Argentina: El enigma Claromecó
"Ni desde el estado nacional ni desde las gobernaciones provinciales se ha puesto en marcha un profundo proceso de diversificación de la matriz energética hacia fuentes limpias y renovables sino que se insiste en sostener la preponderancia de los combustibles fósiles. Incluso alternativas para perpetuar la matriz fósil, como la gasificación subterránea de carbón, son contempladas erróneamente como alternativas limpias."
Por Hernán Scandizzo / periodista, investigador del Observatorio Petrolero Sur *
Para explicarnos el porqué del interés de las autoridades provinciales y grupos de inversión en el carbón de la Cuenca de Claromecó debemos asumir, primero, que nuestro país ya ingresó en el universo de la energía extrema, un fenómeno que se registra a nivel global. En 1998 Argentina tuvo su pico de extracción de petróleo y en 2004 sucedió lo mismo con el gas, desde ese momento la caída en los niveles de extracción de los yacimientos convencionales es sostenida y son escasas las probabilidades de que se produzcan significativos descubrimientos de ese tipo de reservorios. Ante ese escenario ni desde el estado nacional ni desde las gobernaciones provinciales se ha puesto en marcha un profundo proceso de diversificación de la matriz energética hacia fuentes limpias y renovables sino que se insiste en sostener la preponderancia de los combustibles fósiles. Incluso alternativas para perpetuar la matriz fósil, como la gasificación subterránea de carbón, son contempladas erróneamente como alternativas limpias.
Se busca mantener esta matriz a partir de la explotación de yacimientos no convencionales como las lutitas/shale de Vaca Muerta, o las arenas compactas/tight sands de Neuquén y Río Negro. También se depositan esperanzas en las profundidades del océano y se proyectan pozos en aguas profundas, como sucede con la cuenca Colorado Marina, frente a las costas bonaerenses. En todos los casos la promesa es la abundancia de energía, no se plantean las preguntas energía para qué, energía para quién, energía cómo. El fin es inyectar energía en el mercado y en esa carrera todos los medios parecen válidos; en este contexto crece el interés por el carbón de la cuenca Claromecó.
En términos generales, cuando hablamos de energía extrema nos referimos a un contexto donde la extracción de hidrocarburos entraña mayores riesgos geológicos, ambientales y sociales comparados con las explotaciones tradicionales, debido a que no siempre se tiene un acabado conocimiento de las formaciones geológicas sobre las que se avanza. Simultáneamente, las técnicas que se aplican son desarrolladas ad hoc, es decir, por lo general son experimentales. Por otra parte, el costo financiero de la energía extrema es más elevado y su rendimiento menor, dado que su extracción demanda más energía por el despliegue de recursos e infraestructura que requiere que las explotaciones convencionales.
El ingreso de nuestro país a la era de la energía extrema se verifica tanto en los nuevos marcos regulatorios como en el plan estratégico de YPF, ambos buscan desarrollar yacimientos no convencionales y avanzar hacia el crudo que estaría almacenado en las profundidades de nuestra plataforma continental. Ya en la Ley de Soberanía Hidrocarburífera de 2012 presentaba al desarrollo masivo de yacimientos no convencionales como el medio para alcanzar el autoabastecimiento de hidrocarburos y generar saldos exportables. En tanto la reforma de la Ley de Hidrocarburos, de octubre de 2014, no sólo mantuvo sino que profundizó esa línea, buscando atraer inversores para alcanzar la meta planteada anteriormente. La fórmula elegida fue otorgar cuantiosos beneficios a proyectos para la explotación de gas y petróleo de yacimientos no convencionales y plataforma continental. Beneficios como extensión del tiempo de duración de las concesiones, la posibilidad de reducir el porcentaje de regalías a pagar –por ejemplo, un 50% en el caso de crudos extra pesados y de los yacimientos offshore-, la posibilidad de exportar o vender al mercado interno entre el 20 y el 60% de la producción a precio internacional y liquidar las divisas obtenidas en el exterior. Estos últimos fueron pensados en un escenario y para un escenario donde el precio internacional del crudo era superior al interno; ante el cambio de la coyuntura, se instrumentaron mecanismos para garantizar una cotización interna del crudo superior a la internacional, buscando múltiples efectos. No sólo atraer inversiones, incrementar los niveles de extracción hidrocarburos y garantizar las ganancias de las empresas, sino también garantizar que la renta que perciben las provincias por liquidación de regalías petroleras no se desplome estrepitosamente. Todo esto apuntalado por el bolsillo de los consumidores.
Pero volvamos al carbón de la cuenca Claromecó, que es el tema que nos convoca. Si bien a partir de 2005, por información surgida de la campaña exploratoria que Barrancas Sur Minera/Pan American Energy realizada en la década de 1990, comenzó a hablarse del hallazgo de carbón en Laprida, recién en 2010 la empresa oficializó el descubrimiento. En aquella oportunidad se aseguró que el carbón era de buena calidad por su escaso contenido de sulfuro y cenizas, y se subrayó que quedaban pendiente el estudio de la presencia de gas en el área, esta información fue publicada en La Nueva, el 11 de junio de 2010. Por ese entonces Isidoro Schalamuk, geólogo y director del Instituto de Recursos Minerales de la Universidad Nacional de La Plata, afirmó a Clarín el 11 de Junio de 2010 que se podría aplicar el método de combustión in situ, es decir, el Gasificación Subterránea de Carbón.
Ese mismo año el Ministerio de Producción bonaerense puso en marcha el denominado Estudio de Tecnologías “Limpias” para la Explotación y Utilización del Carbón Mineral, en el marco Programa Multisectorial de Preinversión III del Ministerio de Economía de Nación, con financiamiento del BID. De acuerdo con el informe de 2013 del Ministerio de Producción, el objetivo era “desarrollar las políticas y fijar las normas y regulaciones de aplicación en la explotación y utilización de carbón mineral de su propio territorio, con tecnologías ‘limpias’ respetuosas del medio ambiente” .
Sin embargo rápidamente las expectativas alrededor del estos reservorios cayeron en el olvido y el tema se reactivó dos años más tarde, tras la estatización parcial de YPF, cuando la petrolera de bandera ratificó su interés por realizar una campaña exploratoria. Se leía en el parte corporativo que “para la cuenca de Claromecó, en Buenos Aires, la meta es comprobar la existencia de un Sistema Petrolero Precámbrico-Paleozoico para recursos convencionales y no convencionales”. El diario Página/12 en agosto de 2012 detallaba, “allí se realizará una sísmica de 700 kilómetros 2D y se perforará un pozo a 3500 metros para tratar de hallar gas de carbón”. Justamente la palabra no convencionales, la posibilidad de que se aplicara la técnica de fracking en la pampa húmeda, generó un movimiento de oposición tal que a principios de 2014 los directivos de YPF desmintieron su interés en la cuenca Claromecó y salieron de escena.
Pero meses más tarde, a fines de noviembre de 2014 el secretario de Obras y Servicios Públicos bonaerense, Franco La Porta, volvió a poner el tema sobre la mesa a través de declaraciones a la prensa. Las afirmaciones de La Porta publicadas en el medio web La Política Online fueron acompañadas de una serie de datos de difícil comprobación, sin citar fuente se aseguraba que la veta de carbón se encuentra a una profundidad de 450 metros y tiene un espesor que varía entre los 100 y 300 metros. Este último dato fue subrayado por La Política Online como una característica que la vuelve a la Cuenca Claromecó “muy superior [respecto] a otras explotaciones similares”. El funcionario aclaraba que era necesario realizar “estudios complementarios de cuantificación y calificación de recursos de los yacimientos, información básica para definir rápidamente la primera etapa de extracción de gas intersticial para proseguir con la etapa de gasificación subterránea, sobre todo para diseñar la ingeniería, y los módulos de las plantas pilotos que permitirán el desarrollo de la explotación de todo el recurso”.
Semanas más tarde La Porta sostuvo que “el recurso efectivamente existe pero hay que transformarlo en reserva y hay que evaluar el flujo y el tipo de inversión”, y en ese sentido señaló que la provincia no podría afrontar las inversiones necesarias por lo que se baraja la conformación de una empresa estatal que apunte a motivar a inversores privado (La Verdad Online. 05/12/2014). Mientras que a mediados de este año el ministro de la Producción, Ciencia y Tecnología bonaerense, Cristian Breitenstein, informó que se encuentra en análisis una iniciativa de las firmas Delmo Group S.A., Claromecó Energy S.A. y Delmo PTI S.A., pertenecientes al ignoto grupo inversor argentino australiano Delmo. Éstas cuentan con pedidos de prospección y cateo sobre 600 mil hectáreas de la cuenca Claromecó. En su web Delmo Group asegura que construirá una planta generadora de electricidad con capacidad instalada inicial de 300MW, ampliable a 1.000MW, alimentada a través de la gasificación subterránea de carbón.
Si bien podemos explicarnos el creciente interés sobre los mantos de carbón de la cuenca Claromecó a partir de la centralidad que cobran los yacimientos no convencionales en un intento de perpetuar la matriz fósil, quedan planteados varios interrogantes. Por ejemplo, cómo Delmo Group estimó el potencial que le permitirá generar electricidad, es decir, la factibilidad de su proyecto.
De momento los informes realizados el Doctor en Geología Isidro Schalamuk y el Ingeniero Luis Alberto Jiménez, en el marco del Estudio de tecnologías “limpias” para la explotación y utilización de carbón mineral, no despejan esa duda sino todo lo contrario. En ambos trabajos se subraya la falta de información detallada para poder evaluar el potencial de la cuenca, la factibilidad del aprovechamiento energético del recurso y el método más pertinente.
-Isidro Schalamuk (Consultor 3), Estudio de tecnologías “limpias” para la explotación y utilización de carbón mineral. Informe Final. Ministerio de Producción del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
“Si bien es escasa la información geológica que se dispone de la cuenca donde el mineral se encuentra alojado, las referencias indican que el mineral se dispone a centenares de metros de profundidad (700-800 metros) (…) Mientras no se disponga de información geológica exhaustiva de la cuenca y de las particularidades y disposición de los mantos de carbón no es factible proponer posibles métodos (métodos subterráneos y/o a cielo abierto) para un eventual aprovechamiento del recurso. (…) Es necesario previamente ejecutar un amplio programa de investigación que incluya trabajos sistemáticos de exploración geológica, hidrogeológica y avanzados estudios ambientales”, sostiene Schalamuk en la página 13 de su informe.
“[D]iversas fuentes informaron acerca de la ejecución de varios sondeos se interceptaron mantos de carbón de alto rango dispuestos entre los 500 y 800 metros de profundidad”, afirma Schalamuk, más adelante, en la página 62.
“Teniendo en cuenta la profundidad en la cual se ha encontrado carbón y las tecnologías modernas que brinda la mayor protección ambiental, el proyecto calificaría conveniente para la explotación de metano intersticial de los mantos carbonosos y la gasificación subterránea de carbón. (…) Sin embargo, es de hacer notar que para la definitiva selección de tales métodos de explotación falta analizar toda la información existente (actualmente en poder de las empresas) y ejecutar los estudios correspondientes, no incluidos en el alcance de este estudio”, advierte Schalamuk sobre el final de su informe, página 62.
-Ing. Luis Alberto Jiménez (Consultor 7). Estudio de tecnologías “limpias” para la explotación y utilización de carbón mineral. Informe Final. Ministerio de Producción del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
“Los hallazgos minerales en Laprida fueron en el primer caso entre los 790 y los 850 metros de profundidad, con espesores de manto de carbón de 5,6 metros; y en el segundo caso, entre los 744 y los 890 metros de profundidad con un espesor de manto de 16,23 metros. Tampoco han tenido difusión las características de las muestras de carbón extraídas, no obstante las altas presiones debido a la profundidad del yacimiento hace presuponer altos contenidos de carbono (bituminoso)”, sostiene Jiménez en su informe, en página 15. Nótese la diferencia entre el espesor del manto de carbón que menciona Jiménez, entre 5,6 y 16,23 metros –según el caso-, con los 100 a 300 metros que refiere La Política Online.
“Una primera etapa deberá definir el potencial de la cuenca a partir de la caracterización de los yacimientos, en cuanto al tipo de minerales, los volúmenes disponibles, la estructura y continuidad de las vetas, así como los estudios geológicos e hidrogeológicos requeridos para encarar el proyecto de explotación”, afirma Jiménez en página 33, en coincidencia con Schalamuk.
Por otra parte, y ya para finalizar, cabe señalar que entre los antecedentes de tecnologías limpias para la explotación de carbón se tomaron los proyectos de gasificación subterránea de carbón llevados adelante en Australia por las empresas Linc Energy, en Chinchilla, y Cougar Energy, en Kangaroy. Ambos proyectos son fuertemente cuestionados en la actualidad por los impactos ambientales ocasionados en territorio australiano.
* Intervención del periodista e investigador del Observatorio Petrolero Sur Hernán Scandizzo en la conferencia sobre Estratos Carboníferos de la Provincia de Buenos Aires, Beneficios y Consecuencias de su explotación, la misma fue organizada por la Asamblea de Concejales de la Cuenca de Claromecó y contó con la presencia del reconocido Geógrafo y especialista en análisis de hidrocarburos no convencionales Norberto Ochandio. La actividad fue realizada en el Congreso de la Nación el día 24/09/2015
Fuente: OPSur