Silvia Ribeiro

El equipo del famoso y polémico genetista Craig Venter hizo público el viernes 25 de enero, a través de un artículo en la revista Science, que había logrado construir artificialmente el genoma completo de una bacteria, usando lo que se denomina "biología sintética". Se trata de una bacteria -mycoplasma genitalium-, que fue seleccionada entre todos los organismos que ya se han secuenciado, por tener la menor cantidad de genes. Sólo para entender de qué estamos hablando: son genes construidos artificialmente y luego ensamblados usando como guía el mapa del secuenciamiento de dicho organismo.

Ciencia fuera de control

Frente a los obvios problemas de la llamada primera generación de agrocombustibles (a partir de cultivos como caña de azúcar, maíz, soya y palma aceitera) -por ejemplo su nula o negativa eficiencia energética- la industria y gobiernos, apoyados en algunos investigadores académicos, hablan de una "segunda generación" que superaría estos problemas, y también el de la competencia con los cultivos alimentarios.

Más allá de la segunda generación de agrocombustibles

Pese a que son ampliamente criticados desde muchos puntos de vista, los combustibles agroindustriales siguen en alza. No es extraño, ya que según estimaciones del Financial Times, sólo en los países de la OCDE reciben hasta 15 mil millones de dólares de subsidios anuales (FT, 30/10/2007). Subsidios públicos que van a engordar el lucro privado, a los que se suman los múltiples subsidios indirectos que reciben algunos cultivos destinados a ese fin, como el maíz en Estados Unidos

Agrocombustibles: lo que sigue

Se está reuniendo en Bali, Indonesia, la decimotercera Conferencia de Naciones Unidos sobre cambio climático, tema cada vez más álgido, tanto por la agudización de los impactos de esta tragedia anunciada como por los fuertes intereses comerciales que moviliza. Este año se expresa claramente la polarización social global en torno al tema, particularmente con la instalación de la “Aldea de la solidaridad para un planeta sin calentamiento”, organizada por una amplia coalición de movimientos sociales y organizaciones civiles de Indonesia e internacionales, fuera de las reuniones oficiales

Cambio climático: los que lucran y los que resisten

A un mes del asesinato de Valmir Mota de Oliveira – Keno, de 34 años– del Movimiento de los Sin Tierra de Brasil (MST), a manos de una milicia armada contratada por la trasnacional Syngenta, la investigación de la policía del estado de Paraná responsabilizó por el crimen a nueve guardias privados y al dueño de la empresa NF Seguranca, Nerci Freitas. Durante el ataque murió también el guardia Fábio Ferreira, de 25 años. La investigación policial liberó al MST de cualquier responsabilidad por las víctimas del ataque, que ha sido condenado ampliamente por La Vía Campesina y muchas otras organizaciones en todo el mundo

Transgénicos sangrientos

Armando Villarreal Martha, líder de la asociación agrícola Agrodinámica Nacional de Chihuahua, declaró a la prensa que desde hace tres años se siembra maíz transgénico en ese estado, a sabiendas de que es ilegal. “Los campesinos sabemos que estamos cometiendo dos delitos: el de contrabando de semilla transgénica y su siembra, no aprobada por las autoridades”. Esto lo hacen, argumenta, porque pese a que la semilla transgénica es mucho más cara, han podido reducir la cantidad de agua utilizada y han conseguido mayor producción que con criollos o híbridos. Agrega que hay cientos de hectáreas sembradas, y nombra uno de los presuntos lugares de siembra: el ejido Benito Juárez, en el Municipio de Namiquipa ( La Jornada, 29 de octubre de 2007)

Transgénicos en México: La contaminación como estrategia

"El MST, Vía Campesina y Terra de Direitos, junto a decenas de organizaciones sociales, ambientales y de derechos humanos en Brasil condenan los hechos y exigen que se responsabilice a Syngenta por este asesinato, que la multinacional de transgénicos pague sus culpas ambientales y sociales, entregue el campo experimental y abandone el país. Demandas justas que merecen el apoyo de todos, así como el profundo reconocimiento y solidaridad a los movimientos en Brasil, por mostrar al mundo los crímenes ambientales y humanos que cometen los que promueven los transgénicos y pretenden monopolizar las semillas, la tierra y el agua"

Syngenta: milicias privadas y asesinatos

Gran parte de la producción industrial de leche en Estados Unidos y México utiliza una hormona transgénica de crecimiento bovino llamada rBGH, propiedad de Monsanto –que la denomina Somato-Tropina Bovina o BST (por sus siglas en inglés). Es una hormona que se le inyecta a las vacas y las hace producir hasta el doble de leche. Esto tiene efectos muy negativos en la salud del ganado, pero además puede tener consecuencias fatales para quienes consumen esos lácteos. Esta hormona transgénica provoca que suba en la leche el nivel de otra hormona llamada en inglés IGF-1 (factor de crecimiento insulínico tipo 1). Estudios recientes muestran que los niveles anormalmente altos de esta segunda hormona se asocian con el surgimiento de cáncer de seno, próstata y colon

Mala leche