Aire, no te vendas, por GRAIN

El término "servicios ambientales" y la idea de pagar por ellos se popularizaron en la última década. En ese período pasó de ser una expresión inicialmente utilizada por especialistas en áreas muy específicas de la economía y los recursos naturales, a ser un concepto presente de manera frecuente en documentos gubernamentales, del Banco Mundial y otros organismos internacionales, de centros universitarios y organismos empresariales

Revista Biodiversidad, sustento y culturas N° 42

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Asimismo, es un término que ya no usan sólo los economistas, los ministros, los funcionarios internacionales o los ingenieros ambientales. Se ha integrado también al vocabulario de organismos de desarrollo, ONGs y organizaciones sociales. A pesar de no tener una definición clara, "servicios ambientales" y el "pago por servicios ambientales" han pasado a engrosar las filas de aquello que al parecer debemos aceptar como obvio e incuestionable.

Sin embargo, el concepto de pago por servicios ambientales surgió y se ha fortalecido producto de visiones y objetivos muy específicos. Su amplia circulación actual se debe a que armoniza perfectamente con el contexto social y político que vivimos, más allá de las intenciones que hayan podido tener quienes primero lo utilizaron. Reconocer y comprender sus raíces puede ayudar a enfrentar y adelantarse de manera más efectiva a los muchos efectos que su aplicación pueda tener.

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