Para quienes el tema de los organismos y alimentos modificados genéticamente constituye una preocupación real, tanto por las insospechadas consecuencias de su consumo, como por el secretismo en que estos cultivos se autorizan en nuestro país, la lucha por lograr que los ciudadanos de nuestro país puedan ejercer el derecho a decidir informadamente ha tenido momentos de satisfacción y otros que retrotraen todo ese optimismo a una situación de pesimismo anterior