En una carta abierta enviada en agosto de 2024 al presidente Biden, al secretario Blinken y al secretario general Guterres, los movimientos sociales globales expresan su profunda preocupación por la crisis de Haití, arraigada en la desigualdad socioeconómica histórica y la interferencia extranjera. Instan a una reevaluación de la participación internacional, pidiendo el fin de la presencia militar extranjera y el apoyo a los grupos armados. La carta destaca el vínculo entre la afluencia de armas y la violencia de las pandillas, insta a poner fin al acaparamiento de tierras y exige respeto por la soberanía de Haití. Enfatiza la necesidad de una solución liderada por los haitianos, apoya las prácticas agroecológicas para la soberanía alimentaria y pide el cese de las deportaciones, abogando por el empoderamiento local y la inversión en las comunidades haitianas.