Agroecología de maquillaje
Tal como algunos dirigentes agrarios, funcionarios, académicos y técnicos están planteando actualmente y reclaman las organizaciones sociales: ¿la agroecología podría contribuir a la revisión crítica del modelo agrario predominante, asumiendo sus graves consecuencias y el grado de conciencia de productores y ciudadanos consumidores? O ¿será sólo parte de discursos y mínimas medidas para “maquillar” aspectos críticos del modelo de producción y consumo, cambiando algo para que no cambie nada?
AGROECOLOGÍA. Cambiar algo para que nada cambie. (1ª. parte)
"El debate en torno a la/s agroecología/s, constituye un intento de respuesta a algunas de las consecuencias del modelo agrícola predominante..."
¿Se está poniendo de moda la agroecología en América Latina y el mundo? ¿Porqué ahora si hace más de 30 años es un tema vigente? ¿Entre quiénes crece en Argentina el interés por la agroecología? ¿de qué agroecología/s se está hablando? Estas son algunas de las preguntas necesarias, ante la generalización de discursos y propuestas en algunos sectores de la producción agraria y grupos crecientes de ciudadanos-consumidores preocupados por su alimentación.
Bienvenida la agroecología
La demanda social fue instalando hace más de 20 años la producción “orgánica” biológica o ecológica, que fue creciendo, pero tomando características diferenciales a lo largo del tiempo, ya que si bien atendía algunas necesidades -sobre todo de los exportadores y sectores de altos ingresos- no alcanzaba a dar respuesta a necesidades de amplios sectores de la sociedad. Distintas instituciones públicas y ámbitos del Estado contemplaron parcialmente algunos de estos requerimientos, con discontinuidad, enfoques diversos e, incluso, groseras contradicciones que se mantienen –a pesar del retroceso general - hasta nuestros días. Viendo lo que sucede en la ex Secretaría de Agricultura Familiar, Facultades de Ciencias Agrarias, algunos Ministerios provinciales y municipios nos sobrarían ejemplos.
También el INTA es un buen ejemplo. En algunas áreas y regiones se “reprime” hablar de agrotóxicos e incluso de agroecología; son mal vistos programas que incorporan la agroecología para el logro de la sustentabilidad; se discrimina a la agricultura familiar y se desfinancian programas que la incluyen. Simultáneamente: se sigue promoviendo el Programa PROHUERTA; se diseña y asesora a la huerta orgánica presidencial en Olivos; se asisten ferias y procesos de transición agroecológica en distintos territorios.
Nos alegra que también INTA impulse un primer curso virtual -de escala nacional y dirigido a todo público- de agroecología, conjuntamente con SUPAGRO de Francia. Miles de los interesados ya están inscriptos.
La agroecología no es una casualidad
El debate en torno a la/s agroecología/s, constituye un intento de respuesta a algunas de las consecuencias del modelo agrícola predominante, entre ellas el deterioro ambiental, el uso masivo de agrotóxicos y su incidencia sobre la salud de productores, trabajadores, docentes, alumnos rurales, técnicos investigadores y habitantes de zonas desaprensivamente fumigadas y entre los ciudadanos-consumidores de prácticamente todo el país. No faltaron demandas sociales y ambientales que estuvieron muy presentes para la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria-CaLiSA de la FAUBA, desde su documento constitutivo (2010-2011).
La agroecología, conjuntamente con la economía social, la agricultura familiar y un rol activo de los ciudadanos-consumidores se consideraron claves para cualquier propuesta democratizadora y transformadora de la producción y la alimentación de toda la sociedad. Esta visión orientó todas las líneas de trabajo que se desarrollaron con el compromiso solidario de muchas personas y actores sociales: cursos y programas de formación en distintos territorios; proyectos de investigación y extensión en áreas rurales; desarrollo de alternativas comerciales; extensión para los sectores con menos recursos e investigación de apoyo; propuestas y/o análisis de políticas públicas; sistema participativos de garantía-SPG de manejo agroecológico; presencia en el Salón de Actos de Miguel Altieri, Eduardo Sevilla Guzmán, José Luis Coraggio, Alejandro Rofman, Enrique Martinez; etc
Las propuestas agroecológicas
En base a las múltiples experiencias y procesos desarrollados en todo el país en los últimos 20 años por organizaciones y movimientos de la agricultura familiar, organizaciones de la economía social, redes, espacios de comercialización directa productores-consumidores, comercializadoras solidarias, organizaciones, nodos o grupos de consumidores de productos “sanos” (sin agrotóxicos) etc., con el apoyo de organismos públicos en la gran mayoría de los casos, nos hacemos una pregunta cuya respuesta probablemente oscile entre los dos extremos.
Tal como algunos dirigentes agrarios, funcionarios, académicos y técnicos están planteando actualmente y reclaman las organizaciones sociales: ¿la agroecología podría contribuir a la revisión crítica del modelo agrario predominante, asumiendo sus graves consecuencias y el grado de conciencia de productores y ciudadanos consumidores? O ¿será sólo parte de discursos y mínimas medidas para “maquillar” aspectos críticos del modelo de producción y consumo, cambiando algo para que no cambie nada?
Analizar para comprender y actuar
Vista la complejidad del tema, las interrelaciones, actores e intereses de quienes hablan de agroecología actualmente, consideramos que es muy dificultosa la transición agroecológica:
- sin tener como referencia que la producción agraria es sólo la etapa inicial de un sistema, el Sistema Agroalimentario y Agroindustrial de Argentina, históricamente relacionado con el Sistema Mundial; un Sistema donde cada vez es mayor la concentración y transnacionalización en la elaboración, distribución mayorista y exportación;
-sin cambios en la comercialización, elaboración y distribución de los alimentos producidos, para lo que se requiere una organización social basada en otro tipo de economía y otro tipo de valores; fortalecer el vínculo con los ciudadanos consumidores es una prioridad que está más allá del “negocio”, ya que son aliados imprescindibles para las transformaciones;
- haciendo abstracción de la gravedad de la crisis que está atravesando el modelo agrario dominante a nivel mundial y de Argentina, incapaz de alimentar a la población y sometido a las incertidumbres de los mercados, el oligopolio de los proveedores de insumos, la degradación de los recursos y pérdida de biodiversidad, la crisis energética, el cambio global y las demandas de alimentos sanos por los consumidores. Las grandes corporaciones lo tienen muy claro y ajustan en función de ello sus nuevas estrategias; temática sobre la que nos detendremos en próximas notas;
- ignorando la creciente concentración de la tierra para usos agrícolas -más del 5 % en manos extranjeras- la producción, comercialización, exportación y el poder, cuando son cientos los conflictos que enfrentan los agricultores familiares para poder seguir viviendo y produciendo, a fin de impedir su expulsión y su emigración a los centros urbanos;
- si no hay acceso a la tecnología y al financiamiento adecuado, para lograr una producción más “sana” y menos perjudicial para productores y consumidores de alimentos. El diálogo de saberes entre los agricultores, técnicos e investigadores “educados para la vida”, es parte de esta transición, donde además de la dimensión técnico-productiva, debe facilitarse el acceso a los recursos y atender dimensiones económico-comerciales, sociales, ambientales, culturales, políticas y éticas;
- si no se cuenta con una estrategia nacional de desarrollo que incorpore entre sus prioridades a la soberanía alimentaria y, en tanto se la construye, se fortalecen las experiencias y procesos que la están impulsando;
- si se mantiene la inflación, caída de ingresos, desocupación y exclusión que impide el acceso a los alimentos de un alto porcentaje de la población argentina, donde el 48 % de los jóvenes pertenecen a hogares pobres, crece la exclusión y la población “descartable”.
Finalmente, si no democratizamos la economía e impulsamos transformaciones basadas en la fraternidad y la solidaridad ¿será posible satisfacer necesidades básicas y alcanzar tierra, techo, trabajo y alimento sano para todos? De esto seguiremos hablando en próximas notas.
Fuente: CALISA - FAUBA