17/02/2007
Nuestro Maíz, por
Antonio J. Hernández
Felíz iba con mi señor padre a ver el hermoso campo verde sembrado de maíz criollo en aquellos cerros de Oaxaca, México., mientras yo trataba de acelerar el paso de aquel viejo caballlo mi papá me explicaba los fdiferentes tipos de maíz que sembraba y que de hacía mucho tiempo también le había sido enseñado por su padre y, los conocimientos le había sido transmitido por varias generaciones. Yo, un niño de escaso 7 años,, no le ponía mucha atención sino me limitaba a contemplar los enormes maizales temporaleros que daba gusto perderse entre la milpa.
Ya de grandes mis hermanos siguieron con la misma tradición de cultivar diversas variedades de maíz y que nunca dejaramos de hacerlo porque era nuestro alimento sagrado que nuestros ancestros nos lo habían ddejado como herencia y, que estaba en nuestras manos su uso y conservación. Ahora con qué cara nuestra generación va a responderle a esas personas que durante cientos de años cultivaron y rendieron culto al maíz si no hemos sabido cuidarla, por qué de una u otra forma hemos cedido nuestra soberanía agroalimentaria a las grandes transnacionales, por qué no hemos guardado celosamente, como lo hicieron ellos durante años, tienen razón las grandes empresas y países idustrializados en patentar y registrar sus descubrimientos porque ellos desarrollaron la tecnología en base a nuestro maíz que alevosa y ventajosamente se llevaron, y si no lo hubiéramos conservado qué. Lo más lamentable aquí es que no se retribuye en ninguna forma a las comunidades indígenas y campesinas por haber conservado estas semillas y que todos nosotros hacemos uso de ella.
Con qué derecho, personas extrañas lleguen y digan Don Pepe usted no puede sembrar este maíz porque yo poseo los derechos y si lo siembra incurrirá en una demanda por la violación de derecho de propiedad, a lo que Don Pepe le respondería: Señor no entiendo lo que dice, yo sólo voy a sembrar el maíz que siempre he sembrando y no sé por qué ahora tengo que pagar por hacer lo que siempre he hecho.
Es aquí otra triunfo de las grandes empresas semilleras y la ineptitud de nuestros gobernantes por proteger estos recursos que son estratégicos para nuestra autosuficiencia y seguridad alimentaria. Si se le encontró nuevas propiedades energéticas al maíz, no hay ningún problema, siempre y cuando estos se utilicen para el bien común y no sólo en beneficio de unos cuántos.
Seguiremos trabajando para encontrar una solución, de tal manera que no salga ningún grupo afectado, se necesita una solución que considera el bienestar de TODOS.