El sonido es un zum, zum, zum. Torres gigantes con tres aspas que rotan sin parar se enfilan en el paisaje. En el trayecto está la carretera, los campos y el ejército de aerogeneradores de más de 100 metros de altura que forman parques eólicos. Zum, zum, zum, mientras el viento se siente con fuerza y las voces se escuchan por debajo de todo.
Energía para la industria: los problemas de las eólicas en el Istmo de Tehuantepec