Al ‘crecimiento verde’ se le ha agotado el tiempo
La red ecologista European Environmental Bureau (EEB), de la que forma parte Ecologistas en Acción, ha publicado un informe científico en el que se realiza una exhaustiva revisión bibliográfica en busca de evidencias que prueben un desacoplamiento entre el crecimiento económico y la destrucción ecológica.
El desacoplamiento (decoupling) es el proceso teórico según el cual mientras la economía continúa creciendo, las presiones ambientales decrecen. Estas mejoras ambientales se conseguirían mediante aumentos en la eficiencia y cambios tecnológicos.
La idea del desacoplamiento ha dominado en las últimas décadas la narrativa del discurso oficial sobre la sostenibilidad de organismos como la OCDE, la Comisión Europea, el Banco Mundial o Naciones Unidas. Esta teoría es la guía principal en el diseño de las políticas públicas actuales en España y los países de nuestro entorno.
Para Ecologistas en Acción, esta hipótesis es la que ha permitido ignorar, entre otras, las conclusiones demoledoras del informe ‘Los límites del crecimiento’, en el casi medio siglo transcurrido desde su publicación. Este informe, encargado por el Club de Roma y validado por datos recientes, ya advertía de que continuar por la senda del crecimiento económico ilimitado global conduciría al caos ecosocial.
Durante estas décadas se han escrito cientos de estudios científicos analizando de forma empírica la existencia de desacoplamiento entre el crecimiento económico y diversas presiones ambientales. El informe publicado por EEB analiza decenas de estos artículos y encuentra una coincidencia en todos ellos: no existe evidencia empírica que justifique la idea del desacoplamiento como estrategia política tal y como la abanderan los defensores del crecimiento verde.
Decrecimiento económico como solución
Para constituir una respuesta válida al actual escenario de crisis ecológica, el desacoplamiento económico necesitaría ser absoluto, permanente, global y lo suficientemente rápido y extenso como para reducir las presiones medioambientales críticas. El informe muestra cómo, a pesar de que pueden llegar a existir episodios puntuales de desacoplamiento, estos no son significativos. Es decir, el crecimiento económico no se puede desligar de la degradación ambiental de manera general, solo en casos puntuales y de forma temporal.
Cuando se analizan esos casos, ya sea con relación a materiales, energía, agua, gases de efecto invernadero, suelos, contaminantes del agua o pérdida de la biodiversidad, el desacoplamiento casi siempre es relativo y/o local, observado durante un periodo de tiempo reducido. Los casos que afirman observar desacoplamientos absolutos siempre se refieren a periodos de tiempo cortos y afectan únicamente a ciertos recursos o impactos en regiones muy localizadas, con índices de mitigación muy bajos.
El informe se muestra además muy crítico con la idea de que esta realidad pueda cambiar en el futuro y alerta de que no hay tiempo para seguir esperando. Entre los elementos que sustentan este escepticismo se señalan el efecto rebote (la mayor eficiencia en el uso de un producto puede conducir finalmente a un aumento en su su uso), el previsible encarecimiento energético futuro, el limitado potencial real del reciclaje, o la mitificación del pretendido bajo impacto del sector servicios.
A la vista de la imposibilidad de justificar su efectividad, es una irresponsabilidad seguir promoviendo políticas públicas guiadas a todos los niveles por la idea del crecimiento verde. Evitar este debate es una estrategia más para seguir perpetuando políticas de crecimiento económico a toda costa.
La conclusión del informe es clara: enfrentarse a la crisis ecosocial pasa por disminuir la producción y el consumo en los países más enriquecidos. Por ello, Samuel Martín-Sosa, responsable de Internacional de Ecologistas en Acción, ha recalcado que “resulta urgente un ejercicio de responsabilidad que plasme las conclusiones de este informe en términos políticos y deje de una vez por todas de alimentar la quimera del crecimiento económico sostenible, que nos ha introducido ya en un escenario de colapso socioecológico cuyas primeras consecuencias estamos viviendo”.
Para las organizaciones ecologistas, las políticas de eficiencia deben dejar paso a las de suficiencia, y el crecimiento debe terminar y dejar espacio a un decrecimiento a nivel mundial. Esa es la única vía posible para que todas las personas puedan vivir dignamente respetando los límites del planeta Tierra.
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Fuente: Ecologistas en Acción