Las agroempresas transnacionales (Du Pont, Monsanto entre otras y sus subsidiarias nacionales), con su modelo de agricultura comercial intensiva (producción de monocultivos, transgénicos, uso intensivo de agroquímicos, proliferación de cadenas de supermercados, transporte masivos de alimentos, deshechos alimenticios y otros), están degradando y salinizando las tierras, han extraído excesivamente el agua subterránea, han incrementado la resistencia a las plagas y erosionado la biodiversidad, han incrementado la deforestación y lógicamente, agotan los recursos naturales y aumentan la emisión de gases de efecto invernadero (GEI).