Casi cinco mil personas llegadas de los puntos más distantes del país marcharon, al inicio de la primavera, por la ciudad para reclamar por la tierra, su tierra, amenazada por un modelo productivo que la agota, la contamina y la parcela, acorralando a los animales y entubando el agua que debería ser comunitaria. Las mujeres son mayoría en este movimiento campesino e indígena; aquí, sus historias, sus luchas y su propuesta para la producción de alimentos