El extractivismo minero-energético no fue tratado ni mencionado en los acuerdos de paz, y altos funcionarios del gobierno lo presentaron como fuente de financiación del posconflicto. Las actuales formas de explotación mineral con tecnologías altamente destructoras, como la denominada "minería a cielo abierto", constituyen la mayor amenaza sobre la frágil ecología del territorio colombiano.