Alimentando al 1 por ciento
"Hasta ahora, los gobiernos han hecho poco o nada para proteger a sus pueblos de esta nueva oleada de inversión predadora. Sus esfuerzos se han enfocado más en proporcionar garantías e incentivos a los inversionistas, junto con proponer solamente directrices voluntarias para mantener la responsabilidad corporativa bajo control. La puerta es ancha para los actores financieros como Sivasankaran, para que acaparen la tierra y obtengan rápidamente ganancias, debilitando en este proceso, a los sistemas alimentarios y a los medios de subsistencia de los campesinos."
Desde la crisis alimentaria global del 2008, ha habido una oleada masiva de inversiones del sector privado en la agricultura. El G8, el Banco Mundial y los inversionistas corporativos dicen que el hecho de que fluya más dinero a la agricultura significa más innovación, empleos y comida para un planeta hambriento.
Pero al examinar las inversiones realizadas por uno de los jugadores del sector privado más activos en la fiebre global por allegarse tierras de cultivo, el multimillonario de India Chinnakannan Sivasankaran, emerge un cuadro perturbador.
Su Grupo Siva, y la miríada de subsidiarias que lo configuran, han adquirido acciones en cerca de un millón de hectáreas de tierra en el continente americano, África y Asia, sobre todo en tierras donde operan plantaciones de palma aceitera.
Pero Sivasankaran es también un acaparador de tierras y un evasor fiscal. Como la mayoría de los principales inversionistas en agricultura, sus inversiones se han canalizado a través de una telaraña de compañías fantasmas con sede en refugios fiscales deslocalizados. Las compañías de las cuales tiene acciones están implicadas en dudosos acuerdos agrarios y en esquemas de soborno, y parecen ser mucho mejores en canalizar generosos pagos a los bolsillos de sus directores que produciendo alimentos.
Tal vez el efecto colateral más alarmante de este tipo de inversiones es la mercantilización de la tierra y la marginación de las comunidades que dependen de ella. Doquiera que entra el Grupo Siva y gente como ellos, se aseguran la titulación de vastas parcelas de tierra por cualquier medio que sea necesario – con frecuencia sin el consentimiento informado de las comunidades afectadas. Después utilizan estas tierras como palanca para obtener más efectivo y crédito y así realizar más negocios con tierras.
En lugar de incrementar la producción alimentaria, esta nueva ola de inversiones de hecho amenaza con expulsar a los campesinos de sus tierras y erosionar su soberanía alimentaria.
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