La dualidad progresista no deja de sorprendernos: a principios de julio del año pasado, Rafael Correa, advirtió que su país haría todo lo posible para “garantizar la salud de los ecuatorianos” y exigió al gobierno de Colombia la suspensión definitiva de las fumigaciones con glifosato en la frontera norte. El mandatario señaló que no permitirá que continúen los daños medioambientales y a la salud de los pobladores causados para erradicar supuestos cultivos ilegales. ¿Cómo explica Correa que el herbicida del que amargamente se queja es el mismo que piensa utilizar en los cultivos de soja para la producción de “biocombustibles”?