La ola de conversiones de hábitats de los pueblos indígenas y negros en áreas protegidas que se suscitó en la década de los años 90, se ve en la actualidad sometida a los designios "desarrollistas" de los organismos internacionales y las elites feudales, los que después de haber denegado los derechos territoriales de nuestros pueblos pasan ahora al simple negocio, fomentando megaproyectos distantes de la esencia de la conservación que predicaron en el pasado