Tanto en Francia como en Latinoamérica la estrategia de estas multinacionales es lograr a través de sus lobbies y de sus influencias políticas estrangular financieramente el desarrollo de los movimientos que intentan oponerse a la contaminación genética generalizada e irreversible de los sistemas agrícolas tradicionales en perjuicio de los campesinos, los consumidores, la salud pública y la preservación de los recursos naturales en su propio y lucrativo beneficio