Comunidades campesinas denuncian que tanto el río Sambingo como el Palo están muriendo por los abusos de esta práctica. El agua se ha convertido en un recurso estratégico del capital, excluyendo de este a la población que no puede comprarlo. Pasó de ser el líquido vital de la humanidad a una mercancía más de las grandes corporaciones transnacionales, privatizado y privilegiado, que aumenta las tasas de ganancia de un puñado de compañías.