Como dijo Sandino, mientras Nicaragua tenga hijas e hijos que la amen, Nicaragua será libre. La marcha ya empezó. ¡Sí se pudo! Fue el grito espontáneo del campesinado cuando finalmente llegaron al punto exacto donde les esperábamos. Una marcha de más de 50 horas que inició desde que el primer campesino y la primera campesina, de las zonas más alejadas del país, aliñó su morral de comida llenando su espíritu de convicción y su corazón de determinación. La número 53, y la tercera de carácter nacional.