"Este es el paso que falta: más allá de prohibir cultivos que no queremos, o que sabemos que no sirven o que lesionan la salud de los cultivos locales, lo que tenemos que hacer es promover modelos que partan del uso de la diversidad local, que incluyan la milpa diversa y sustentable, que propongan agriculturas sin fuego, que usen más recursos que solamente el maíz; en fin, que hagan un uso culturalmente robusto del paisaje peninsular."