La instalación en el escenario alimentario y energético mundial y regional, con precisión quirúrgica, fuerte poder económico y un enorme lobby mediático, de los biocombustibles o agroenergéticos, produce un quiebre en el destino de millones de toneladas de alimentos que se utilizaran para mantener la insostenible voracidad energética de los países hiperdesarrollados, potenciando una inequidad ya existente en buena parte de la humanidad