Patricia Ramírez

La instalación de eólicas en el Istmo tiene antecedentes desde finales de los 90. Foto: Isabel Mateos Hinojosa / Cuartoscuro.com

El sonido es un zum, zum, zum. Torres gigantes con tres aspas que rotan sin parar se enfilan en el paisaje. En el trayecto está la carretera, los campos y el ejército de aerogeneradores de más de 100 metros de altura que forman parques eólicos. Zum, zum, zum, mientras el viento se siente con fuerza y las voces se escuchan por debajo de todo.

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