Durante los primeros años de este siglo, marcado por drásticos cambios y amplias disensiones, entre ellos el climático, la agricultura retorna a la palestra mundial por ser ahora la principal generadora de los llamados "combustibles verdes" -producidos con insumos orgánicos como maíz y caña de azúcar, entre otros-, los cuales no serán los sustitutos de los fósiles pero sí ayudarán a expandir las ganancias de la industria biotecnológica y al reciclamiento de las empresas petrolera y automovilística.