El 22 de marzo fue declarado por las Naciones Unidas como el Día Internacional del Agua. Con esta declaración se confirma al agua como un derecho humano. A pesar de que este día debería servir para concientizar, se torna como una de las causas para la criminalización, más que un derecho para los pueblos originarios. El agua y otros bienes que hay en los territorios de los pueblos originarios no se pueden entender de forma aislada a los otros bienes, como el aire, tierra, fuego, animales. Son interdependientes con las personas, los pueblos y la comunidad, como muy bien lo sostiene el texto constitucional que están discutiendo en Chile, sobre la naturaleza.