suma a la injusticia social. Conocimos en Morrison, donde hay un sojero muy próspero que tiene cáncer de colon y su nietita tiene una leucemia. Los dos se atendieron con los mejores médicos en el Italiano de Buenos Aires y están sobreviviendo, pero este señor tenia 3 peones rurales, los hermanos Torres. Los 3 se murieron de cáncer, pero ellos solo se podían atender en el gremio del Momo Venegas que le daba medicamentos truchos. La mafia de los medicamentos llevó a que sean laburantes los que se mueran. Estos problemas ambientales agravan las situaciones de injusticia social. También se enferman los ricos pero la posibilidad que tienen de curarse son mayores. La desigualdad ambiental multiplica la desigualdad social”.
Fuente: enREDando